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Entrevista:HANK SMITH | Director del Laboratorio de Nanoestructuras del MIT

"En ciencia el instinto es muy importante"

Hank Smith es pionero en las técnicas de fabricación de estructuras a escalas de milésimas y millonésimas de milímetro. Director del Laboratorio de Nanoestructuras del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), es autor de más de 400 publicaciones y tiene más de 40 patentes en Estados Unidos. Recientemente ha visitado España como directivo de Principia Technology Group, una compañía estadounidense recientemente creada a la sombra del MIT que ofrece principalmente asesoramiento sobre nanotecnología.

Pregunta. ¿Qué tipo de nanoestructuras se estudian en su laboratorio?

Respuesta. Para nosotros lo importante es el nanopatterning, la capacidad de contener información a escala nanométrica. Pensemos en el ADN, por ejemplo. Tiene medio nanómetro de diámetro y contiene toda la información necesaria para construir un ser humano. Nosotros mismos somos la prueba de que las nanoestructuras pueden realizar funciones muy elaboradas, desde síntesis de materiales a conversión de energía, computación...

"Al principio de la industria de semiconductores los inversores llamaban silicona al silicio. Ahora saben que pueden sacar dinero de esto"
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P. ¿Buscan estructuras útiles para hacer chips más pequeños?

R. Los chips se fabrican con una técnica que graba un patrón muy complejo en una pequeña plaquita de silicio. Este patrón es lo que contiene información y lo que hace que el ordenador funcione. Es probablemente la primera gran aplicación de la nanofabricación y es muy emocionante, pero sólo es un primer ejemplo. En mi laboratorio desarrollamos formas de grabar patrones que se aproximan a la nanoescala, pero no sólo para electrónica. Muchas de nuestras aplicaciones son de fotónica, basadas en la luz.

P. ¿Qué técnicas de nanopatterning le parecen más prometedoras?

R. El gran desafío para el futuro es utilizar moléculas. Las moléculas tienen ya gran cantidad de información por sí mismas; si las podemos pegar a superficies podríamos usarlas para muchas aplicaciones.

P. Pero eso es lo que hace la química, jugar con moléculas.

R. Sí, pero lo hace a la antigua: las reacciones tienen lugar en un gran contenedor. Así no es como ocurre en las células, ni como lo queremos hacer nosotros.

P. ¿Puede poner un ejemplo?

R. Podríamos pegar una molécula de ADN en una superficie, y crear una hebra complementaria que a su vez se pega a otro material... Equivaldría a fabricar estructuras en la nanoescala con un molde. Es una estrategia que intenta desarrollar un puente intelectual entre algo que está hecho de arriba abajo (top-down), como la microfotolitografía con la que se hacen los chips, y de abajo arriba (bottom-up), que es como interaccionan las moléculas. Este puente aún está pendiente de hacer.

P. ¿Por qué es útil unir ambos mundos?

R. Por ejemplo se puede usar litografía para organizar moléculas, incluso de maneras en que ellas no querrían ser organizadas. El objetivo en principio es básico, simplemente hallar nuevas formas de manipular las moléculas. El paso siguiente sería tratar de hacer algo útil.

P. Volviendo a los microprocesadores, ¿cuándo se alcanzará el límite de miniaturización con las técnicas de fabricación actuales? En la litografía está el límite de la longitud de onda de la propia luz.

R. Verá, en realidad eso no es del todo cierto. La regla de que no se pueden grabar cosas más pequeñas que la longitud de onda de la luz no se cumple siempre. Hay materiales con la particularidad de que cuando son iluminados transmiten sólo las intensidades más altas de esa luz que les llega. Usando estos materiales es posible reducir la anchura de los patrones que se graban.

P. Usted es el inventor de algo muy llamativo, el transistor de un único electrón.

R. Sí, es algo que llama la atención de los financiadores, y está muy bien, pero no tiene aplicación práctica. Hicimos esos experimentos a 269 grados centígrados bajo cero. No sirve para realizar funciones lógicas prácticas. Pero fue muy interesante.

P. ¿Cómo sabe lo que va a ser importante para aplicaciones futuras?

R. En investigación hacemos cosas porque suponen un reto, y también porque por instinto pensamos que son interesantes. En ciencia el instinto es muy importante. Cuando empecé a trabajar en el MIT y aprendí sobre litografía supe por instinto que era muy importante. Mi jefe me preguntaba que si necesitaba un técnico, pero quería hacerlo yo porque sabía intuitivamente que era importante, que ese trabajo tenía un componente intelectual. Y mi instinto ha demostrado ser correcto: ahora se reconoce universalmente que el patterning es fundamental. Es la tecnología que te permite meter información en un sistema, el problema más importante en nanotecnología.

P. Su instinto le llevó a desarrollar técnicas hoy extendidas.

R. En su día la gente pensaba que eran inútiles, pero hoy son muy importantes.

P. ¿Son realistas las perspectivas creadas en torno a la nanotecnología?

R. Hay que distinguir entre la exageración y la ficción. Lo primero es por los inversores, que se han dado cuenta de que si hubieran invertido antes en semiconductores, ahora serían ricos. Los semiconductores han hecho que se entienda por fin que la investigación científica y la alta tecnología tienen un impacto realmente importante en la economía. Esto no estaba claro hace siquiera dos años, los políticos no lo entendían. En cambio, ahora quieren que el próximo Silicon Valley esté en el barrio de al lado, y los inversores quieren saber cuál es la próxima revolución tecnológica para invertir en ella y no llegar tarde. Al principio de la industria de semiconductores, los inversores llamaban silicona al silicio. Ahora saben que pueden sacar dinero de esto.

P. ¿Y qué es lo próximo?

R. Les han dicho que la nanotecnología. Si es verdad o no, ya es otra cosa. Por lo pronto es lo que los inversores desean, y eso es lo que da lugar a las exageraciones. Mi visión es que hay algo de cierto, pero el éxito de la nanotecnología no aparecerá de golpe, como de la nada. Surgirá de un compromiso a largo plazo. Las inversiones para obtener beneficios inmediatos no darán resultado.

P. ¿Y la ciencia-ficción?

R. Es otra cosa. Es bastante curioso ver que cada vez que hay un área nueva de ingeniería o de ciencia se desarrolla un culto. En las primeras épocas de los ordenadores nació el miedo a que las máquinas tomaran el control. El Hal de 2001 [una odisea del espacio] y todo eso. Ahora todo el mundo tiene un ordenador. Pues en nanotecnología tenemos a Eric Drexler, que, por desgracia, se graduó en el MIT, que ha creado un verdadero culto en el que él es el profeta, y sus libros, la biblia. Ni un solo científico serio en el mundo le da credibilidad.

P. Drexler habla de nanorrobots patrullando por el cuerpo... ¿No es verdad?

R. No, no es verdad. La manera de hacer lo que dice él es... hacerlo, ir a un laboratorio y hacerlo. ¿Crees que lo puedes hacer? Pues adelante. Pero, por supuesto, no lo hace. Es muy importante darse cuenta de que sólo porque alguien publica algo, eso no es necesariamente cierto. La idea integral de la ciencia se basa en que hay revistas científicas con el método de revisión entre pares, algo respaldado por experimentos. Este hombre sólo publica ciencia-ficción. Y no entiendo por qué la gente le toma en serio.

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