Peleas de familia

Ya sabemos, de antiguo, que la vida interior de cualquier familia puede ser mucho más siniestra que el peor cuento gótico; que un hermano puede ser el peor verdugo de otro ser nacido de iguales progenitores, o que los padres son punto menos que pesadillas para algunos hijos. Qué no creer de los suegros o, mejor aún, de las suegras: por ahí anda el díptico formado por Los padres de ella (2000) y Los padres de él (2004) para entender a qué extremos de maldad puede llegar un padre celoso del novio de su hija. Y ahora también tenemos lo propio en el otro campo: qué pesada y maquiavélica puede resultar una mujer rica y famosa que piensa que su hijo cometerá una tontería casándose con una joven bella pero sin empleo... o con varios, pero ninguno demasiado rentable.

Primera aparición de Jane Fonda en una pantalla en los últimos 15 años, La madre del novio es exactamente lo que promete: una colección de maldades, coces y golpes de efecto que se propinan sin demasiados miramientos dos mujeres interesadas por el mismo hombre, sólo que una es su madre y la otra, la aspirante a esposa. Y en un producto hecho sólo con vistas a la recaudación y con una más que endeble envoltura, sólo se aguanta Fonda (en algunos momentos) y, curiosamente, Michael Vartan, que apenas asoma su rostro por algunos momentos de la función: es la suya una actuación por demás discreta, casi clandestina. Lo demás es previsible hasta la abominación, de forma que la propuesta sólo resulta soportable para mujeres con problemas con sus suegras o para amantes desaforados de las excesivas, rotundas protagonistas.