Blair vincula al Gobierno de Irán con los atentados de la insurgencia iraquí
El primer ministro británico exige a Teherán que no se meta en los asuntos del país vecino
Tony Blair lanzó ayer en público la advertencia que en la víspera había hecho circular en privado: Irán está inmiscuyéndose en los asuntos iraquíes y el Reino Unido no se va a dejar intimidar por esas injerencias a la hora de exigir al régimen iraní el cumplimiento de sus obligaciones en materia de armamento nuclear. El conflicto diplomático entre Londres y Teherán, que se empezaba a perfilar desde hace semanas y tomó cuerpo el miércoles, se convirtió ayer en un desacuerdo abierto. Hace varias semanas, funcionarios estadounidenses formularon acusaciones similares a las expresadas por Blair.
En una rueda de prensa ofrecida en Londres junto al presidente de Irak, Yalal Talabani, el primer ministro británico dijo que "está claro que se han venido utilizando nuevos artefactos explosivos no sólo contra las tropas británicas, sino en todas partes en Irak".
"La particular naturaleza de esos explosivos nos lleva a elementos iraníes y a Hezbolá porque son similares a los utilizados por Hezbolá, que está financiado y apoyado por Irán", añadió Blair. "Sin embargo, no podemos estar seguros de ello en estos momentos", reconoció el primer ministro. Hezbolá es un grupo guerrillero chií libanés transformado en partido político con milicia armada. Irán es un país mayoritariamente chií (90%), al igual que su vecino Irak (60%), aunque Londres le acusa ahora de estar en contacto no sólo con la insurgencia chií, sino con la insurgencia suní, la minoría étnica que gobernó el país de la mano de Sadam Husein y que se ha opuesto siempre a la invasión de Irak y la deposición del dictador.
Blair añadió: "Quiero dejar muy, muy claro, y así se lo hemos hecho saber al Gobierno iraní y lo voy a dejar claro otra vez, que las fuerzas británicas están en Irak bajo mandato de Naciones Unidas. Estamos allá con el apoyo de un Gobierno iraquí que está respaldado por Naciones Unidas".
El primer ministro reconoció que los problemas con Irán se mantienen "desde hace varios meses", pero no aclaró por qué el tema ha surgido ahora a la luz desde Londres. Un alto funcionario británico explicó el miércoles protegido por el anonimato las sospechas de Londres sobre la vinculación de Teherán a la insurgencia. Sus comentarios fueron reproducidos ayer por Blair de forma prácticamente idéntica, pero el primer ministro negó cualquier "teoría conspiratoria" y negó también que Londres esté alzando ahora la voz porque así se lo ha exigido Washington, que lleva ya tiempo denunciando el papel de Irán en Irak.
Ataques en el sur
Al igual que hizo la víspera el alto funcionario, Blair no descartó la posibilidad de que los ataques a tropas británicas en el sur de Irak sean un mensaje de Teherán para suavizar las posiciones de Londres respecto al contencioso del programa nuclear iraní. "No hay ninguna justificación para que Irán ni ningún otro país puedan interferir en Irak, nadie va a ser sometido a ninguna intimidación a la hora de poner sobre la mesa las necesarias y adecuadas cuestiones relacionadas con las obligaciones de Irán en materia de armamento nuclear de acuerdo con el Tratado de la Agencia de Energía Atómica", proclamó. "Quiero dejar claro que esto no tiene nada que ver con nada que no sean los intereses británicos", insistió.
El primer ministro británico hizo estas declaraciones en una rueda de prensa conjunta con el presidente de Irak, el kurdo Yalal Talabani, que visitó ayer Londres por primera vez desde que accedió a la presidencia en la pasada primavera. Talabani agradeció a Blair la presencia de tropas británicas en Irak y no quiso entrar a comentar sus diferencias con el primer ministro chií, Ibrahim Al Yafari, aunque descartó la posibilidad de provocar su cese en estos momentos, en vísperas del referéndum sobre el proyecto de Constitución, previsto para el próximo 15 de octubre.
El presidente iraquí defendió la permanencia de las tropas extranjeras en Irak -Londres tiene desplegados 8.000 soldados en el sur del país- como garantía para consolidar el proceso hacia la democracia. "Si se fuesen, sería una catástrofe para el pueblo iraquí y para la causa de la democracia y sería una victoria para los terroristas", aseguró el veterano líder kurdo.
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