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EL DEBATE DE LOS PRESUPUESTOS

Rajoy asegura que el Estatuto catalán puede liquidar los Presupuestos en seis meses

El proyecto de Estatuto de Cataluña parece ocuparlo todo. Tanto que, en opinión del líder de la oposición, Mariano Rajoy, el debate de totalidad de los Presupuestos Generales del Estado de 2006, iniciado ayer en el pleno del Congreso, no es más que "un mero ejercicio teórico" si el Gobierno no despeja la incógnita sobre el nuevo Estatuto catalán que, "de aprobarse" en su actual redacción, dijo Rajoy, "convertiría en papel mojado estos Presupuestos en el segundo semestre del próximo año".

El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, le respondió con ironía: "Le doy la bienvenida al debate del Estatuto", en clara alusión a la negativa del PP a que se admita siquiera a trámite, pero enseguida le aclaró su postura: "Lástima que hoy no sea el día".

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Después pasó al ataque, en el tono calmado que nunca parece abandonar Solbes, y le dijo a Rajoy que "parece mentira que un fino jurista y conocedor de los procedimientos sea capaz de hacer una presentación tan zafia". También le reprochó a Rajoy que hubiese asegurado que él no iba a anticipar el debate del Estatuto y, en cambio, le exigiese a él que lo hiciera.

El futuro del Ministerio

Rajoy había construido su discurso sobre esa base. Fue un silogismo apoyado en premisas muy singulares. Aseguró que, salvo que el Congreso "rechazase" el proyecto de Estatuto, "fuera cual fuese el conjunto de modificaciones que pudiera sufrir, alteraría sustancialmente" tanto el capítulo de ingresos como el de gastos, de modo que la validez de los Presupuestos habría que fijarla sólo para los seis primeros meses del año próximo.

Más aún: según Rajoy, que no mencionó en ningún momento al Estatuto por su nombre y se refirió exclusivamente a "una proposición de ley orgánica", tal proposición "es la cuestión" por excelencia y de ella depende "nada menos que la supervivencia de la función y la labor del propio Ministerio de Hacienda".

El líder del PP añadió dos premisas para cerrar su razonamiento: el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, "hizo una promesa pública muy solemnemente desde determinado balcón, ratificada más tarde por sus hechos, de que él y su partido apoyarían 'cualquier decisión que, con mayoría suficiente, llegara a las Cortes' desde un Parlamento autónomo concreto".

Además, el propio Solbes, recordó Rajoy, ha dicho que "el modelo de financiación de cualquier comunidad autónoma tiene que ser generalizado a todas las regiones"; si, además, Rodríguez Zapatero hace honor a su palabra, "tan solemnemente empeñada", la conclusión del silogismo de Rajoy era inevitable: "El actual sistema fiscal y presupuestario y el propio Ministerio de Hacienda tienen sus días contados".

Rajoy olvidó mencionar que la infausta frase de Zapatero ha quedado ya en el desván de los errores políticos y se ha repetido por activa y por pasiva desde el Gobierno que el Estatuto será modificado en el Congreso. Olvidó también que la afirmación de Solbes significa, precisamente, que no es posible un sistema de financiación exclusivo para Cataluña.

El líder del PP sostuvo el razonamiento impávido y, tras urgir a Solbes para que formulase ante la Cámara los reproches que dirigió recientemente al Estatuto catalán en un acto público, terminó pidiendo que constase en acta su protesta porque el vicepresidente "no ha entrado a debatir sobre el tema más importante y que más condiciona este debate de Presupuestos en su capítulo de ingresos y gastos".

Solbes cerró su intervención asegurándole que los que se debatían ayer son "los Presupuestos del año 2006 y estos Presupuestos continuarán en 2007, prácticamente de la misma forma que el 2006. No sé si esa respuesta le resulta suficiente o no y espero volverlos a exponer desde la tribuna y usted a defenderla [la enmienda a la totalidad] desde la oposición".

Solbes resistió sin inmutarse la incitación de Rajoy para repetir desde la tribuna del Congreso la descalificación de las previsiones de financiación que contiene el proyecto catalán, tal y como han hecho en público él mismo, varios ministros y el propio PSOE, al asumir el informe de un grupo de expertos constitucionalistas.

