Carlos Manuel de Céspedes hace historia en la Academia Cubana de la Lengua
El vicario general de La Habana dedicó su discurso al presbítero Félix Varela y a España
La Academia Cubana de la Lengua cuenta desde el viernes con un miembro de número muy especial: es Carlos Manuel de Céspedes, de 69 años, vicario general de La Habana y descendiente directo del prócer cubano de igual nombre que encendió la llama de las guerras de independencia en 1868. Céspedes, que ocupará el sillón de la letra U, dedicó su discurso de ingreso al presbítero y filósofo Félix Varela y sus relaciones con España. Céspedes fue el protagonista de una ceremonia poco habitual por las singulares relaciones entre la Iglesia y el Estado cubano.
El padre Varela tenía en mente la creación de una comunidad vinculada con España
La exaltación de Varela, diputado a las Cortes españolas de 1822 y a quien Céspedes consideró uno de los "inventores de la nacionalidad cubana", fue también una apasionada reivindicación de los vínculos que unen a ambos países más allá de las coyunturas políticas.
Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal es ensayista y escritor, y es considerado uno de los intelectuales más lúcidos dentro del panorama cultural cubano actual, dentro y fuera de la isla. En la actualidad es miembro del consejo de redacción y colaborador de la revista católica Palabra Nueva, una de las pocas que se editan en Cuba fuera del control estatal. Ha publicado en España la novela Érase una vez en La Habana (1998), el volumen de narraciones breves Zarpazos a la memoria (2001) y la biografía de Félix Varela Pasión por Cuba y por la Iglesia.
Carlos Manuel de Céspedes es el tercer dignatario católico que entra en la Academia Cubana desde su fundación, en 1926. Antes fueron miembros de dicha institución el cardenal Manuel Arteaga y el arzobispo de La Habana Evelio Díaz, pero aquellos eran otros tiempos. Las relaciones Iglesia-Estado en la Cuba de hoy, de convivencia civilizada pero agitadas periódicamente por desencuentros más o menos frontales, hacen de la elección de Céspedes un hecho singular, como quedó demostrado en la ceremonia de ingreso, celebrada en la sede del Instituto de Literatura y Lingüística.
Hombre de consenso
Presidiendo el acto estaban la jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Caridad Diego, junto al arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, una imagen poco usual en la isla y únicamente posible por ser Céspedes un hombre de consensos y reconocido por todos.
En cierto sentido, su discurso trató también de eso, de la tolerancia y el sentido común y de cómo un hombre de Iglesia supo conjugar su formación católica con la defensa de las corrientes filosóficas más avanzadas del momento, del mismo modo que en lo político Varela criticó duramente a la España de la época sin dejar de quererla.
Céspedes afirmó que Félix Varela sostuvo "el criterio de la necesidad de la independencia política de Cuba con relación a aquella España, deteriorada tanto en su política interna como en su política colonial", pero, simultáneamente, no dejó de tener "una vinculación íntima, existencial, cordial e intelectual con la España de las esencias; con la España que no puede ser reducida a uno u otro régimen político o a una situación coyuntural".
Recordó cómo en 1821, siendo catedrático de Constitución del Colegio Seminario de San Carlos, Varela fue elegido diputado a las Cortes españolas, y ese mismo año se trasladó a Madrid. Consideró que su proyecto más importante fue el de la abolición de la esclavitud, que "no pudo ser presentado en aquella legislatura debido a la disolución de las Cortes y la restauración del absolutismo de Fernando VII. (...) Muy diversa y mejor hubiera sido la realidad cubana en los siglos XIX y XX si no hubiéramos tenido que esperar hasta 1886, o sea, hasta 63 años después, para que la esclavitud fuese abolida efectivamente en el territorio insular".
También, dijo Céspedes, "el padre Varela tenía en mente la creación, en la práctica, de una comunidad de naciones iberoamericanas, vinculadas entre sí y con España, no sólo por la historia pasada, sino y sobre todo por la lengua y la cultura y los proyectos de futuro, enderezados al desarrollo integral de las mismas y a fortalecer su unión". El nuevo académico comentó que el dictamen que contenía este proyecto fue impugnado por las cuatro quintas partes de las Cortes. "Pertenece a lo estrictamente previsible, que la suerte posterior de España y de Iberoamérica habría sido muy distinta de lo que de hecho fue durante el siglo XIX y hasta nuestros días, si se hubiera dado forma a esta especie de Commonwealth, más de un siglo antes de que los ingleses lo crearan con relación a su antiguo Imperio".
Las palabras de Carlos Manuel de Céspedes no eludieron aspectos polémicos de las biografías oficiales de Félix Varela, que algunos historiadores cubanos se empeñan en presentar como independentista convencido desde sus años de juventud. "Explícitamente, el padre Varela era un liberal y era americanista, lo que entonces en Cuba no equivalía necesariamente a independentista".
Según Céspedes, Varela era "un autonomista coherente", y fue su "frustrante experiencia española", en especial su vivencia personal del brusco y total aniquilamiento, en 1823, de la experiencia liberal de Cádiz, lo que le llevó a radicalizar sus posturas durante su exilio en Nueva York. Aun así, dijo, el padre Varela nunca aceptó "las ofertas generosas de otras ciudadanías" -de Colombia, México y Estados Unidos- y murió en 1853 como español.
"Te fuiste de rosca"
Carlos Manuel de Céspedes no sólo convocó el viernes en la ceremonia de su investidura como académico a un cardenal y a un alto funcionario comunista, también asistieron diplomáticos -entre ellos, el embajador de España Carlos Alonso Zaldívar-, estudiosos de las religiones sincréticas de origen africano -como Natalia Bolívar- y destacados representantes de la cultura cubana, como la directora del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso, o el historiador de la ciudad, Eusebio Leal, también académico y encargado de pronunciar las palabras de elogio.
Eusebio Leal recordó la estirpe de los Céspedes y su papel en la fundación del espíritu nacional cubano, y situó a Carlos Manuel como su heredero y heredero también de las mejores tradiciones de los sacerdotes que defendieron los derechos de indios y esclavos y contribuyeron a la independencia de América, desde Bartolomé de las Casas a Morelos e Hidalgo. Céspedes le respondió en buen cubano: "Eusebio, te fuiste de rosca".
Babelia
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