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Suiza aprueba abrir su mercado laboral a los países del este europeo

La medida, apoyada por el 56% de los votos, entrará en vigor en 2011

Los suizos aceptaron ayer en referéndum, con un 56% de votos, otorgar a los 10 nuevos Estados miembros de la UE el derecho a la libre circulación y el acceso al mercado de trabajo helvético. Esta decisión será efectiva a partir de 2011 e irá acompañada de numerosas medidas antidumping destinadas a controlar el hundimiento de los salarios. La victoria del logra así evitar un conflicto mayor con Bruselas.

En una decisión calificada ya de histórica, los 4,8 millones de ciudadanos suizos convocados a las urnas en referéndum federal aprobaron ayer permitir a los trabajadores del Este de Europa acceder al mercado de trabajo helvético, uno de los más atractivos del mundo a nivel salarial. Este resultado representa un importante paso más en el camino que, poco a poco, comienza a alejar al país alpino de su histórico y dorado aislamiento. Samuel Schmidt, presidente de la Confederación Helvética, comunicó en la tarde de ayer personalmente por teléfono a José Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea, la noticia. Joseph Deiss, consejero federal (ministro) de Economía, se felicitó del "voto de una Suiza valiente y práctica".

El resultado de esta votación ha causado sorpresa y alivio entre los representantes de la clase política, las finanzas, los sindicatos y la industria suizas dado que, hasta el último momento, ha habido un 12% de votantes indecisos. Con un 56% a favor y un 44% en contra, se han acercado a las urnas un 53,8% de los ciudadanos suizos con derecho a voto. Una de las ironías de la convocatoria fue ver a Christoph Blocher, caudillo de la UDC (derecha nacionalista) y consejero federal, hacer campaña a favor del en contra de la abrumadora mayoría de los votantes de su partido.

La UE es el principal socio comercial de Suiza y un resultado negativo del referéndum hubiera representado graves problemas a la hora de sostener los actuales tratados bilaterales entre Suiza y la UE, dado que Bruselas no hubiera aceptado un trato discriminatorio hacia los nuevos Estados miembros de la Unión. Algunos analistas hablaban estos días del voto del miedo ante las negras consecuencias que el rechazo hubiera representado para Suiza. Ese temor explica en gran parte el resultado. El principal grupo de presión de la industria suiza, EconomieSuisse, ha repetido en numerosas ocasiones su temor a la llamada "cláusula guillotina": el rechazo en bloque por parte de Bruselas de todos los tratados bilaterales en caso de discriminación a miembros de la UE.

En el año 2001, el 77% de los suizos rechazó la idea de adherirse a la UE. Hoy, sólo el 30% expresa de manera clara su deseo de unirse a Europa, según sondeos recientes. Parece claro que la entrada de Suiza en la UE no es algo que pueda esperarse para mañana ni a medio plazo. El 5 de junio pasado, Suiza aprobó en referéndum la entrada en el espacio Schengen de seguridad europea por escaso margen (54,6%), lo que provocó el alivio de Bruselas al ver a Berna escapar de la ola euroescéptica representada pocos días antes por el rechazo holandés y francés a la Constitución europea.

Como ya es habitual, la Suiza francesa ha sido, con Lausana, Neuchâtel y Ginebra a la cabeza, la más ferviente partidaria del campo proeuropeo, mientras que el cantón Tesino, de habla italiana, se decantó claramente por el no con un 64% de votos. Los otros partidarios del no han sido varios cantones de habla alemana de la Suiza central.

En una interesante paradoja, cabe destacar que, al menos circunstancialmente, la extrema derecha y la extrema izquierda suizas han hecho causa común en el rechazo a la Unión Europea. En el primer caso por temor a la pérdida de los empleos y en el segundo por el temor a la pérdida de soberanía e independencia políticas. Entre los partidarios del no se encuentran también numerosos jóvenes de entre 19 y 34 años, los más afectados por el desempleo y la falta de formación profesional.

La decisión fue incluso celebrada en Polonia por numerosas personalidades de la vida política local, quienes manifestaron su entusiasmo con unas primeras impresiones retransmitidas en directo desde Varsovia por la televisión suiza. Este del pueblo suizo extiende a Estonia, Lituania, Letonia, Polonia, Eslovenia, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Chipre y Malta los mismos derechos actualmente en vigor con los 15 países de la Unión Europea histórica. La apertura se hará de manera gradual y basada en cuotas de trabajadores hasta 2011 a fin de luchar contra el llamado dumping social, simbolizado en la ya célebre imagen del fontanero polaco, tan temido en Francia.

Lo cierto es que, con sólo ocho inspectores laborales para el área de Ginebra, se hace difícil creer que esas medidas de control salarial puedan tener algún efecto.

Una pareja pasa delante de varios carteles electorales de distintos partidos suizos en el centro de Ginebra.
Una pareja pasa delante de varios carteles electorales de distintos partidos suizos en el centro de Ginebra.AP

La UE, el primer socio

"Uno de cada tres francos en Suiza proceden de las exportaciones a Europa" o "Uno de cada tres empleos depende del comercio con Europa" han sido algunos de los lemas más esgrimidos en esta cerrada campaña. La Unión Europea es el principal socio comercial de Suiza, país con un crecimiento del 2,4% en 2004, y su principal aliado en términos que van de la política a la cultura, pasando por la ciencia o la tecnología.

El volumen de transacciones comerciales representa el 60% de las exportaciones suizas y el 80% de las importaciones. En 2007 se presentará un informe del Gobierno al Parlamento sobre las ventajas y desventajas de una posible adhesión suiza a la UE. Las relaciones entre la UE y Suiza son estrechas, con más de un millón de europeos viviendo en territorio de la Confederación, de los cuales 90.000 son españoles, mientras que en la UE viven más de 380.000 suizos.

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