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Guelbenzu aborda la muerte con sarcasmo en 'Esta pared de hielo'

Los diálogos entre personajes narran la vida de un hombre corriente

Aurora Intxausti

Aborda la muerte desde la vida, pregunta y da respuesta a cuestiones que el ser humano se plantea sobre su propia existencia y lleva a un individuo insignificante a enfrentarse a sus fracasos e incoherencias. José María Guelbenzu (Madrid, 1944) se ha dedicado los últimos cinco años a escribir con ironía y sarcasmo Esta pared de hielo (Alfaguara), una novela en la que la muerte deambula entre las páginas. "Creo que era el momento oportuno de mi vida para escribir sobre un tema como éste".

Guelbenzu ha regresado con Esta pared de hielo a su estilo literario dejando apartadas, de momento, sus novelas de intriga -No acosen al asesino y La muerte viene de lejos-, y lo ha hecho tratando el tema de la muerte con tintes de ironía. "La forma más coherente y lúcida de asumir las cosas es enfrentarse a ellas y cuando un escritor reflexiona sobre un tema durante tiempo lo mejor es ponerse a escribir, y para hablar de la muerte tenía que emplear el sarcasmo", apuntó ayer el escritor.

El autor de Esta pared de hielo considera que "hay que estar al borde del abismo para plantearse algún tipo de cuestiones sobre la muerte y llegar a preguntarse si la vida de uno ha tenido sentido o no. La mayoría de individuos que pululan por esta sociedad no hacen este tipo de planteamientos". En la novela, realidad y ficción corren en paralelo, pero no llegan a entremezclarse nunca. "Otra cosa es que las almas extraviadas las junten con mejores o peores resultados, pero suele ser para mentirse, porque no mentirse nunca es insoportable", asevera Guelbenzu, quien ha utilizado personajes normales porque huye de los héroes: "Sus vidas no me interesan para mi literatura". El libro, a caballo entre la intriga y la tradición de diálogos, cuenta la historia de "una persona insignificante" a través de varios personajes (su viuda, un desconocido, sus amigos y familiares) "como si se tratase de un antiguo coro griego".

El protagonista de la novela, Julián Po, acaba de fallecer, y mientras su cuerpo yace en el tanatorio sus allegados conversan sobre mil asuntos intrascendentes. Mientras, su alma se lamenta de su inane existencia en presencia del barquero que le va a llevar a la otra orilla del río donde le aguarda la muerte. La viuda conversa con un hombre sobre un gran secreto que ha mantenido la familia durante años, la desaparición de 15 millones de pesetas que el protagonista recibió de una herencia en 1975. La historia está estructurada mediante diálogos, porque, para el autor de la novela, esa forma es "una de las mejores maneras que tiene el lector de descubrir lo que piensa cada personaje".

En los últimos cinco años, Guelbenzu ha tenido tiempo para pensar en el sentido de la muerte y el escritor confiesa su miedo a morirse. "Es un miedo real ir percibiendo tu desaparición. Por eso creo que al abordar este tipo de temas hay que hacerlo con humor". La novela, según su autor, es "muy positiva, es una reacción a no dejarse vencer, a no dejarse llevar por el terror y la angustia, a ser capaz de levantar sólidos edificios". Habla de sus trabajos literarios y dice que en estos momentos está trabajando en una nueva novela sobre el amor.

José María Guelbenzu, ayer en Madrid.
José María Guelbenzu, ayer en Madrid.MANUEL ESCALERA
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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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