_
_
_
_
DIÁLOGO EN MADRID

Expertos reunidos en Madrid coinciden en que no hay choque de civilizaciones

La Fundación Atman celebra su primer foro internacional sobre el diálogo entre las culturas

Ángeles Espinosa

No hay choque de civilizaciones, sino problemas de aceptación del otro en las diferentes culturas, coincidieron ayer medio centenar de estudiosos, académicos y políticos reunidos por la Fundación Atman en su primer encuentro internacional Diálogo entre Culturas y Religiones. Más allá de la diversidad de puntos de vista expuestos durante las tres sesiones de trabajo, el debate evidenció la importancia del fenómeno religioso. "La relación entre la religión y la vida política no tiene que traducirse en una teocracia o una política religiosa", dijo el ministro turco de Asuntos Religiosos, Mehmet Aydin.

Más información
"La radicalización del islam no es la expresión de la tradición"
'Sí' a la cultura de la inmigración

Con ciertos matices, todos los participantes en la sesión consagrada a Religiones y Gobiernos expresaron su preferencia por un Estado aconfesional pero que garantice el pluralismo religioso.

"Hay que reinterpretar el principio de laicidad de los Gobiernos", sugirió Doudou Diène, el relator especial de la ONU para el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia. Sin embargo, el rabino francés Michel Serfaty defendió con firmeza la laicidad de Francia como la fórmula que había permitido la integración de la comunidad judía. Diène también criticó la perspectiva de seguridad que adoptan las autoridades de muchos países para afrontar el tema religioso. "La vigilancia no sólo alcanza a las sedes y las políticas, sino también a los contenidos", señaló convencido de que esa actitud hace dudar de la neutralidad del Estado.

Y aunque el objetivo del debate fueran las religiones en general, enseguida quedó claro que se estaba hablando sobre todo del encaje del islam en los sistemas democráticos. Nadie cuestionó esa posibilidad, pero en diversos momentos surgieron los puntos de roce que dificultan el diálogo. La separación entre la iglesia y el Estado fue uno de ellos. "El cristianismo la ha aceptado, pero no así el Islam", apuntó el diputado palestino Ziad Abu Amer.

"El eje central de la democracia es la ciudadanía y las actitudes militantes, tanto desde el confesionalismo como desde el laicismo, resultan excluyentes", explicó por su parte el ex presidente del Gobierno español Felipe González. En su opinión, una religión de Estado corre el riesgo de hacer una interpretación de la ciudadanía que resulte discriminatorio para las creencias de parte de los ciudadanos. "No se trata tanto de la definición del Estado sino de cómo se traduce ésta en la consideración del ciudadano", precisó González.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Para entonces ya se había ido Morteza Alviri, embajador de Irán, un país que tras la revolución de 1979 se define como una "democracia islámica". Alviri había leído con anterioridad el discurso inaugural del Encuentro en nombre del ex presidente iraní Mohamed Jatamí, quien en 1998 acuñó la expresión diálogo de civilizaciones. En su mensaje, Jatamí subrayó la necesidad de que el intercambio se haga en pie de igualdad, "sin humillaciones", para alcanzar "un consenso que permita la paz, la justicia y la democracia".

Necesidad de justicia

La insistencia en la necesidad de "justicia" fue la principal pista a la hora de buscar diferencias de enfoque entre los participantes musulmanes y el resto. "Los extremistas no pueden ser combatidos con extremismo", manifestó Abduljalil Sajid, presidente del Consejo Musulmán para la armonía religiosa y social de Reino Unido. "Hay que ganarles con justicia y eliminando la discriminación", subrayó.

"El otro forma ya parte del nosotros colectivo", manifestó, por su parte, el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, quien reconoció la necesidad de gestionar las relaciones de forma distinta. "Hay que identificar los desafíos, como en el caso del terrorismo -y llamarlos por su nombre sin apellidos relativos al credo, la religión o la nacionalidad- y buscar complicidades en las sociedades árabo-musulmanas que comparten esa presión", propuso el ministro.

Entre las estrategias para alcanzar ese objetivo, Moratinos defendió la alianza de civilizaciones. "De haber contado con una alianza de civilizaciones operativa, no hubiera habido espacio para una declaración como la que ha hecho el presidente de Irán", manifestó en referencia al llamamiento de Mahmud Ahmadineyad a "borrar del mapa a Israel". Según el ministro, el principio básico de esa alianza es "el compromiso de aceptar al otro".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_