Tarjetas de crédito

Hace unos días, cuando volví de vacaciones, encontré en mi buzón del correo una carta de mi banco con una tarjeta de crédito. En la carta se me pedía que llamara a un número de teléfono de pago compartido (un 902) para activar la tarjeta, requisito necesario para poder hacer compras con un determinado descuento y sacar dinero de los cajeros automáticos.

Lo primero que pensé fue que al no haber solicitado la tarjeta, bastaría con no activarla, cortarla con las tijeras y tirarla a la basura; pero había oído decir que hay entidades financieras que tan pronto te envían la carta y la tarjeta, te cargan en tu cuenta una cuota. Así que fui al banco (creo que no está bien decir de qué banco se trata, aunque me gustaría decirlo) y pregunté a un empleado si me habían cobrado la cuota.

Así era. Me habían cobrado ya la cuota. Devolví la tarjeta al empleado junto con una solicitud de devolución de la cantidad que me habían cargado sin mi permiso.

Qué raro y difícil es todo.