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32 presos mueren durante un violento motín en Argentina

Muchas de las víctimas fallecieron a causa del incendio intencionado de un pabellón

Jorge Marirrodriga

Al menos 32 personas murieron ayer en la prisión argentina de Magdalena, a 120 kilómetros al sur de Buenos Aires, a causa del incendio provocado en un pabellón durante un motín. Los incidentes comenzaron cuando los presos exigieron que se prorrogara el horario de visita con motivo del Día de la Madre. Ante la negativa de la dirección, un grupo prendió fuego a varios colchones, al tiempo que estallaba una reyerta generalizada entre los reclusos.

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El motín, uno de los más sangrientos en la historia penal argentina, se inició a las once y media de la noche del sábado (cuatro y media de la madrugada del domingo en España) en las instalaciones destinadas a los reclusos menos peligrosos. Cientos de familiares se agolparon durante toda la noche en las inmediaciones de la prisión mientras las autoridades negociaban con algunas decenas de prisioneros que se habían encaramado a los tejados.

Ayer se celebraba en Argentina el Día de la Madre y el sábado los presos exigieron que, con este motivo, se extendiera el horario de visitas. Ante la negativa de los responsables del centro, la reclamación adquirió tintes cada vez más violentos hasta que un grupo de unos 200 presos prendió fuego a varios colchones y se originó en paralelo una reyerta generalizada entre ellos. El incendió quedó rápidamente fuera de control, momento que fue aprovechado por otros reclusos para hacerse con el control de algunas zonas del penal.

La situación se prolongó hasta la tarde de ayer. La cárcel de Magdalena, denominada Unidad Penitenciaria número 28, alberga a unos 3.000 presos y la zona donde ayer se produjo el motín está ocupada por 887 reclusos.

Nada más tenerse noticia de los sucesos, cientos de familiares se concentraron en los alrededores de la prisión protagonizando escenas de tensión y angustia. Desde el exterior se escuchaban tiros y se observaba el resplandor de las llamas. Las quejas iban dirigidas sobre todo a la falta de información sobre el paradero de sus seres queridos. "No saben lo que estamos pasando. Sólo queremos que nos informen", relataba a una emisora de radio la madre de un preso que no tenía noticias sobre la situación de su hijo. Al exterior llegaban noticias de que los cuerpos carbonizados estaban siendo extraídos de entre los restos del edificio incendiado. Algunos familiares señalaron a medios locales haber visto "cuerpos amontonados unos sobre otros". Otros aseguraron que "seguro eran más de treinta".

A pesar de estos hechos, y de las imágenes retransmitidas por televisión de los presos subidos a los tejados y armados con palos y cuchillos, el alcalde de Magdalena negaba ayer por la mañana la existencia de un motín. "No hay ningún motín, hubo un hecho desafortunado y se está tratando de restablecer el orden", aseguraba Fernando Carballo.

Mientras el jefe de visitas del Penal, Sebastián Cornuta, explicaba que todos los fallecidos habían muerto a causa del fuego, bien por asfixia o carbonizados, otras informaciones apuntaban a que, aprovechando la confusión, algunas bandas del penal se habían ajustado las cuentas y que había muertos y heridos por arma blanca.

"Cuando yo llegué a la cárcel en la madrugada me encontré el sector penal totalmente ocupado por los internos", reconoció Fernando Díez, jefe del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires, quien explicó que se había incendiado también talleres y otras zonas de la prisión no destinadas a dormitorios.

Sobre las seis de la tarde de ayer, hora española, el motín quedó controlado. Seis equipos de forenses se trasladaron ayer hasta la prisión para comenzar las labores de identificación de los fallecidos.

Familiares de los presos de la cárcel de Magdalena se enfrentan con la policía.
Familiares de los presos de la cárcel de Magdalena se enfrentan con la policía.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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