Una vida difícil
.Hay vidas como la que propone Vincenzo Marra en esta contenida, modélica criatura que es Viento de tierra, que el pasado año cosechó importantes premios en Venecia (Fipresci y Mención Especial en la sección Orizzonti) y en Gijón (mejor película). Las hay; pero el cine raramente se hace eco de ellas.
Historia centrada en un muchacho que vive en uno de los barrios más degradados de la periferia napolitana, la película muestra, con elipsis de rara, hipnótica contundencia y con un tono narrativo austero y totalmente privado de falsas emotividades, la cotidianidad de un ciudadano al que pocas puertas se le abren para que pueda soñar con un mañana siquiera levemente diferente a su tétrico presente.
VIENTO DE TIERRA
Dirección: Vincenzo Marra. Intérpretes: Francesco Giuffrida, Edoardo Melone, Vincenza Modica, Giovanna Ribera. Género: drama. Italia, 2004. Duración: 90 minutos.
Via crucis de un joven (Francesco Giuffrida), desde los trabajos más pesados hasta que, finalmente, su enrolamiento en el Ejército y su traslado a Kosovo, en misión de paz, parecen abrirle limpiamente las puertas a un brillante porvenir, el filme resulta una contundente, tremenda radiografía del destino de las clases subalternas en este mundo de globalización, y de lo que les espera a quienes están condenados a pagar las consecuencias de haber nacido donde no debían.
Viento de tierra es dura, inclemente y sin un solo fotograma superfluo; y es la feliz confirmación de que, después de varios años sin buenas noticias cinematográficas provenientes de las tierras sometidas a Silvio Berlusconi, todavía queda allí algo que se mueve, algo vivo, algo airado.
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