Por la mañana, Solbes había presentado el proyecto de Presupuestos Generales en tono cautelosamente satisfecho, aunque no se privó de repetir que los vigentes para este año de 2005 cerrarán con superávit, y eso es "algo que no ha sucedido nunca en la historia de nuestra democracia"; que, según algún organismo internacional, la tasa de paro en España puede caer al 8% el año que viene; que el crecimiento se sostendrá en torno al 3,3%; y que el superávit para el año próximo, también está asegurado.

Solbes mostró preocupación por la inflación e insistió en que es necesario mantener la "moderación salarial" como garantía del devenir económico.

Rajoy aceptó hablar de los Presupuestos como "un ejercicio de abstracción", como si "esa espada de Damocles", que así calificó al Estatuto catalán, no existiese. Además de algunas precisiones concretas, el líder del PP admitió abiertamente que "nuestra economía, en términos de crecimiento económico y creación de empleo, va bien", aunque "podría ir mejor, pero va bien, especialmente si la comparamos con la de otros países cercanos" miembros de la UE.

Tras el piropo, Rajoy se aplicó en negar que ello sea consecuencia de medidas tomadas por el Gobierno y más tarde hizo explícito que todo se debe a la "herencia recibida" de los Gobiernos del PP, mientras los socialistas habrían practicado lo que llamó un "tancredismo feliz".

El año pasado, el Gobierno tuvo que salvar las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos de PP, CiU, PNV, BNG y EA. Esta vez, los nacionalistas vascos y el Bloque Nacionalista Galego (BNG) se han descolgado de la oposición frontal y, además del PP, sólo CiU y Eusko Alkartasuna pidieron la devolución de los Presupuestos. Ello garantiza que las enmiendas a la totalidad serán rechazadas esta mañana por el pleno del Congreso.

Josep Antoni Duran Lleida, en nombre de CiU, se opuso al proyecto porque, en su opinión, la economía española "tiene señales rojas de alerta respecto a lo que puede suceder en el futuro", ya que "crece gracias al sector de la construcción y a los tipos de interés baratos", pero "cuando cualquiera de esos factores tenga una modificación sustancial, puede echar por tierra la actual situación económica".

Para Duran, "el Gobierno no ha hecho los deberes con estos Presupuestos" para introducir mecanismos de corrección y cubrir los "graves riesgos" que ofrecen los datos económicos.

Solbes le replicó que los Presupuestos son realistas y que, aunque los tipos de interés pueden subir en un momento "no muy lejano", las cuentas públicas "intentan aprovechar el buen momento del ciclo y prepararse para tiempos peores".

La tercera enmienda a la totalidad fue defendida por la diputada de EA Begoña Lasagabaster. En su opinión, estos Presupuestos no cubren "las grandes necesidades" del País Vasco, sobre todo en infraestructuras.

El turno de los que apoyan los Presupuestos para 2006 se abrió con el portavoz de ERC, Joan Puigcercós, quien atacó el discurso de Rajoy porque había sido "un paso más en la espiral de catalanofobia que la derecha española lleva a cabo". Puigcercós justificó su apoyo a los Presupuestos con el argumento de que se aprecia "un cambio de tendencia", en la medida en que se frena "la caída libre" del gasto social que, a su juicio, se produjo con los Gobiernos del PP.

Joan Herrera subió a la tribuna para defender la postura de Izquierda Verde (IV), que tampoco ha pedido la devolución de los Presupuestos. No se mostró completamente satisfecho, pero aseguró que el proyecto deja de centrarse en la "España que iba bien y que ahora dicen que va mejor" y pasa a preocuparse "de los ocho millones de pobres" y de las "500.000 personas con un alto nivel de pobreza".

Aunque ve riesgos de que todo se quede en palabras, Izquierda Verde aprecia que el Presupuesto crece un 7,6% "y eso nos da margen para invertir en justicia y equidad", aseguró Herrera.

Aspecto del hemiciclo durante la respuesta del vicepresidente Pedro Solbes al portavoz parlamentario de CiU, Josep Antoni Duran.
Aspecto del hemiciclo durante la respuesta del vicepresidente Pedro Solbes al portavoz parlamentario de CiU, Josep Antoni Duran.ULY MARTÍN

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