Valencia rejuvenece por verano

Valencia, la ciudad que exhibió durante años un cartel en su entrada que cifraba en dos horas la visita al centro histórico, la "capital del antiturismo", en palabras del crítico Kennet Tynan, se está transformando. Es menos ingrata con los turistas jóvenes, con los llamados mochileros. Hace 10 años no había ni un hostal juvenil ni un hotel orientado especialmente a este público, como los que proliferan por las grandes capitales europeas: hoy, hay seis hostales (pero no sólo) para jóvenes en el centro histórico de Valencia.

Entonces resultaba casi insólito escuchar idiomas extranjeros durante una calurosa noche de agosto en la ciudad; ahora, sentado en una de las concurridas terrazas del centro, es muy frecuente oír hablar inglés, sobre todo, pero también alemán, francés e italiano, entre otras lenguas. Las noches estivales se animan con un público en el que abundan los guiris. Buena parte son turistas, simplemente de vacaciones, otros son jóvenes en año sabático y también hay estudiantes de Erasmus a la espera de iniciar el curso. Todos coinciden en su elección de Valencia en un mes en que sus habitantes tienden a huir de la ciudad. Tanto ambiente hay que veteranos locales como la Marxa han cambiado sus hábitos y mantienen abiertas las puertas en el otrora mortecino agosto.

Buena parte de los mochileros -si bien hoy muchos arrastran modernas maletas de ruedecillas- se hospeda en los hostales que ocupan antiguos edificios reconvertidos para albergar un público dinámico, que suele viajar en vuelos de bajo coste y busca acomodo por Internet. Este verano no se han llenado, no como muchos hoteles de gama alta que han rivalizado en ofertas. Tienen encanto y no sólo ofrecen cama en una habitación más o menos compartida en función del precio (entre 10 y 24 euros): la mayoría también dispone de servicios comunes de cocina y ofrece facilidades para visitar la ciudad y socializarse. Internet no falta.

El pionero en poner en marcha este concepto en Valencia es la ahora cadena Hôme Youth Hostels. Abrió su primer hostal en la calle de Cadirers y ahora cuenta con dos más (detrás de la Lonja y junto a la iglesia de la Merced de la plaza de Vicente Iborra), además de inaugurar uno en Barcelona. Lo montaron cuatro amigos y ahora es una referencia en el pujante sector. Acaban de transformar el establecimiento original en el atractivo Hôme DeLuxe, con habitaciones decoradas por diseñadores y artistas. Sergio Jáuregui, trabajador de Hôme, explica que la edad media de los clientes se sitúa entre los 18 y 30 años. Suelen quedarse más noches de las previstas (el promedio ahora se acerca a tres) y destaca la comodidad de una ciudad con las dimensiones de Valencia con respecto a otras. Apunta que las preguntas más habituales nada más llegar son: adónde comer paella y cómo ir a la playa. La Ciudad de las Artes y las Ciencias apenas funciona como polo de atracción. Jáuregui destaca, además, la difusión y el conocimiento internacional que ha tenido el nombre de la ciudad de Valencia gracias a los triunfos del Valencia CF.

Moisés Margaix es valenciano. Ha recorrido medio mundo y conoce muchos youth hostels (hostales para jóvenes). Este año ha abierto Nest, un hostal que ocupa cuatro plantas y un ático en un rehabilitado y bonito edificio de la modernista calle de la Paz (36). El lo tiene muy claro: asocia directamente el auge del turismo de mochileros con el desembarco y proliferación de líneas de bajo coste, que "acercan el mundo".

Tampoco duda Margaix en resaltar el "enorme cambio" que ha experimentado Valencia en este tipo de turismo, al tiempo que reseña la importancia de la publicidad. Su accesibilidad, su vida nocturna, el coste de vida menos caro que en otras ciudades o el buen tiempo son atractivos que destaca de la ciudad. Cuenta el caso de un turista australiano que vino para tres días y lleva tres meses en valencia de su año sabático por Europa. Buena parte de sus clientes son americanos que vienen a conocer el viejo continente. Antes, Valencia no entraba en el circuito.

Dando una vuelta a la circunvalación de Ciutat Vella se llega a unas dependencias anexas del Convento de la Encarnación, donde en marzo se inauguró el espacioso Índigo (Guillén de Castro, 64). Explica Joaquín, propietario del establecimiento, que hace años en Valencia "no había nada" similar a los hoteles que veía en sus viajes y que aprovechan "espacios vacíos" en los cascos antiguos de las ciudades.

Como albergue juvenil tradicional funciona Ciudad de Valencia, instalado en el barrio de Velluters , en un edificio restaurado del siglo XIX (calle de Balmes, 17). Está gestionado por los scouts y cuenta con una sala de conferencias y un comedor y terraza con espléndidas vistas a buena parte del centro histórico donde se ubica.