"CiU no puede implicarse a fondo en el Gobierno de España si no gobierna en Cataluña"
En un viaje relámpago a Londres, Artur Mas anunciaba esta misma semana que CiU está dispuesta a intensificar su colaboración con el PSOE. El voto favorable de los nacionalistas catalanes a los Presupuestos Generales del Estado y a la Ley Orgánica de la Educación (LOE), después de presentar enmiendas a la totalidad, son síntomas de cambio de rumbo. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, matizó que por ahora es imposible un pacto estable pero, al tiempo, dejó la puerta abierta a futuros acuerdos. Mas, para quien ahora PSOE y PP ya no son la misma cosa, se prepara para una futura alianza con los socialistas, si los resultados de las próximas elecciones generales lo permiten, pero advierte de que esa implicación en Madrid sería incompatible con su "aislamiento" en Cataluña. CiU quiere dejar la gélida oposición para volver a los confortables salones del poder. Mas se prepara para arrebatar la presidencia a Pasqual Maragall.
"Si todo pasa por salvar a Zapatero, no tendremos un buen Estatuto"
"Esquerra Republicana se amamanta de la mala leche del Partido Popular contra Cataluña"
"Zapatero nos tendrá a su lado para ayudar a la pacificación de Euskadi. Y si ello comporta una negociación política, CiU está dispuesta a ayudar"
"Ha cambiado la actitud del PSOE, no la de CiU. Nuestra voluntad de hacer aportaciones a la política española es la misma ahora que hace un año"
"El PP actúa como una piña. El PSOE es sálvese quien pueda"
Pregunta. ¿Cómo afronta las negociaciones sobre el Estatuto?
Respuesta. CiU contribuyó decididamente para que saliera un buen Estatuto. Ahora la responsabilidad del PSOE y del PSC es devolver uno bueno a Cataluña.
P. ¿Qué entiende por un buen Estatuto?
R. Uno cuyo núcleo no quede desnaturalizado. Y eso significa el modelo de financiación, la definición de Cataluña, la relación bilateral entre Cataluña y el Estado, el incremento de competencias y su blindaje. A Cataluña no puede volver un Estatuto con encefalograma plano.
P. ¿El término nación?
R. El término nación tiene que figurar en el articulado.
P. ¿Cataluña tiene que recaudar todos los impuestos?
R. El texto definitivo tiene que respetar las partes esenciales del modelo de financiación. Tenemos que defender íntegramente el Estatuto que salió del Parlamento de Cataluña aunque somos conscientes de que en la mesa de negociación el todo o nada significa nada.
P. Usted ha defendido que las demandas que incluye el Estatuto pueden obtenerse por etapas.
R. Cataluña ha fijado un horizonte de autogobierno y hay que alcanzarlo. Lo ideal sería de golpe. Pero es imposible porque el PSOE ha incumplido su compromiso de aprobar el Estatuto que saliera del Parlament. Ahora no podemos dar un paso pequeño, sino un paso grande. Y lo que quede pendiente, obtenerlo de forma progresiva.
P. Antes usted mismo rechazaba un Estatuto por etapas y proclamaba las virtudes del órdago.
R. Antes redactábamos una lista de temas para negociar y ahora hemos puesto sobre la mesa todo lo que quiere Cataluña. Y le hemos dicho a España: nosotros queremos llegar hasta aquí. Ahora hay que comprobar qué está dispuesto a aceptar el conjunto de España y qué retorna el PSOE a Cataluña. Es obvio que cualquier rebaja se producirá porque la quiere el PSOE. Por nosotros quedaría intacto.
P. ¿Las negociaciones deben ser bilaterales o de carácter multilateral con los cuatro partidos que apoyaron el Estatuto en Cataluña?
R. Tiene que reproducirse el esquema que funcionó en Cataluña. El tripartito por una parte, para comprobar hasta dónde es capaz de llegar. Y en la otra, CiU con las manos libres e ir forzando una negociación al alza.
P. ¿No reclamaba unidad de acción de las formaciones catalanas en Madrid?
R. Sí, pero los socialistas han roto esa unidad por dos razones. La primera, cuando el PSOE no respeta el texto del Parlament y, la segunda, cuando el PSC anuncia que recuperará en el Congreso las enmiendas que le fueron rechazadas. Si el primer secretario del PSC, José Montilla, se sienta en el lado del Gobierno y no en la parte catalana, no puede haber unidad de acción.
