Cumbre útil
La cumbre hispano-marroquí que se celebra, esta semana, en Sevilla y Córdoba se presenta como una nueva oportunidad para poner en valor el papel que juega Andalucía en el marco de relaciones con el vecino país. Este nuevo encuentro bilateral, presidido por el buen clima que reina entre ambas administraciones, tras la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a La Moncloa, no debe pasar desapercibido para los intereses específicos de nuestra comunidad. En razón a ello, cobra mayor sentido, si cabe, la intervención del presidente andaluz, Manuel Chaves en la reunión logrando, por tanto, un protagonismo directo en este encuentro bilateral. Sin duda alguna, Andalucía resulta ser la principal beneficiada de la mayor estabilidad política y progreso económico que se alcance en el país magrebí como, también, es la que soporta los efectos indeseables de problemas no resueltos debidamente como ocurre con el fenómeno de la Inmigración.
La creciente aparición de menores en el tráfico ilegal de personas que se da en aguas del Estrecho está planteando numerosas dificultades aquí en nuestra tierra y está demandando una solución inmediata. El regreso de la flota pesquera a los caladeros marroquíes, fundamentalmente, de los puertos de Barbate y Algeciras, así como la mejora de las relaciones comerciales forman parte de la agenda de esta reunión de alto nivel que viene ha hacer justicia a los esfuerzos que desde aquí se hacen para un mejor entendimiento de nuestro país con Marruecos.
Esa política de altos vuelos debe, sin embargo, casarse con la realidad más inmediata y cercana. Nos adentramos en el debate de los Presupuestos Generales del Estado previstos para 2006 y lo que contemplan para Andalucía, asunto que genera siempre una lógica y fuerte discusión entre las distintas fuerzas políticas. En la Junta se muestran ya satisfechos. Hacen cálculos y fijan en casi un 18% el nivel de inversiones que vendrán en relación así al peso proporcional de la población con la que se cuenta dentro del conjunto del Estado. El vicepresidente segundo y ministro de Economía, Pedro Solbes, los entrega en el Congreso de los Diputados y será, entonces, cuando iremos conociendo la letra pequeña de unas cuentas que ya han desatado las protestas de la oposición en relación al pago de la llamada "deuda histórica", un contencioso en el que los socialistas andaluces han de emplearse a fondo para que tenga la debida respuesta de Madrid.
Sin embargo, hasta ahora lo único que hemos tenido han sido las torpes palabras articuladas al respecto por parte del ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, quien ha demostrado una alarmante ignorancia o, quién sabe, si desprecio sobre esta reclamación andaluza.
Fomento
Por el contrario, es la figura de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, la que aparece más reforzada por una administración andaluza que atribuye a ella, en buena parte, los esfuerzos necesarios para que las expectativas andaluzas no se vean frustradas.
Y todo, sin olvidar los próximos presupuestos del gobierno andaluz cuyas líneas básicas ya están fijadas al apostarse por la Educación y la Sanidad. Habrá un esfuerzo inversor importante, anuncian, pero al mismo tiempo, deberán ser austeros y aplicar recortes en el gasto corriente. Criterios que están por ver cómo los hace viables el Consejero de Economía, José Antonio Griñán quién, además, está empeñado, como novedad, en potenciar lo que considera como "la industria de la cultura" en Andalucía, un proyecto que requiere de una estrecha colaboración entre las Consejerías de Cultura, Turismo, Educación e Innovación.
Y luego está el escándalo de caso Camas y sus derivaciones en otros municipios de la comarca del Aljarafe sevillano. A la espera de que se concreten responsabilidades, lo cierto es que la polvareda que ha generado se ha engullido los esfuerzos del PP por colocar estos días diversos mensajes sobre su nueva imagen, la sequía, Educación y demás. Los dirigentes populares, y, muy especialmente el presidente provincial de Sevilla, Ricardo Tarno, no pueden disimular su inquietud por este asunto que se puede convertir en un foco continuo de quebraderos de cabeza por sus ramificaciones.
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