Ciudades y regiones piden a la UE que aplique su política de cohesión en el norte de África
Clos reclama a la UE un plan de desarrollo para que el Mediterráneo crezca como Chi na
Alcaldes y presidentes regionales europeos y del norte de África pidieron ayer en Barcelona que la Unión Europea (UE) aplique para el norte de África y el este del Mediterráneo el modelo y la metodología de la política regional y de cohesión que tanto éxito ha tenido en los países del sur de Europa e Irlanda. En la clausura conjunta de la Conferencia de Ciudades y de la Cumbre Regional celebradas en los dos últimos días, el alcalde de Barcelona, Joan Clos, reclamó a la UE un programa de desarrollo económico para el área mediterránea que le permita alcanzar ritmos de crecimiento como los que se dan en China.
La primera Cumbre Euromediterránea de jefes de Gobierno y de Estado que hoy se abre en Barcelona se encontrará sobre la mesa las peticiones formuladas por los alcaldes y los representantes de las regiones de toda el área mediterránea, adoptadas con solemnidad ayer en el Palau de la Generalitat.
En presencia del secretario del Consejo de Ministros de la UE, Javier Solana, y del comisario de Pesca y Asuntos Marítimos, Joe Borg, los alcaldes, presidentes regionales y representantes de entidades asimilables firmaron una declaración en la que reclaman que los gobiernos, la UE y las agencias internacionales coordinen su política para la zona euromediterránea con las autoridades locales y regionales.
La declaración pide que se cree un foro euromediterráneo permanente de autoridades locales y regionales, reconocido por la Asociación Euromediterránea, y un banco euromediterráneo de desarrollo; que los acuerdos bilaterales se apliquen en el marco del enfoque global surgido del Proceso de Barcelona, abierto en 1995, y que la política regional y de cohesión de la UE "sirva de modelo y se adapte a las necesidades y las realidades de los socios mediterráneos".
Junto a las peticiones, la declaración incluye 10 compromisos de colaboración de las autoridades locales y regionales para alcanzar los objetivos de la Asociación Mediterránea en el ambito político, sociocultural y económico.
En este acto de clausura, el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, pidió el pleno reconocimiento de la "cooperación descentralizada". Es decir, de la aplicación de la participación activa de las regiones y ciudades en las políticas de la UE para el norte de África y el este del Mediterráneo. Maragall expresó su esperanza en que el impulso a la Asociación Euromediterránea que se expresa en la celebración de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno "sea la chispa que vuelva a poner en marcha la construcción de la UE", que está parada desde el bloqueo del proyecto de Constitución europea.
El alcalde de Barcelona, Joan Clos, reclamó que la UE se proponga convertir el área euromediterránea en "un polo de desarrollo que alcance los ritmos del 8% y 9% anuales que tanto nos admiran de China". Ésta es la fórmula, sostuvo, para dar trabajo a los jóvenes que, de otra forma, están abocados a la emigración.
Otra de las reuniones previas a la Cumbre Euromediterránea de jefes de Estado y de Gobierno, la V Conferencia de Presidentes de Parlamentos Euromediterráneos, fue clausurada ayer con asistencia de la vicepresidenta del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega. La vicepresidenta mostró su confianza en que la propuesta del Gobierno español sobre inmigración "tenga acogida" en la cumbre.
Solana relaciona la paz con el desarrollo
En 1995 se lanzó el Proceso de Barcelona con el objetivo de lograr el despegue político, económico y social del norte de África en asociación con la Unión Europea. Pero este desarrollo ha estado muy condicionado por el conflicto árabe-israelí, que frena las transformaciones políticas en la zona y ahuyenta a los inversores.
Javier Solana, alto representante de la UE para la política exterior, afirmó ayer que el Proceso de Barcelona fue posible porque en 1995 había "una esperanza de paz", que se truncó con el asesinato del líder israelí Isaac Rabin. Ahora, tras el abandono de Gaza por el ejército israelí, hay "otra vez una esperanza de paz", puesta de manifiesto por la apertura, ayer, del primer paso fronterizo entre la zona palestina y Egipto. De que se consolide depende el desarrollo de la región.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Pasqual Maragall
- Países mediterráneos
- Javier Solana Madariaga
- Declaraciones prensa
- Joan Clos i Matheu
- Ayuntamientos
- Cumbres internacionales
- Administración local
- Geopolítica
- Unión Europea
- Cataluña
- Relaciones internacionales
- África
- Gente
- Organizaciones internacionales
- Relaciones exteriores
- España
- Política
- Administración pública
- Sociedad