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Reportaje:

Mujeres cosiendo su autoestima

El Raval inaugura un taller con 13 costureras provenientes del paro y una tienda de ropa 'solidaria' de segunda mano

Mary Kay, la legendaria empresaria norteamericana, creó siendo cuarentona una gran empresa de cosméticos dirigida por mujeres. Kay empezó desde abajo en la década de 1960. Hace unos años la revista Forbes explicó que crear su empresa le sirvió a Kay para mejorar su autoestima, que estaba por los suelos después de que la anterior empresa para la que trabajaba la marginara ascendiendo a su ayudante masculino.

En el Raval barcelonés, un grupo de 13 mujeres también acaban de recuperar su autoestima. Estaban en paro de larga duración, poco valoradas, sin empleo, y se han convertido en costureras. Estas mujeres están cosiendo su autoestima a base de arreglar 200 prendas diarias, entre pantalones, camisas, chaquetas, faldas y abrigos, en un local alquilado de la calle de Sant Oleguer esquina con Sant Pau. El grueso de las prendas las aportan las 17 tiendas de la cadena Zara en Barcelona, pero también Cortefiel, Podium y Armand Basi. Estas empresas, como otras muchas, se han enganchado en el carro de lo que ahora llaman la responsabilidad social corporativa, que se basa en apoyar proyectos devolviendo a la sociedad una parte de lo que han obtenido de ella y realzando de paso su imagen social.

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A diferencia de Cosméticos Kay, que acabó saliendo a Bolsa y enriqueciendo a su fundadora, la empresa para la que trabajan estas mujeres es Ravaltext, una sociedad limitada del sector de la economía social que no busca el beneficio. "Si llegamos a ganar dinero se capitalizará y no se distribuirá, porque así lo tenemos establecido en nuestros estatutos", explica la presidenta de Ravaltext, Fina Rubio. El objetivo de Ravaltext es duplicar el número de prendas que cosen las mujeres "y entrar en rentabilidad dentro de unos dos años", dice su presidenta.

Estas costureras del Raval se han puesto en marcha gracias a cinco personas y entidades que se cruzaron en su camino: Ravaltext, que las ha contratado; el concejal de Ciutat Vella, Carles Martí, que ha puesto a disposición de la empresa un local en alquiler a precio simbólico; la asociación Surt, que ha formado a las mujeres, y varios empresarios que apostaron por el proyecto, como Enric Pantaleoni, Rosa Gil, Ramon Corredera, Emili Sarrión y Javer Estébanez, y la Fundación Tot Raval, una de las entidades que trabajan para potenciar el barrio.

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Surt, la empresa que ha formado a las costureras, dice que de ellas nueve son inmigrantes. Todas tienen entre 30 y más de 50 años, y un largo periodo en el paro. "Tengo 51 años. Hice un curso de ofimática y probé otras cosas, pero llevaba tres años en paro", decía ayer una de las nuevas costureras. "Lo que queremos es dignificar el oficio de costurera", afirman en Surt, la entidad sin ánimo de lucro que forma cada año a 800 mujeres para ayudarles a buscar trabajo.

Junto al taller de composturas, ayer se inauguró una tienda de ropa usada de la cadena Moda Amiga, propiedad de la Fundación Un Sol Món, de Caixa Catalunya, que tiene 15 tiendas en Cataluña. La cadena tiene contenedores en la calle donde recoge la ropa usada que va echando la gente. La ropa se recicla y se vende a precios económicos en las tiendas. "Recogemos cinco toneladas de ropa usada cada año en los contenedores", explicó el director general de Caixa Catalunya y vicepresidente de Un Sol Món, Josep Maria Loza.

El alcalde Joan Clos apoyó ayer con su presencia la iniciativa de Ravaltext. "Mirad ese contenedor de color calabaza. Allí es donde se deposita la ropa. Muchos como éstos están en los mercados, en los puntos verdes y en las gasolineras.", dijo Clos al público congregado en el acto de apertura. Para Clos, es un signo de vitalidad que en el Raval estas mujeres trabajen para "empresas punteras de moda".

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