El impacto de una estrella
El restaurante El Lago de Marbella recibe el prestigioso galardón de la guía Michelín a los cinco años de su apertura
La Navidad para los trabajadores del restaurante El Lago de Marbella (Málaga) se ha adelantado un mes. El pasado viernes 18, mientras disfrutaban de los primeros días de sus merecidas vacaciones, una llamada del director de la escuela de hostelería de La Cónsula, Rafael de la Fuente, les confirmó que acababan de entrar en el selecto club de restaurantes que cuentan con una estrella Michelín, galardón que cada año concede la prestigiosa guía gastronómica de tapas rojas.
Una sorpresa que, por inesperada, ha dejado algo perplejos a los dos máximos responsables de El Lago, aún impactados por la concesión de este codiciado premio. "Rafael de la Fuente me dijo que nuestro restaurante figuraba en la lista de premiados por la guía Michelín que cada año adelanta el periódico La Vanguardia y más tarde un crítico gastronómico malagueño me confirmó que nos habían dado una estrella", recuerda Francisco García, que dirige El Lago desde su fundación en el año 2000.
García, un malagueño de 34 años formado en la escuela de hostelería de La Cónsula, aún no se cree que los invisibles inspectores de la guía Michelín hayan preferido su negocio entre los muchos que, en su opinión, se merecen esta distinción en la Costa del Sol. "La noticia me dejó frío, porque la guía suele ser muy rácana con esta zona y suele premiar a restauradores de Cataluña y del País Vasco, donde están los negocios de los grandes de la cocina española, como Arzak, Martín Berasategui, Santi Santamaría o Ferrá Adrià. Muchos clientes nos decían que si tuviéramos el negocio allí ya hace tiempo que nos hubieran dado la estrella", explica García, que hace extensible el premio "a la gente que se preocupa por dar a conocer la cocina andaluza y por crear escuela".
En este reconocimiento ha influido mucho la labor de Celia Jiménez, que a sus 29 años es la jefa de cocina de este vanguardista y creativo restaurante marbellí. De la cabeza de esta joven cordobesa formada en La Cónsula y de su equipo salen platos como la ensalada templada de boletus y jibia con mahonesa ligera de trufa; la brocheta de carabineros con mollejas, judías kenia y trompetas de la muerte; los chipirones salteados rellenos de foie con cebolla dulce y migas crujientes o el cabrito asado con cous cous de higos y hierbabuena. "La creatividad nace echando muchas horas de trabajo con el equipo. Es ahí, delante de los fogones, con el trabajo constante, donde nacen las ideas para los plato", explica Celia Jiménez, superada aún por el impacto que le causó la noticia. "Es que sólo llevo un año como jefa de cocina", se justifica modesta esta cocinera que ya a los 11 años apuntaba las recetas de las comidas que hacía su abuela y que tuvo que vencer las reticencias de sus padres para poder trabajar entre fogones.
“Somos conscientes de la carga que trae aparejado el premio, así que habrá que intensificar la tensión con la que ya trabajábamos”, indica García, que aprovecha sus vacaciones para disfrutar de su hija pequeña y de su esposa, a las que dice tener algo olvidadas por lo absorbente de su trabajo.
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