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Recibir una lección

Juan Ignacio Crespo

Dice Paul Samuelson que cada vez que se produce una recesión en EE UU y quiebra un montón de pequeñas empresas, los dueños tienen la sensación de estar recibiendo una lección pero no saben exactamente cuál.

Algo semejante le ha debido suceder a lo largo de las últimas semanas a los partícipes de fondos de renta variable (y a los inversores en Bolsa en general) al contemplar como la rentabilidad de sus inversiones se incrementaba en unas circunstancias en las que, literalmente, luchaban contra viento y marea. Pues bien, ni el paisaje desolador de las zonas afectadas por el huracán Katrina; ni el efecto que sobre la economía de los EE UU pudiera terminar teniendo; ni el impacto sobre el precio de numerosas materias primas ni, finalmente, la subida del precio del barril petróleo por encima de los 70 dólares impresionaron negativamente a los mercados de renta variable de los países más desarrollados.

¿Cómo es posible que los mercados puedan superar un entorno tan adverso y que asistan impávidos a un desastre natural de tal dimensión?. No hay una respuesta clara para esta pregunta, pero ni el terremoto de San Francisco en el año 1989, ni el de Kobe en 1995, ni prácticamente ninguna calamidad natural ha afectado a las Bolsas de manera significativa.

Hace un par de años, cuando se produjo la eclosión de la gripe aviar en Asia, también se habló de su potencial efecto negativo sobre los mercados. Pero lo cierto es que ni siquiera con un antecedente de extrema gravedad como fue la epidemia de gripe de 1918, que dejó cifras descomunales de víctimas , las bolsas experimentaron un efecto digno de mención.

De modo que, desde la víspera del huracán Katrina, los fondos de renta variable española han proporcionado un rendimiento medio de casi el 4% mientras que la ganancia de los de renta variable norteamericana era ligeramente positiva medida en dólares, y del 3,3% medida en euros. Sin embargo, el anuncio de otro huracán, y la subida de los tipos de interés de corto plazo del dólar, parecen haber provocado un decaimiento de los fondos de renta variable de EE UU que, en los últimos siete días, han perdido en dólares un promedio del 1,3%.

Sin embargo, no todo, ni en todas partes, está discurriendo de manera tan inalterada: en el Sudeste Asiático empieza a percibirse el embrión de una crisis causada por la ineficiencia en el consumo de energía (gastan, para producir lo mismo, hasta cuatro veces más que en los países industrializados). Los primeros síntomas de la crisis se han manifestado en Indonesia, con una depreciación acelerada de la rupia.

En la semana posterior al huracán Katrina los fondos de renta variable de Asia-Pacífico perdieron un 0,4% y los de Indonesia un 3,2%; con los posteriores altibajos incluidos, en el año acumulan una rentabilidad de 23% y 16%, respectivamente.

Mientras sube el precio del petróleo, seguro que ya estamos recibiendo una lección. Algún día sabremos cual.

Juan Ignacio Crespo es director general de Finanduero.

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