Una rigurosa inspección para cada res
Cada cabeza bovina en España debe ser identificada desde su nacimiento. Dentro de los siete primeros días de vida es obligatorio comunicar el nacimiento para su identificación. A la explotación ganadera acudirá una empresa autorizada que colocará al animal dos pendientes o crotales, uno en cada oreja, con un número que se le asigna de por vida como si fuera el número de bastidor de un vehículo.
El número, precedido por las letras ES de España, consta de 12 dígitos. Los primeros corresponden al territorio de nacimiento y los últimos son exclusivos del animal. En medio hay también un número fruto de la combinatoria y que evita las falsificaciones.
Además de los crotales, que deben acompañar de por vida a la res, se debe emitir un DIB (Documento de Identificación Animal). En Álava lo hace la cooperativa Abeltzain, la misma que coloca crotales. En otros territorios, con un justificante de haber sido colocados los pendientes se recoge el DIB en una oficina de extensión agraria.
En este documento figura la explotación y la fecha en la que nace el animal, el número de la madre y la fecha en que se incorporó a la explotación, en caso de compra venta. Estos mismos datos deben figurar en el Sistema de Movimientos de Ganado (Simogan), dependiente del Ministerio de Agricultura. Un cambio de propiedad de la res implica un nuevo DIB que refleje la nueva situación y un cambio de los datos del Simogan.
¿Qué pasa si la res pierde un crotal? Pues que se debe solicitar otro. En España una sola empresa, en Madrid, fabrica duplicados. En Álava los ganaderos presentan la solicitud a la Diputación. Hasta hace cuatro años se encargaba también Abeltzain. Si se pierden los dos crotales y es la única cabeza en la explotación en esta situación, el ganadero debe hacer una declaración jurada de que es la res que dice.
Hay comunidades que obligan a ir al matadero a las reses que han perdido los dos crotales. Si se pierde el DIB se solicita un duplicado, en Álava los da también Abeltzain. Este sistema busca conocer la trazabilidad del ganado, de dónde viene y dónde ha estado por una cuestión de salud pública.
