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REVUELTA URBANA EN FRANCIA

Ataque a una mezquita

Miquel Noguer

"Esta vez sólo han sido dos pequeños cócteles molotov, pero no estamos tranquilos; alguien debe parar esto y debe hacerlo ahora". Lo decía ayer, ante la ennegrecida puerta de la mezquita de Carpentras (región de Provenza), Elad Mohamed, presidente de la asociación cultural islámica La Paz, cuyo local sufrió un ataque por parte de un grupo de jóvenes en la noche del viernes.

La noticia del incidente, que se quedó en un simple susto para la cincuentena de fieles que en el momento del incendio se encontraban en la mezquita, se extendió como la pólvora por Francia. Todas las autoridades se apresuraron a condenar la acción por el miedo a un recrudecimiento de la oleada de violencia que asuela el país.

Comenzando por el presidente de la República, Jacques Chirac, y acabando por el alcalde de Carpentras, Jean Claude Andrieu, todos condenaron un incidente que llega justo cuando todos pensaban que lo peor había pasado. El ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, calificó la acción de "indigna e inaceptable" y prometió "un serio castigo" a los responsables.

Las autoridades francesas tienen miedo de hallarse frente a un episodio parecido al de la explosión de una bomba lacrimógena en la puerta de la mezquita de Clichy sous Bois el pasado 30 de octubre, que fue la que provocó el mayor recrudecimiento de los disturbios en los suburbios de París.

En Carpentras nadie se explicaba ayer el por qué de un ataque de estas características. A pesar de encontrarse en una región de fuerte implantación del ultraderechista Frente Nacional, los disturbios que han afectado Francia las últimas dos semanas apenas se han dejado sentir en esta población de 40.000 habitantes. Ayer, sin embargo, los medios de comunicación locales recordaban que éste no es el primer ataque contra las minorías que se produce en la población: hace poco más de dos años, el cementerio judío amaneció con decenas de tumbas profanadas y cruces gamadas pintadas en las lápidas.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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