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Los 90 días de Francisco Galán

Un comandante del ELN se compromete a sentar a la guerrilla a la mesa de las negociaciones después de ser excarcelado en Colombia

"Si esto fracasa, fracaso yo", confiesa Francisco Galán, comandante del Ejército de Liberación Nacional (ELN), a personas que lo han visitado en la llamada Casa de paz. Desde que el pasado 12 de septiembre este hombre de larga barba blanca y apariencia de monje oriental salió de prisión, empezaron a correr los 90 días que le dio el Gobierno de Álvaro Uribe para mover los hilos que desemboquen en una negociación de paz.

La gran apuesta es que Galán logre localizar a los cinco miembros del COCE, el comando central del ELN, la segunda guerrilla más importante del país, y los lleve a la mesa de las negociaciones. Desde fuera, algunos dicen que la misión de Galán no es de militante guerrillero del ELN, sino de facilitador.

"Lo que vamos a construir esta vez es de larga duración", asegura Galán, aunque deja claro que el éxito depende de muchos factores. Es cauteloso, piensa que la confidencialidad es básica; no quiere decir nada fuera del libreto coordinado con el COCE. Hasta ahora, en un comunicado publicado en su página de Internet, el ELN sólo aceptó el papel de mediador ofrecido por el Gobierno de Venezuela.

Galán -un hombre "ejecutivo y soñador", como lo definen los que lo conocen- vivió sus primeros 10 días fuera de prisión sin afanes, en el hotel Extremadura de Sabaneta, pueblo cerca de Medellín, en medio de un territorio ondulado, lleno de cultivos de café.

"Tuve que acostumbrarme al cambio, al viento, al sol, a la inmensidad; la vista aún no se adapta", recuerda cuando sólo lleva ocho días fuera de su celda. Durante 13 años, al mirar de frente sólo vio una pared en el apartamento anexo a la cárcel de máxima seguridad donde cumplió su condena. Ahora se siente "casi libre". No puede salir adonde quiere -"sigo siendo un preso político", dice-; continúa bajo la custodia de la policía, de la guardia carcelaria y del Ejército.

El pasado fin de semana, Galán fue trasladado a un centro de retiros espirituales en la cuidad de Rionegro. La llamada Casa de la paz será itinerante; pasa 10 días en cada sitio. La idea es que haya varias en el país, en las que se encuentran el ELN y la sociedad civil. Tanto en Extremadura como en Rionegro Galán ha tenido capilla y oratorio. No son espacios extraños para el guerrillero. En su juventud fue seminarista y en su vida de guerrillero activo, en el monte, fue uno de los más cercanos al sacerdote español Manuel Pérez. El padre Pérez murió de hepatitis en febrero de 1998. El Mi Dios se lo pague hace parte del lenguaje cotidiano de Galán.

Por radioteléfono, por Internet, por mensajes que le llevan, Galán se ha comunicado con Antonio García, miembro del COCE, que tiene fama de duro, de ser el que, siempre a última hora, hace fracasar los muchos intentos de paz. Para Galán es una visión falsa, un mito. "Antonio es un filósofo, un poeta, un pintor". Los que conocen de cerca el ELN aseguran que en el COCE hay una unidad de mando. Sus decisiones pasan luego a la Dirección Nacional, 15 delegados de diferentes frentes que por cercanía con la guerra son más realistas. Galán es uno de ellos.

El guerrillero sabe que tiene sobre sus hombros una misión importante que cumplir, teme mostrar un espectáculo que el país no aguantaría. Su arma es su convencimiento total de la necesidad de paz. Fue el primero en hablar de negociaciones parciales en el Ejército de Liberación Nacional, hijo de la revolución cubana. Pero fue a la cárcel, donde comprendió que la guerrilla jamás ganará la guerra.

Al Gobierno de Álvaro Uribe y al ELN les conviene que esta experiencia sea positiva: al primero, porque equilibra cargas en medio de una criticada negociación con los paramilitares. Al segundo, porque en medio de su debilidad política, militar y económica -es el único grupo armado que no vive del narcotráfico- podría lograr su agenda básica: tregua bilateral con financiación de la tropa y verificación internacional; acuerdos humanitarios, y desminar las regiones donde operan los poco más de 2.000 hombres en armas que tiene el ELN en todo el país.

Francisco Galán.
Francisco Galán.

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