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Reportaje:

La conexión norcoreana del IRA

La detención de un dirigente del grupo terrorista irlandés destapa una red de falsificación de dólares con origen en Pyongyang

Sean Garland fue arrestado el pasado 7 de octubre en su residencia en Belfast acusado de participar en una red que traficó durante una década con billetes falsos de 100 dólares. Su caso habría pasado desapercibido si no fuera porque este dublinés, de 71 años, es uno de los dirigentes del IRA y porque la trama criminal tiene su origen en Corea del Norte. Washington ha solicitado su extradición.

Garland, según la documentación manejada por los investigadores del servicio secreto, del Pentágono y del Departamento de Justicia, operó durante varios años con esta red obteniendo, transportando y vendiendo los conocidos como superbilletes. Los billetes falsos, de 100 dólares, eran de gran calidad, y junto al miembro del IRA, que también es líder del Partido de los Trabajadores Irlandeses, fueron arrestados seis cómplices irlandeses y británicos. Washington también solicitó su extradición, para que puedan ser procesados en los próximos 60 días.

Ésta es la última acción que emprende EE UU contra las actividades criminales de Corea del Norte, entre las que se incluye el contrabando de tabaco y el tráfico de heroína. El pasado agosto, agentes estadounidenses arrestaron a un centenar de gánsteres asiáticos que introducían en EE UU medicamentos y billetes de 100 dólares falsos. Otra operación similar se desarrolló en coordinación con la policía de Taiwán, donde los norcoreanos escondían la mercancía. Y el pasado 15 de septiembre, el Departamento del Tesoro declaraba al Banco Delta Asia de Macao como una de las instituciones financieras utilizadas por Corea del Norte para blanquear el dinero.

La trama de los superbilletes empezó a operar en 1989. Los billetes falsos se producían en Corea del Norte "bajo los auspicios del Ejecutivo norcoreano", como precisa la acción judicial estadounidense. Los billetes eran transportados después por "individuos que actuaban como funcionarios del Gobierno norcoreano", con visado diplomático para poder salir del país y moverse sin problemas. La "familia de falsificadores", como la denomina el Departamento de Justicia, empezó a establecerse en Irlanda del Norte a comienzos de los años noventa.

Los documentos de la investigación revelan que Garland estuvo altamente implicado en la trama. Entre diciembre de 1997 y julio de 2000 utilizó su condición de dirigente del Partido de los Trabajadores como "vehículo legítimo para viajar, comunicarse y encontrarse" con individuos vinculados con la venta de los superbilletes, incluidos del régimen de Pyongyang. Eso le permitía, además, hacer portes de billetes falsos por un valor superior a un millón de dólares. Su campo de acción se concentró en los países del Este de Europa y Reino Unido, aunque también introdujo billetes falsos en EE UU.

Washington no tuvo pruebas de la trama hasta que el Departamento del Tesoro introdujo un cambio de diseño en los billetes y nuevas medidas de seguridad, que pusieron en evidencia con más facilidad los billetes falsos. Los siete implicados están acusados de tres delitos -uno por conspiración y dos por falsificación-, por lo que Garland y sus cómplices podrían ser condenados cada uno a cinco años de prisión y a pagar una multa de 250.000 dólares.

Sean Garland considera todo una "gran invención". Pero Washington mira más allá del protagonismo del dirigente del IRA y afirma que la red criminal del régimen de Kim Jong Il tiene una dimensión global que requiere de la acción internacional.

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