César Antonio Molina vuelve en 'Fuga del amor' a sus "memorias de ficción"
El escritor mezcla recuerdos, reflexiones, viajes y narraciones
Fuga del amor (Destino), el último libro de César Antonio Molina (A Coruña, 1952), está a caballo entre la novela y el libro de relatos, y es que el director del Instituto Cervantes piensa que debe haber una mayor comunicación entre los distintos géneros literarios. Hace cinco años, el ensayista y poeta sintió necesidad de expresar cosas que desde esos géneros no podía y se acercó a la novela en lo que él llama sus "memorias de ficción". Tras Vivir sin ser visto (2000) y Regresar a donde no estuvimos (2003), aparece ahora Fuga del amor -"el más narrativo de los tres"- y Molina ha entregado ya el cuarto tomo a la editorial Destino.
Fuga del amor es un compendio de libro de viajes, autobiografía y reflexiones sobre la literatura, el arte y la vida. "Es la novela de mi memoria", dice, "porque para contar cosas de la propia vida hay que hacerlo desde la ficción".
Escrito en primera persona para dotarle de verosimilitud, el libro "narra lo que le va pasando a un personaje en lugares en los que se encuentra con 19 mujeres de las que se enamora o a las que enamora", describe el argumento de esta "exaltación del amor utópico y platónico, el que no se trasforma en algo útil". "Hoy, que todo lo del amor está basado en el sexo, hablamos de algo más espiritual".
Fuga del amor tiene dos lecturas: "Como una novela -tiene un mismo narrador y varios capítulos- y de manera independiente, como relatos, pero siempre con el descubrimiento amoroso como línea argumental". "Pasa como en las películas de Eric Rohmer: dos personajes colocados en escenografías (Galicia, Orvieto, Cuzco, Perugia o Girona) cuentan las historias de sus vidas y de esos lugares", resume la trama.
Para César Antonio Molina, el amor "es el tiempo que hay entre el descubrimiento del cuerpo y la vida de una persona sobre la otra", un momento rodeado de "un halo de misterio que no se quiere perder nunca". Este sentimiento se desvanece, pero la memoria es un componente del amor que en su opinión perdura: "El recuerdo de esos instantes es algo inútil, pero en la memoria es importante".
No son tantas las mujeres que se han cruzado en su vida como en Fuga del amor. "Nadie es capaz de narrar sin imaginación sobre sí mismo y menos durante 300 páginas", explica. "Uno no puede vivir 19 historias de amor seguidas, porque no sobreviviría. Uno ha oído, soñado e imaginado una historia y la transforma por lo que se ha visto en el cine o la pintura". Así, por ejemplo, en Limones amargos un profesor que viaja a Corfú tiene un fortuito encuentro con Helena de Troya, o en Hablar con el pasado,una mujer viene del más allá para dialogar sobre el amor y la pérdida.
Y precisa más: "Algunas personas se sentirán identificadas, sobre todo en un relato de juventud. Y, los demás, parten de cuestiones muy verosímiles, aunque los más ajenos a mí son los ambientados en lugares que he vivido".
Babelia
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