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El Museo de Bellas Artes de Bilbao reúne 45 grabados de Picasso

El Bellas Artes de Bilbao exhibe hasta noviembre una serie de obras "excepcional"

El Museo de Bellas Artes de Bilbao presentó ayer la exposición Caja de remordimientos, que reúne 45 grabados que Picasso realizó entre 1919 y 1955. Las obras forman parte de un total de 101 planchas de ese periodo que el pintor malagueño rechazó, aunque no se destruyeron. En los años sesenta, durante un traslado de domicilio, se hallaron estas planchas y Picasso, presionado por los editores, accedió a que se hiciese una edición de 50 ejemplares de 45 de ellas, grupo al que pertenecen las que cuelgan ahora de la pinacoteca bilbaína. A través de ellas, se puede recorrer la vida de Picasso "a modo de diario", según afirmó ayer el comisario, Juan Carrete.

La exposición, abierta hasta el 6 de noviembre, se enmarca dentro del programa El papel del arte del Bellas Artes y cuenta con el patrocinio de la Fundación Bancaja. El programa pretende sacar a la luz obras de papel que no pueden exponerse de forma permanente por la delicadeza del soporte, sensible a la luz y las variaciones ambientales.

Caja de remordimientos reúne aguafuertes, puntas secas y barnices blandos y repasa la maestría del autor a través de diversos estilos (cubista, surrealista o neoclásico), aplicados a temas como las mujeres, bañistas, bacanales y minotauros.Carrete calificó como "excepcional" que se puedan contemplar reunidas las 45 estampas de la serie completa. El comisario de la muestra destacó que Picasso fue un grabador perseverante, que se dedicó a esta técnica "practicamente a diario". "Por ello, Picasso considera que su obra grabada es su diario y en muchas de ellas consigna el día, el mes y el año. Sus grabados son el reflejo de sí mismo", apostilló. Para Carrete, las 45 piezas que cuelgan en el museo bilbaíno hasta noviembre se pueden dividir en dos periodos: uno entre 1919 y 1939, con 37 estampas, y otro, de 1952 a 1955, en el que se integrarían las otras ocho piezas.

Del primer periodo, destacan los retratos de mujeres y las reflexiones sobre el mundo clásico, mientras que en la segunda etapa, el artista se centra en su familia, en el mundo clásico y en sus fantasías amorosas y sexuales. Los títulos lo reflejan: Retrato de la señora Picasso I (un retrato de su primera mujer, Olga Kokhlova), Gozo maternal, Madre e hijo, Minotauro violando a una mujer, Muchacho con máscara de toro, fauno y perfil de mujer o El lamento de las mujeres, entre otros.

Si bien las 45 planchas se realizaron entre 1919 y 1955, no fue hasta la década de los sesenta cuando se imprimió la tirada de 50 ejemplares de cada una de ellas, autorizada por su autor. Ya en los años ochenta se estampó la firma del pintor, quien había muerto en 1973, gracias a un sello. Se ocupó de ello la galería de arte francesa Louise Leiris, tras mantener conversaciones con los herederos del artista, para evitar su falsificación.

Rigor y exigencia

Picasso se mostraba bastante reacio a firmar sus obras, comentó el comisario. Por ello, cuando decidió "salvar" 45 de los grabados que previamente había rechazado, se hizo "el remolón" y no firmó las 2.250 piezas. Quizá el autor tuvo en esos momentos "remordimientos", aventuró Carrete, y de ahí el nombre de la serie. "No estaba convencido de que estos grabados se editasen", agregó.

Esta reticencia del artista malagueño a autentificar algo que no había recibido su visto bueno en el momento de su creación fue destacada por el comisario de la muestra como prueba del rigor y la exigencia de Picasso con respecto a su obra gráfica: "No quiere

que salga nada que no esté perfecto", dijo. Sin embargo, Carrete apuntó que un experto puede apreciar "algunos fallos técnicos" en grabados de la primera etapa, "la época del aprendizaje, de conocer la técnica del aguafuerte".

De las otras 56 planchas del total de 101 que Picasso desechó no se sabe nada. "Nunca les dio el visto bueno para que se editasen", comentó el comisario. Están catalogadas más de 2.000 obras de Picasso "y de ellas, 1.200 son planchas de grabados". Ello da una idea de la importancia que para el artista tenía esta técnica.

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