Los ecologistas denuncian la muerte por veneno de un oso pardo en Palencia

Las asociaciones ecologistas han denunciado la muerte de un oso en Palencia por el consumo de veneno. Se trata de un ejemplar joven de entre 1 y 2 años de edad, del que se hallaron el pasado 4 de septiembre unos restos en la cordillera Cantábrica. Tras la necropsia, la Junta de Castilla y León, confirmó que en el animal se había detectado un veneno y que el análisis descartaba la muerte por traumatismo, disparos o causas nutricionales, según un comunicado de las organizaciones ecologistas Fapas, Fundación Oso Pardo, SEO/BirdLife y WWF/Adena, que denuncian que, desde 1998, cinco ejemplares han muerto por esta causa y piden medidas contra los cebos envenenados.

La población cantábrica de oso pardo se está recuperando y hay unos 120 ejemplares. Las organizaciones consideran que sería muy grave invertir la tendencia y piden a la fiscalía que investigue la muerte "para que los responsables no queden impunes".

El uso de cebos envenenados es un problema cada vez mayor para la fauna en España. Entre 1990 y 2003, los venenos mataron al menos a cuatro osos pardos, 80 águilas imperiales, 20 quebrantahuesos, 495 buitres negros y 1.936 perros, según la Estrategia nacional contra el uso ilegal de cebos envenenados, aprobada en 2004 por el Ministerio de Medio Ambiente. La población de milano real ha caído en España un 50% en diez años por el veneno, según otro estudio.

Los ecologistas piden que el ministerio y las comunidades autónomas aumenten el control sobre la venta y la distribución de sustancias altamente tóxicas, como el Aldicarb, el producto que apareció en el oso muerto. Uno de los objetivos de los cebos es mermar la población de depredadores para facilitar la reproducción de conejos y perdices en cotos de caza menor. Se trata de acabar con zorros o lobos, pero a ellos acuden también especies amenazadas, como águilas, osos o quebrantahuesos. La Federación Española de Caza ha criticado el uso de venenos.