P. ¿No será que con estas negociaciones bilaterales CiU quiere obtener algo más? Un acuerdo de gobernabilidad, volver a tener representantes en los órganos reguladores...
R. En esta legislatura los pactos y las alianzas ya están hechos y no cambiarán, ni en Cataluña ni en Madrid. Es inevitable. Por tanto, es evidente que no buscamos nada más. ¿Para próximas legislaturas? Las mayorías y minorías se configuran de acuerdo con la voluntad del electorado.
P. Algo ha cambiado en su relación con el PSOE. En 2004 vetaron los Presupuestos, ahora los han aprobado y han apoyado la LOE, tras retirar sus enmiendas a la totalidad.
R. Ha cambiado la actitud del PSOE, no la de CiU. Nuestra voluntad de hacer aportaciones a la política española es la misma ahora que hace un año. Al principio de la legislatura nos dieron un no por respuesta, porque el PSOE y José Luis Rodríguez Zapatero eran prisioneros, y en parte ahora también, del tripartito de Cataluña desde el punto de vista de las alianzas. No es mi intención hacer el discurso del PP. Pero en Madrid se han reproducido las alianzas que se dieron inicialmente en Cataluña. Y es evidente que una cosa derivó en la otra. Durante un tiempo se cerró el paso a CiU.
P. Usted sabe que a CiU se la quiere más en la calle de Ferraz [sede del PSOE] que en la calle de Nicaragua [sede del PSC].
R. Es lógico porque en Nicaragua somos adversarios directos y en Ferraz somos vistos como aliados interesados.
P. Una parte de los dirigentes del PSOE no esconde su predisposición a explorar alianzas con CiU.
R. La política es un ejercicio de presente y no un futurible, y sobre todo respecto a las alianzas. Y la estricta realidad es la de un tripartito en Cataluña y otro en Madrid.
P. Esta voluntad de colaboración en Madrid, ¿cómo se traduce en Cataluña?
R. En esta legislatura las alianzas pasan todas por el tripartito. Cualquier aproximación entre el PSOE y CiU pasa por los dos ámbitos al mismo tiempo. CiU no puede implicarse a fondo en un Gobierno de España si no gobernamos en Cataluña. He dicho implicarse a fondo, y lo subrayo. No es seguro que llegue a suceder porque puede haber, legítimamente, una voluntad de permanencia y de renovación del tripartito tanto en Cataluña como en Madrid. La única alternativa al tripartito es CiU.
P. La figura de Pasqual Maragall ¿propicia o dificulta esta colaboración a fondo?
R. No tengo opinión. Si el PSOE tiene que tomar algún día una decisión lo hará independientemente de una persona u otra.
P. ¿No cree que la continuidad de Maragall supone una perpetuación del tripartito catalán?
R. No lo sé. Es una decisión que no puedo tomar ni orientar.
P. Esta relación más cordial que CiU mantiene últimamente con ERC, ¿podría propiciar en el futuro un Gobierno de coalición o la situación está tan deteriorada que lo complica?R. No está deteriorada. Nosotros a ERC no la importunamos ni increpamos. Normalmente, siempre es a la inversa. Con Esquerra el clima de relación personal y política es mejor ahora que hace dos años. No es voluntad de CiU cerrar puertas a Esquerra. CiU ha demostrado con creces que no apuesta por su aislamiento en la política catalana, porque si hubiera sido así habríamos hecho una guerra a muerte contra el tripartito por el tema del Estatuto. Otros partidos hubieran actuado brutalmente contra el Gobierno para erosionarlo, como ahora hace el PP contra el Ejecutivo central.
P. Una colaboración con el PP que ha dado por cerrada durante una generación.
R. Y lo reitero. Si el PP persiste en su actitud impresentable hacia Cataluña, se quedará sólo y no conseguirá el apoyo de nadie, tampoco de CiU. Si la actitud de los partidos es correcta hacia Cataluña, nosotros colaboraremos, pero si utilizan de forma grosera a Cataluña para sus intereses electorales -lo que hace el PP- la colaboración queda archivada.
P. Josep Lluís Carod, líder de ERC, comentó que durante ocho años alimentaron el monstruo del PP y ahora aparentan no conocerlo.
R. A quien más le interesaba un PP agresivo era a Esquerra, porque gracias a Aznar subió electoralmente en Cataluña más que por méritos propios. ERC se amamanta de la mala leche del PP contra Cataluña.
