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PLENO DEL AYUNTAMIENTO DE MADRID

El pleno aprueba el presupuesto municipal, eclipsado por la obra de la M-30

El concejal de Hacienda atribuye a la falta de competencias que el gasto social sea apenas del 6%

El pleno del Ayuntamiento aprobó ayer, tras casi siete horas de debate y por la mayoría absoluta del PP, los presupuestos municipales para 2006, que suman 5.700 millones de euros (7.100 millones si se computa el coste de la obra de la M-30). El concejal de Hacienda, Juan Bravo, defendió el "plan de inversiones que transformará la ciudad", pero admitió que actuaciones "más importantes" que la de la M-30 -entre las que citó algunas que ni se han empezado- pueden estar quedando "eclipsadas" por esa obra emblemática. PSOE e IU reprocharon a los populares que sólo un 6,2% del dinero se destina a "políticas sociales" y volvieron a arremeter contra la deuda. El PP aceptó seis de las 644 enmiendas presentadas por la oposición.

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El concejal Juan Bravo se había propuesto cambiar este año el tradicional discurso tedioso de presentación de los presupuestos por algo distinto, y su forma de arrancar logró hacer levantar la vista del papel a concejales y periodistas. "Cuando el próximo 31 de diciembre suene la última campanada en el reloj de la Puerta del Sol, habrá comenzado el año 2006. Y el presupuesto que debatimos, lo que hoy son meras cifras, será la vida de la ciudad", dijo.

A continuación, en lugar de entregarse al elogio de la obra de la M-30 o al "ambicioso proyecto de transformación de Ruiz-Gallardón", Bravo comenzó a desgranar la lista de lo que habitualmente "pasa desapercibido": los gastos corrientes de funcionamiento de la ciudad, que se tragan casi un tercio de todo el dinero manejado por el Ayuntamiento.

Habló así de lo que costará (exactamente 126 millones de euros) recoger las 1.325.000 toneladas de residuos sólidos que generan los madrileños; de los ocho millones de metros cuadrados de vías que hay que limpiar y hasta de las 53.062 papeleras que existen en la capital, cuyo mantenimiento supone más de cuatro millones para las arcas municipales.

Continuó con los 144 millones destinados a conservar las zonas verdes, los 16 millones que mantienen encendidas las 265.000 farolas de Madrid y los 12,3 millones que hacen funcionar 31.000 semáforos. Y terminó subrayando que el dinero destinado a fomentar el transporte público crece un 30%, para todo lo que va desde instalar aire acondicionado en los trenes (18 millones) hasta ensanchar los andenes de la línea 3 del metro (49 millones de euros).

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Los concejales fueron escuchando, casi con céntimos de euro, cuánto pretende gastar el gobierno municipal en salud, atención a drogodependientes y seguridad, y conocieron incluso un dato inesperado: "desratizar" algunas zonas del subsuelo cuesta más de un millón de euros al año.

El iceberg

Aunque el catálogo de gastos "inadvertidos" dejó pronto paso a las cacareadas inversiones, y ahí sí hizo su aparición la ya familiar M-30. Bravo afirmó que esta obra -que costará cerca de 5.000 millones de euros, a pagar en 35 años- es sólo "la punta del iceberg" de un plan de inversiones "que transformará Madrid en cuatro años". "La parte menos visible de este iceberg es la más importante. Son otras muchas infraestructuras que por su menor envergadura pueden estar quedando eclipsadas, pero que brillarán con luz propia cuando empiecen a funcionar".

Como ejemplo de esa "parte importante del iceberg" puso el concejal de Hacienda tres obras que están en pañales: la remodelación del centro cultural Conde Duque -anunciada con carácter inminente hace un año y reactivada este mes-; la transformación del Palacio de Comunicaciones de la plaza de Cibeles en un "centro abierto a la ciudad", que incluirá el despacho del alcalde -un traslado que el gobierno municipal ya ha renunciado a acometer en este mandato-, y la rehabilitación del antiguo matadero de Legazpi para convertirlo en un gran centro de creación artística -proyecto que no estará terminado antes de 2012-.

La regeneración del centro urbano y los planes de inversión en los distritos más desfavorecidos fueron también destacados por Bravo como parte de esa labor "más importante" que la M-30, pero, a su juicio, menos publicitada por el gobierno municipal.

El responsable de Hacienda se adelantó a las críticas de PSOE e IU admitiendo que el gasto en "políticas sociales" -inmigración, atención a toxicómanos, familia, juventud, mayores, empleo- es mínimo en el presupuesto (poco más del 6%), pero lo achacó a que los ayuntamientos tienen pocas competencias en esas materias. "Los gastos sociales no pueden ser el eje de nuestro presupuesto, por la sencilla razón de que el campo de actuación que nos reserva el ordenamiento jurídico es muy reducido. Aun así, casi se han triplicado los últimos tres años", dijo.

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