El Oscar a la mejor película de animación calienta motores

Cuando aún faltan cerca de cinco meses para la entrega de los Oscar, y los estudios se esfuerzan por encontrar aspirantes en una cartelera que apenas ha producido algo que merezca la pena, la única categoría que está al rojo vivo es la de la mejor película animada.

Dos de los tres candidatos están ya seguros en la papeleta: La novia cadáver, de Tim Burton, y Wallace & Gromit: la rebelión de la verduras. La tercera aspirante en esta categoría (creada en 2001) es la plaza más codiciada. ¿Tal vez Howl's Moving Castle, el último estreno de Hayao Miyazaki, el ganador de la estatuilla en 2002 con El viaje de Chihiro? ¿O Madagascar, el último taquillazo de DreamWorks, el estudio que se llevó el primero de estos premios Oscar para la popular Shrek? También está Robots, de Chris Wedge, quien por el momento ha obtenido la estatuilla al mejor cortometraje de animación aunque nunca con un largometraje.

Pero sobre todo está Chicken Little, la primera aventura de los estudios Disney en CG (generada por ordenador) tras abandonar por completo la animación tradicional. Una producción de 100 millones de dólares con la que los que fueron los reyes en el campo de la animación tradicional quieren reconquistar su trono en el campo del 3-D. Y un Oscar sería la mejor forma de entrar por la puerta grande para un estudio que durante años dominó el mercado de la animación, que incluso aspiró a este galardón en la categoría de mejor película con La bella y la bestia, pero que aún no ha ganado la estatuilla desde que se estableció la categoría.

La promoción está en marcha y los estudios Disney han puesto todas sus esperanzas en esta historia de un pollito que se pasa la vida gritando que "el cielo se va a caer" hasta que se ve mezclado en una invasión al estilo de La guerra de los mundos. Aún así la batalla no será fácil para Chicken Little.

Disney desea aprovechar la ausencia de un contendiente de los estudios Pixar, ganadores de la última estatuilla con Los Increíbles, y en cuanto supo que Cars, la próxima película de John Lasseter, retrasaba su estreno de las navidades de 2005 al verano de 2006 aprovechó la oportunidad de hacerse un hueco en la cartelera. Pero los rivales que le quedan son demasiado duros de batir. El primer largometraje de Wallace & Gromit se impuso durante su estreno en Estados Unidos sobre la belleza de Cameron Díaz, la popularidad de Jodie Foster y la maestría de Al Pacino, colocándose al frente de la taquilla y eso con entradas a precio de niño. Y Burton ha sido capaz de recrear de nuevo la magia de Pesadilla antes de Navidad, filme que hace 12 años pasó a convertirse en parte de la cultura popular. La novia cadáver, su nueva película de animación, está según él "inspirada en Peter Lorre y es un homenaje a las viejas películas de horror".

La victoria de cualquiera de estas dos películas sería también un triunfo para un género que se creía muerto, el de la animación foto a foto, una técnica tan laboriosa y primitiva que parecía acabada con la llegada de la animación por ordenador. Un soplo de esperanza para aquellos que aún sueñan con la vuelta de otro género que también se da por muerto, el de la animación tradicional.