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Maragall y Mas ultiman el pacto estatutario y lo ligan a que no se anticipen las elecciones

El presidente catalán exige a cambio a CiU que renuncie a hacerle "pinza" con ERC en el Congreso

El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y el líder de Convergència i Unió (CiU), Artur Mas, ultiman un pacto que permita aprobar el Estatuto en el Parlamento catalán la próxima semana. Ambos dirigentes ven que las distancias en materia de financiación pueden acortarse con buena voluntad política y ligan la consecución de ese acuerdo a una serie de condiciones, varias de las cuales CiU ha ido esbozando a lo largo de las últimas semanas. La federación nacionalista quiere arrancar del presidente la garantía de que no habrá un anticipo electoral tras la aprobación del Estatuto y que Maragall se comprometa a no modificar el régimen electoral catalán, que prima el voto rural de CiU sobre el urbano de izquierdas.

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Maragall, por su parte, también ha puesto sus condiciones y reclama a Mas que sólo una mayoría cualificada de dos tercios -la misma que se necesita para sacar adelante el Estatuto- pueda retirar el texto de las Cortes si los diputados recortasen sustancialmente su contenido. El actual reglamento de la Cámara catalana establece sólo la mayoría absoluta. Maragall pretende elevar este listón para desbaratar así una posible pinza entre CiU y Esquerra Republicana si el Estatuto sufriera un revés en el Congreso, con lo que los socialistas catalanes verían cuestionada su credibilidad e independencia ante el PSOE.

Mas ha sido el principal valedor en las filas nacionalistas de la reforma estatutaria, a veces incluso con la frontal oposición de sus correligionarios, entre ellos el ex presidente Jordi Pujol, por creer que su fracaso le arrastraría también a él. Pero también quiere evitar que Maragall capitalice en exclusiva el eventual éxito de la aprobación del Estatuto, que ha convertido en su principal compromiso -político y personal- para esta legislatura. Así, pretende impedir que adelante elecciones tras la aprobación del texto y se presente a ellas como el gran triunfador.

Conscientes de que tanto Maragall como Mas se juegan demasiado en este proceso, ambos líderes han dado órdenes a sus respectivos equipos y partidos para que salven los últimos escollos que dificultan el acuerdo. Y el principal fleco es el nuevo modelo de financiación. Pero ayer, al menos desde CiU, se daba como seguro un pacto de última hora antes del inicio del pleno el próximo miércoles. "Si nos ponemos de acuerdo sobre la financiación, el resto de desavenencias son cosas de poca sustancia", comentó a este diario un alto dirigente de CiU.

En las últimas semanas además, los contactos personales entre ambos líderes han menudeado y parece haberse restablecido entre ellos un cierto clima de confianza.

En medio, el líder de Esquerra Republicana, Josep Lluís Carod Rovira, jugando a medias entre la equidistancia y la presión mediática, coadyuva con Maragall al advertir a Mas que apoyará el cambio del régimen electoral, si éste acaba boicoteando el Estatuto.

Igualdad de voto

Las formaciones del tripartito se comprometieron, en el Pacto del Tinell, a redactar una ley electoral que acabara con la primacía del voto rural por encima del urbano, sistema que beneficia sustancialmente a CiU, cuya gran bolsa de electores se concentra en las comarcas interiores de Cataluña.

El acuerdo del Tinell especifica que la nueva ley electoral debe garantizar la igualdad de votos y la proporcionalidad entre votos y escaños. Con esta fórmula no podrían repetirse los resultados de las dos últimas convocatorias electorales, es decir, que siendo el Partit dels Socialistes la formación más votada en Cataluña, CiU obtenga la mayoría de diputados.

De momento, Mas no ha topado con la radical oposición de Maragall. Fuentes del Gobierno catalán comentaron ayer que las condiciones de los nacionalistas son "aceptables", pero que requerirán mayores concreciones.

Por su parte, en la federación nacionalista tampoco consideran totalmente rechazable la petición de Maragall para elevar hasta dos tercios (90 diputados) en el Parlamento catalán la mayoría para poder retirar el Estatuto durante su trámite en las Cortes. Fuentes de Convergència señalaron que "sería recomendable" no llegar a este extremo y que, por consiguiente, se necesitaría antes un pacto con el PSOE. En cualquier caso, la dirección de los nacionalistas recuerda el compromiso del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de aprobar el Estatuto que salga del Parlamento catalán siempre que no desborde la Constitución.

Los dirigentes de ERC Carles Bonet (izquierda), Josep Lluís Carod (centro) y Manel Balcells, ante la sede del PSOE.
Los dirigentes de ERC Carles Bonet (izquierda), Josep Lluís Carod (centro) y Manel Balcells, ante la sede del PSOE.ULY MARTÍN

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