Nueva York rinde homenaje a la música de Luisiana

La música huérfana de Nueva Orleans encontró refugio el martes en dos de los grandes templos sonoros de Nueva York. Los pasillos del Madison Square Garden y el Radio City Hall se vistieron de amarillo, verde y malva, los colores del Mardi Gras (el Carnaval de Nueva Orleans) y se impregnaron de aromas y sabores criollos como el jambalaya (un plato típico), mientras sus escenarios acogían los dos mayores conciertos benéficos organizados hasta la fecha para las víctimas del Katrina.

Bajo el título From the Big Apple to the Big Easy (los dos apodos con los que se conoce a ambas ciudades), artistas incombustibles como Elton John o Simon & Garfunkel, eclécticos como Elvis Costello, insaciables como Ry Cooder o resurrectos como Cindy Lauper tocaron bajo la dirección de grandes nombres del Nueva Orleans musical, ante los que el mismísimo sir Elton John admitió sentirse "pequeño".

Allen Toussaint, productor emblemático que perdió su hogar y su mítico estudio Sea-Saint bajo las aguas, acompañó al piano a la mayoría de ellos en el concierto del Madison, que duró cinco horas y que se abrió al ritmo de la Rebirth Brass Band. Haciendo suyo el dicho sureño "Laissez les bons temps rouler" ("Dejad que corra la diversión"), allí sonó el soul de la legendaria Irma Thomas, el acordeón de Buckwheat Zydeco, el jazz de Dave Bartholomeu, la diversidad musical de los Neville Brothers y el funki de The Meters, entre otros. Pero fue el ex presidente Bill Clinton el que se llevó la principal ovación de la noche al presentar a su admirado John Fogerty y al declarar que "el dinero que hemos recaudado se pondrá en las manos de quienes más lo necesitan, los pobres". La crítica política que ha caracterizado otros eventos similares la protagonizó la actriz Bette Midler, quien acusó al Gobierno de haber manejado la crisis con "ineptitud, estupidez y desigualdad".