Memoria de los grandes en Oviedo

Gandhi, Churchill, Chaplin, Stravinski, Falla, Roncalli, Reyes, Camus, Owens, Sájarov, Ortega, Marañón, Monnet y García Lorca se reunieron ayer en Oviedo, convocados por la Fundación Príncipe de Asturias. Son 14 apellidos ligados a personajes que fueron símbolos y arquetipos del mejor legado moral de la convulsa centuria precedente, pero que fallecieron antes de la creación de estos premios.

Nunca tales protagonistas habían estado juntos, aunque algunos sí llegaron a conocerse y a admirarse. Ahora lo han hecho sus descendientes. Ayer por la mañana fueron recibidos en audiencia en Madrid por el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, y, por la tarde, compartieron escenario en el auditorio de Oviedo en una ceremonia de exaltación de valores éticos. Allí se oyó el legado moral del pacifista indio Mahatma Gandhi, en la voz de su nieto Arun Gandhi, presidente del Instituto Gandhi para la No Violencia; las advertencias y diagnósticos del científico y disidente soviético Andréi Sájarov en palabras de su viuda, Elena Bonner, leídas por la hijastra del premio Nobel, Tatiana Yankelévich; y el relato de la aleccionadora conversación íntima que el actor y cineasta Charles Chaplin, Charlot, mantuvo con su hija Jane, actriz y guionista, para explicarle que no existe la genialidad, sino el tesón, y que sólo alcanza sus metas quien no tiene miedo al ridículo.

"Quienes creen en la paz son granjeros que siembran semillas en la gente", dijo el nieto de Gandhi

En el auditorio ovetense, resonó de nuevo el verbo cálido y profundo del poeta chileno Pablo Neruda, recitado por su sobrino el escritor Bernardo Reyes, y la poesía vital y nunca silenciada de Federico García Lorca, leída por su sobrina Laura García-Lorca. Y sonaron los acordes de Manuel Falla (Siete canciones populares) y las Canciones antiguas españolas, de Federico García Lorca.

La Fundación Príncipe de Asturias, que alcanza este año su 25º aniversario, volvió la vista atrás para espigar algunos de los mejores testimonios de la última centuria para testimoniar el legado ético y moral de grandes figuras del siglo XX. Arun Gandhi, nieto del asesinado pacifista indio, con quien compartió parte de su adolescencia en Suráfrica, sostiene, como su abuelo, que "quienes creen en la paz son granjeros que siembren semillas en las mentes de las gentes". "Ha llegado el momento en que la humanidad precisa otra forma de vivir. Mi abuelo me enseñó que la ira, como la electricidad, hay que utilizarla de forma sabia y positiva. Las pequeñas cosas sencillas pueden generar grandes cambios".

Pero no todas las visiones son coincidentes. En su mensaje, Elena Bonner, viuda de Sájarov, planteó la situación actual del mundo en términos de disyuntiva. "Hoy existen dos caminos: o el terrorismo derrota a la civilización, o la civilización encuentra la fuerza y el valor para vencer al terrorismo", aseguró. Arun Gandhi ofreció una opción diferente: "La creencia de que, como diría el presidente Bush, podemos destruir a los malos y hacer el mundo más seguro para los buenos, se ha puesto en práctica durante siglos y está demostrado que no funciona". Para que no haya "violencia física", dijo, hay que evitar la "violencia pasiva", que es la que se ejerce "sin fuerza" pero daña de modo "moral, ético, social cultural, económico o de cualquier otra forma".

Duncan Sandys, nieto del estadista británico Winston Churchill; Catherine Camus, hija del escritor y pensador francés Albert Camus; Paloma Varela Ortega, nieta del filósofo español José Ortega y Gasset; tres nietos del médico y pensador español Gregorio Marañón; y Jean Marc Lieberherr, nieto del europeísta francés Jean Monnet, y Gloria Owens Hemphill, hija del atleta negro estadounidense Jesse Owens, fueron otros participantes en este encuentro, que la Fundación Príncipe de Asturias bautizó como "Memoria de los grandes". También estuvieron John Stravinski, nieto del compositor ruso, y un sobrino del Papa Juan XXIII.

Graciano García, director de la Fundación Príncipe de Asturias, explicó este encuentro como "la lucha tan humana por la memoria, contra el paso del tiempo y del olvido" y como un ejemplo de "victoria contra la ingratitud".