Un Buenos Aires de tango y farra
Recorrido por los locales donde la música y el baile no cesan
El tango, ya se sabe, trasciende la condición de género musical. Buenos Aires lo concibe como una religión, una actitud íntegra para afrontar los avatares de la existencia. El asunto es serio, quién lo duda, así que se impone desenmascarar el Buenos Aires tanguero en compañía de algún cicerone cualificado que discierna bien entre los rincones bananas (sobresalientes, en jerga lunfarda) y los caladeros de ese turismo que piensa en dólares. Y nadie mejor para esta tutoría que La Chicana, la pareja sentimental y artística que integran Dolores Solá y Acho Estol. Sus discos (Canción llorada, el maravilloso Tango agazapado) han asombrado en Argentina y Europa por su actualización del legado de Gardel y la profundidad burlesca, canalla, casi surrealista de unas letras, las de Acho, que ya se estudian en las escuelas de psicoanálisis del país ("Después de mear las plantas se piró por la ventana, / te dejó por otra diva tu perrito pequinés"). La pareja, además, protagoniza una preciosa película documental, Tango, un giro extraño, de Mercedes García Guevara, que se acaba de estrenar con buenas críticas en los cines porteños.
Acompañados por la pareja tanguera La Chicana (Dolores Solá y Acho Estol), recorremos los rincones míticos de la noche porteña para disfrutar de este género pasional: el bar Sur, La Viruta, el Bustamante...
"La Viruta siempre la recordaremos como el local donde actuó La Chicana por vez primera"
Sobre Dolores recae la delicada responsabilidad de sortear el tradicional bacheado bonaerense a los mandos de su Peugeot 205. Los primeros litros de nafta los consumimos en supervisar aquellos establecimientos que no debería pisar el curioso avispado, ese agujero negro entre las calles Balcarce, Defensa, Chile y Humberto Chino que representa al tango lo mismo que el lolailo al flamenco. Según ellos, de ahí se salvarían La Trastienda (Balcarce, 460) y Michelangelo (Balcarce, 433), una especie de catacumba tanguera cuyo encanto se disipa a la vista de las altas tarifas.
La primera parada estratégica tendrá lugar en Defensa, 1575, frente a ese parque Lezama que sirve de frontera natural entre los mágicos barrios de San Telmo y La Boca. Allí eleva su encanto decadente el centro cultural Torquato Tasso, un edificio decimonónico por el que han desfilado los mejores tangueros de toda la provincia. De ello se encarga desde hace 11 años su gerente, Hernán Greco, un joven irremediablemente contagiado por el virus de esta música. Él se encarga en persona de recorrer las tumultuosas cantinas de La Boca, en la calle de Suárez, o milongas de fama discontinua, como La Casona de Fernando (en la avenida de Garay con la calle de Pichincha), a la búsqueda de diamantes en bruto.
Pero hoy no es noche de tangueros imberbes, sino de dos veteranos ante los que sólo procede la reverencia. A la izquierda, con 89 años y un gesto áspero y huraño que jamás le abandona, los dedos de Aníbal Arias acarician el mástil de la guitarra con la agilidad de un chaval. A la derecha, la mirada azul y bondadosa de Osvaldo Montes, El Marinero, se ilumina a cada llanto de ese mismo bandoneón que flanqueó durante 15 años al maestro Aníbal Troilo. La experiencia, acompañada por una cena suculenta -picada, pasta y asado y un buen tinto del país-, se antoja algo más que satisfactoria. Y todo por un precio (60 pesos, unos 18 euros) muy razonable.
Chinos tangueros
Aprovechando que queda a sólo seis manzanas o cuadras, se impone la opción de echar un sorbo en el bar Sur (calle de Estados Unidos, 299). Rincón abigarrado, prieto y bohemio donde los haya, sus paredes son las mismas entre las que charlan y se enamoran los dos chinos tangueros de Happy together, la película del director Wong Kar-Wai (1997). Aquí se escucha tango y otras músicas esenciales (jazz, blues) al calor del vino argentino o el whisky, las bebidas por excelencia de la noche canalla bonaerense. "El escocés es el licor que loaba Troilo en El desencuentro o La última curda, a veces salpicado con alusiones más o menos sobrentendidas a la cocaína", anota Acho Estol mientras envenena un poco más la densa noche porteña con el humo de su cigarro.
