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Reportaje:

Plataforma de cineastas

Siete cortometrajes de realizadores vascos compiten en el concurso internacional de la 47ª edición de Zinebi

La 47ª edición de Zinebi, el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao echó a andar ayer con 90 películas, en su mayor parte cortos de ficción, en liza para entrar el próximo sábado en el palmarés. Entre ellas, siete están firmadas por realizadores vascos que dan sus primeros pasos cinematográficos. El festival de Bilbao cumple con su vocación de "plataforma y proyección de nuevos realizadores", según recordó ayer su director, Ernesto del Río, agrupando la proyección de sus obras en la hora estelar de la sesión inaugural: a partir de las ocho de la tarde ayer en su sede central, el Teatro Arriaga. Entre las siete obras, una menos que en la anterior edición de Zinebi, el jurado elegirá la merecedora del Gran Premio del Cine Vasco, dotado con 4.207 euros.

Los documentales abarcan desde la matanza del cerdo al turismo de masas

Las películas vascas que han competido en los Zinebi de los últimos años han sido mayoritariamente cortometrajes de ficción. En esta ocasión los géneros se reparten casi a partes iguales, ya que han entrado a concurso tres documentales, dos películas de ficción y dos de animación.

Las dos cintas de animación están firmadas por mujeres. Isabel Herguera es la realizadora de La gallina ciega, una película de siete minutos de duración que cuenta la historia de un ciego que pierde accidentalmente a su perro guía. Herguera descubre en su trabajo que el ciego, a solas en la oscuridad total de la gran ciudad, encuentra su fortaleza en aceptar su propia vulnerabilidad. La otra obra de animación que compite en la categoría de cine vasco es Txintxeta, de Eider Eibar y Carmen González. En dos minutos y 16 segundos el tándem formado por Eibar y González, autoras también del guión, del montaje y de la música del filme, narra la trayectoria de una chincheta, desde una pared hasta su final en un banco.

Igor Legarreta y Emilio Pérez presentan en Zinebi el corto de ficción El gran Zambini, estrenado en el último Festival de Sitges, una historia de amor entre padre e hijo entre los restos de un circo. Sintonía, de José Mari Goenaga, también cuenta una historia de ficción. En nueve minutos, Goenaga revela que en medio de la vorágine urbana un embotellamiento de tráfico también aparece una parte positiva. Sintonía obtuvo el Premio del Público en el Festival de Cine de Alcalá de Henares.

En el campo del documental los realizadores vascos han cubierto un amplio abanico temático que abarca desde el ritual de la matanza del cerdo, al problema de la vivienda y el turismo de masas. Benidorm, Benidorm es el documental que presentan Juan Azpitarte e Ixiar García. Es un retrato en 25 minutos de cine de los símbolos y las contradicciones que han hecho de la ciudad de Benidorm un modelo de desarrollo turístico basado en la oferta de entretenimiento sin fin.

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Infrahabitante es el documental que presentan Javier Aspiazu y Carlos Iridin. "Dedicado con cariño" a los responsables de la política de vivienda, la película se acerca a la vida de un hombre que habita una vivienda de sólo 20 metros útiles de superficie y denuncia las paradojas que impiden a los más necesitados recibir las ayudas públicas para contar con un piso digno.

La matanza, de Borja Berrozteguieta, competirá con la historia del impacto del sacrificio del cerdo en un caserío de Zaratamo sobre un niño y los otros animales de la casa.

Zinebi permitirá difundir los trabajos de los realizadores vascos en su entorno más cercano. Ayer parte de los seleccionados para la competición reconocían que la producción de cortometrajes y documentales vive un buen momento que choca con la debilidad de la industria cinematográfica y que, en la mayoría de los casos, les obliga a salir fuera del País Vasco a rodar las películas con las que empiezan el camino en el cine.

"¿Industria?", se preguntaba en voz alta Emilio Pérez. "¿Un laboratorio en Madrid y otro en Barcelona se puede llamar industria?". Pero a pesar de los problemas, los cortometrajistas vascos defienden que tienen muchas historias que ofrecer y una gran ventaja de la que disfrutar: la libertad con la que pueden realizar los cortometrajes.

Por otra parte, el realizador Borja Cobeaga recibió en el Festival de Alcalá de Henares el tercer premio y las distinciones al mejor guión y a la mejor dirección artística por su película Éramos pocos. El corto de Cobeaga sigue los pasos de Joaquín (Ramón Barea) que tras ser abandonado por su mujer decide con la ayuda de su hijo (Alejandro Tellería) sacar a su suegra (Mariví Bilbao) del asilo para que se ocupe del trabajo del hogar.

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