P. ¿Este clima de crispación se está trasladando del ámbito político al social?
R. En esta reacción también tiene una responsabilidad importante el PSOE. Porque el PP está actuando como una piña en contra del Estatuto y de Cataluña. Y en cambio en el PSOE funciona el sálvese quien pueda. El problema es que algunos sectores del PSOE tienen connivencias ideológicas con el PP en relación con el Estatuto y Cataluña. Y se nota demasiado.
P. ¿Son los mismos sectores que preferirían un acuerdo con CiU antes que con ERC?
R. Nadie nos ha comentado sus preferencias.
P. El PSOE achaca al Estatuto el descenso en intención de voto que reflejan las encuestas.
R. Entiendo que lo piensen, lo digan y les preocupe. Pero el Estatuto no se puede hacer ni se hará a golpe de encuesta. El Estatuto es una apuesta a largo plazo que significa la renovación del pacto de convivencia entre Cataluña y España para muchos años y esto tiene consecuencias. Se puede reaccionar con sentido de Estado o a base del regateo corto. Si es a base de regateo corto y de protegerse electoralmente mandaremos el Estatuto a hacer puñetas.
P. El presidente Zapatero se juega su proyecto, el de la España plural, buscar una buena solución para el encaje de Cataluña en España. El eslogan electoral del PSC en las pasadas generales era "si gana Zapatero, gana Cataluña"...
R. No lo niego, pero puestos a elegir entre Cataluña y Zapatero, me preocupa más que pierda Cataluña. Si todo pasa por salvar a Zapatero no tendremos un buen Estatuto, porque habremos invertido los objetivos. Y el objetivo es que Cataluña tenga un buen Estatuto, no salvar a Zapatero.
P. ¿Y efectos secundarios respecto al País Vasco?
R. No lo sé. Pero si además en el Estatuto ponemos al País Vasco en medio, quizá el asunto será irresoluble. Tenemos que separar las estrategias porque una cosa es Cataluña y otra el País Vasco, y por tanto Cataluña necesita y se merece una respuesta específica. Zapatero nos tendrá siempre a su lado para ayudar a la pacificación de Euskadi. Y si ello comporta una negociación política a cambio de la pacificación, CiU está dispuesta a ayudar.
P. ¿Se han dado ya cuenta de que PP y PSOE no son lo mismo?
R. El PSOE que dirige Zapatero no es lo mismo. Pero durante 25 años hemos acumulado bastante experiencia y el PSOE tuvo actitudes hostiles contra la autonomía catalana. Igual que el PP. Pero es evidente que ahora el PSOE es claramente mejor que el PP respecto al modelo de Estado.
P. También ha habido un descubrimiento mutuo entre usted y Rodríguez Zapatero.
R. En la relación ha influido el tema generacional, la flexibilidad mental y política del presidente y la transparencia con que actúa CiU. Siempre le dije que CiU no puede renunciar a fijar un horizonte muy ambicioso de autogobierno para Cataluña. Y que si el pacto por el Estatuto pasaba por renunciar a ello, no habría Estatuto. El presidente hubiera podido cerrar puertas pero no lo hizo. Además, mucha gente se da cuenta que CiU no es un hecho coyuntural que subsiste porque había una persona delante. CiU es una realidad viva, aunque les pese a muchos. Y también es vista como un factor de estabilización y de eficacia en la política española. En estos momentos, sobre todo por contraste.
P. Este clima de crispación ¿tiene parangón en otras épocas?
R. Recuerdo tres situaciones. La primera el ataque despiadado del PSOE contra UCD. La segunda, desde una óptica catalana, el ataque brutal contra la figura de Jordi Pujol, cuando ganó las elecciones por mayoría absoluta. Y tercera, los ataques viscerales del PP contra el último Gobierno de Felipe González. La derecha española no se anduvo con chiquitas. Lo de ahora me recuerda a esa última etapa en la que todo vale para sacar del poder al PSOE. Pero ahora nos ha tocado la china a Cataluña. Cuando se asocia ETA con el Estatuto, significa que estamos en el todo vale y que el PP ha identificado que el Estatuto y Cataluña pueden derribar al Gobierno de Zapatero.
P. ¿Han ayudado también las debilidades y errores del tripartito?
R. Si el tripartito no gobernase en Cataluña, el Estatuto pasaría más fácilmente por España. Es evidente.
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