La medianoche ya es sólo un vago recuerdo cuando el Peugeot 205 enfila la calle de Sarmiento, en el barrio de Palermo, y estaciona frente a la cochambrosa mole de hormigón del 4006. Allí se levanta La Fábrica, un delirante invento del grupo de tango-punk Las Muñecas que funcionó hasta 2004 como inmensa milonga (local para bailar tango). A la espera de que recupere su licencia de apertura, merece la pena intentar amigarse con Axel Mastronardi y Mario Bulacio para que franqueen el paso a este inconcebible museo de la mugre, un antiguo molino decorado, en el mejor de los casos, con desechos rescatados del contenedor. Verídico: tanguismo underground para delirio compartido de jóvenes gambas y honorables padres de familia.
¿No se nos estará yendo la mano con tanta alternatividad? Dolores y Acho optan por enderezar el rumbo con una escala en La Viruta (calle de Armenia, 1366, barrio de Palermo), concurridísima milonga en la que ensayan el giro extraño del tango desde la joven de busto marmóreo hasta el macarra con el peine asomando por la trasera del pantalón o la pareja de turistas con ojos rasgados. "El Sunderland Club tiene más solera y encaja mejor con los patrones clásicos", admite La Solá, "pero La Viruta siempre la recordaremos como el local donde actuó La Chicana por vez primera".
Aquí se imparten clases elementales de tango a última hora de la tarde, para luego comer algo de pizza en esas mesas y sillas remotamente blancas de pic-nic dominical. Los bandazos del pinchadiscos no admiten parangón en toda la ciudad: las ráfagas de tango orquestal se alternan con descansos en clave tecno-discotequera o generosas raciones de cumbia villera, la música favorita de los barrios. El público que se aferraba con Pugliese enloquece ahora con la voz de Gilda, la malograda cantante a la que sus seguidores formulan deseos, como una santa del pueblo, en peregrinación al lugar donde perdió la vida en accidente de tráfico en 1996 (en el kilómetro 129 de la ruta 12, en la provincia de Entre Ríos).
El Bustamante
Pero lo bueno se acaba, incluso en una ciudad como Buenos Aires, y se impone decidir el cierre del periplo antes de que el sol pasee su reflejo por el río de la Plata. El bar Roberto, en Bulnes, 331, es un reducto delicioso de tangueros con solera, pero cierra las noches de sábados y domingos. Así que apostamos fuerte y encaminamos nuestros pasos hacia el Bustamante, 112, recién abierto en esta misma dirección.
El Bustamante es una guarida que cuesta trabajo encontrar incluso en la ordenada cuadrícula del callejero bonaerense. La incursión, con todo, bien merece la pena. Este piso bajo de paredes descascarilladas, mobiliario vetusto y una televisión que por poco no conoció a Carlitos Gardel, está regentado por una hija de gallegos, Estela Díaz, cantante del grupo Las del Abasto. Ella se encarga de que no falten chatos de vino y cerveza Quilmes en las mesas.
Estela acaba de sufrir una trágica muerte en la familia, pero tiene arrestos para deshacerse el nudo en la garganta, agarrar el micrófono y cantarle a don Carlos. Es el mejor epílogo, agridulce como un buen tango, para la agitada noche porteña.
GUÍA PRÁCTICA
Datos básicos- Prefijo telefónico: 00 54- Población de Argentina: 36 millones en 2001; Buenos Aires: 8.700.000.Cómo llegar- Aerolíneas Argentinas (900 955 747; www.aerolineas.com.ar) ofrece vuelos ida y vuelta a Buenos Aires, saliendo de Madrid y Barcelona, desde 439 euros, tasas no incluidas.- Air Madrid (902 515 251; www.airmadrid.com) dispone de ofertas ida y vuelta a Buenos Aires desde 649 euros, tasas no incluidas.- Iberia (902 400 500; www.iberia.com) tiene ofertas de ida y vuelta a Buenos Aires desde 760 euros, con tasas incluidas.- Varig (wwwl.varig.com.br) ofrece vuelos ida y vuelta, vía São Paulo, desde 827 euros, con tasas incluidas.Información- Secretaría de turismo de Argentina (114 312 22 32; www.turismo.gov.ar).- Oficina de turismo de Buenos Aires (114 313 01 87; www.bue.gov.ar).- Oficina de turismo de Argentina en España (91 771 05 00). Pedro de Valdivia 21. Madrid.- Consulado General de Argentina en España (914 02 51 15). Pedro de Valdivia 21, bis. Madrid.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.