El Senado de EE UU desafía a Bush al prohibir los malos tratos a prisioneros
La Casa Blanca amenaza con vetar la norma por considerar que entorpece la lucha antiterrorista
El Senado de EE UU, de mayoría republicana, desafió el miércoles al presidente George W. Bush al aprobar de manera abrumadora la imposición de límites en los interrogatorios a los detenidos en la llamada guerra contra el terrorismo tras los escándalos en la prisión iraquí de Abu Ghraib y en la base de Guantánamo (Cuba). Cuarenta y seis senadores del Partido Republicano, liderados por John McCain, se unieron a 43 demócratas y un independiente para definir y limitar las técnicas de interrogatorio a presos que las tropas de EE UU mantienen bajo custodia en diferentes partes del mundo.
La enmienda, agregada a un proyecto de presupuesto de 440.000 millones de dólares para el Ejército, fue aprobada en una votación rotunda: 90 contra nueve, pese a la amenaza de un veto presidencial. Bush considera que la enmienda obstaculizará la lucha contra el terror. El veto, de ejercerlo, dejaría al Pentágono sin una importante partida económica y sería la primera vez en cinco años que Bush utilizaría su derecho a bloquear una ley aprobada por el Congreso.
La Casa Blanca parece haber perdido esta batalla. Desde el verano, tanto el vicepresidente, Dick Cheney, como republicanos clave de la línea más dura del partido hicieron campaña para que no se pusieran límites a los interrogatorios, alegando que el Ejecutivo no podía ser rehén del Congreso.
La denominada enmienda McCain prohibirá a todo funcionario estadounidense "el tratamiento o castigo cruel, inhumano o degradante", como establece la Constitución estadounidense. También se prohibirá cualquier técnica de interrogatorio no autorizada por el Manual de Campo del Ejército, elaborado de acuerdo con las Convenciones de Ginebra. Estas convenciones constituyen la base del derecho internacional humanitario, que protege a los prisioneros de guerra y a la población civil en áreas de conflicto.
La enmienda ha sido planteada por el republicano McCain, ex piloto de combate y prisionero durante cinco años en el tristemente famoso Hanoi Hilton durante la guerra de Vietnam. El legislador ha dicho que esas normas serán una valiosa ayuda para soldados que deben extraer información de los prisioneros. "Los militares han rogado que se les den instrucciones más claras sobre el tratamiento a los prisioneros", explicó McCain. "El Congreso no puede eludir este deber. No podemos escondernos", manifestó el senador, uno de los más influyentes en el Partido Republicano.
"Exigimos un acto de inteligencia sin explicar claramente a nuestros soldados lo que estaba permitido y lo que estaba prohibido. Y cuando pasaron cosas equivocadas, los culpamos y castigamos a ellos", indicó McCain. "A nuestros soldados no les sirve la ambigüedad. Ellos exigen claridad y el Congreso no puede dejar de cumplir con este deber", manifestó. Para la Casa Blanca, la ley es "innecesaria y reiterativa", según informó ayer su portavoz Scott McClellan.
Nunca antes tuvo el presidente Bush una posición tan delicada en su mandato. Tras las críticas por el huracán Katrina llegó el escándalo por un supuesto caso de corrupción del líder de la mayoría republicana en la Cámara de los Representantes. Y los sectores más derechistas de su partido se le echan encima por la candidata elegida para suplir una vacante en el Tribunal Supremo. No debía de contar el presidente con que se le rebelara el Senado, donde el partido republicano dispone de una más que cómoda mayoría. Todo ello con el horizonte de las elecciones que el próximo año renovarán un tercio de la Cámara Alta y la Cámara de Representantes al completo.
Apoyo de ex militares
A la enmienda McCain se han adherido 28 altos oficiales retirados, entre ellos el ex jefe del Estado Mayor Conjunto, general John Shalikashvili, y el primer jefe de la ocupación de Irak, general Jay Garner. "El abuso de prisioneros lesiona la causa en la guerra contra el terror, pone en peligro a soldados estadounidenses que puedan ser capturados por el enemigo y es anatema respecto de los valores que este país ha honrado durante generaciones", afirman los militares en una carta a McCain. Además del abrumador apoyo en la Cámara, la enmienda recibió el respaldo de Colin Powell, secretario de Estado en el primer mandato del presidente Bush.
En una carta dirigida a McCain, Powell, un general que fue jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, señaló que la enmienda ayudará a resolver "la terrible crisis diplomática creada en Abu Ghraib". Desde la Casa Blanca se insistía y aseguraba que poner límites a los interrogatorios afectará a la flexibilidad en tiempos de guerra y la autoridad presidencial.
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