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La ONU rebaja drásticamente las muertes causadas por el accidente de Chernóbil

El informe definitivo calcula que 4.000 personas fallecerán por la catástrofe, ocurrida en 198 6

Unas 4.000 personas fallecerán como consecuencia del accidente de la central nuclear de Chernóbil, en 1986. El pronóstico de mortandad es "muy inferior al que se temió inicialmente", según el informe definitivo sobre el siniestro elaborado por siete agencias de la ONU, desde la Organización Mundial de la Salud a la Agencia de la Energía Atómica. El estudio señala que, hasta el momento, sólo 59 personas han muerto por las radiaciones y asegura que el 99% de los casos de cáncer de tiroides se han curado. Los científicos de la ONU sostienen que el problema de Ucrania es económico, no de salud ni medio ambiente.

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"En un principio se especulaba que las radiaciones podrían causar la muerte de hasta 100.000 personas, y esto no se ha confirmado", explicó a este diario el director del programa de radiactividad de la Organización Mundial de la Salud, Michael Repacholi. El experto explicó que el actual pronóstico de un máximo de 4.000 defunciones (coincide con las estimaciones hechas tras el accidente por las autoridades soviéticas) es muy teórico. Hasta el momento se han atribuido sólo 59 muertes directamente al accidente: nueve niños por cáncer de tiroides, 48 trabajadores de la construcción del primer sarcófago y equipos de socorro, así como dos funcionarios que murieron por la explosión.

El informe admite que ha habido unos 4.000 casos de cáncer de tiroides en niños, pero asegura que el 99% ha sobrevivido gracias a la extracción de la glándula de tiroides y el tratamiento farmacológico. Ya no figuran entre las potenciales víctimas mortales de Chernóbil. "El cálculo de 4.000 víctimas entre las 600.000 personas que se encontraban en los alrededores de la planta nuclear se basa principalmente en la dosis de radiación padecida por los afectados y la posibilidad de que mueran de leucemia o cáncer a lo largo de 75 años de vida", aclaró Repacholi.

El informe asegura que actualmente los problemas de la zona "son económicos y psicológicos, y no de salud ni medio ambiente". Repacholi sostiene que "los exámenes de salud a los que cada año es sometida la población refuerza su incertidumbre, en lugar de ayudarles a olvidar y mirar hacia adelante. Esto les causa estrés, disminuye las defensas y facilita nuevas enfermedades. Además, el Estado los ha tratado como víctimas, no como supervivientes, dándoles una renta, que puede contribuir a que no asuman responsabilidades y se sientan inútiles".

El informe hace mención de 350.000 personas que fueron desplazadas y, "aunque estas personas fueron recompensadas por sus pérdidas y recibieron vivienda gratuita, no han superado la experiencia traumática. Están sin empleo y sienten que no tienen lugar en la sociedad". Según los estudios, quienes regresaron a sus hogares tienen mejor situación psíquica y económica, de los desplazados que regresaron a sus hogares o de la gente que permaneció en la zona afectada.

El informe indica que entre la población no se ha constatado "ni descenso de fertilidad ni aumento de malformaciones congénitas" y pone de relieve que en la región afectada, "el índice de radiactividad ha vuelto a niveles aceptables" con excepción de un área de 30 kilómetros a la redonda de la planta nuclear accidentada y de algunos bosques y lagos que permanecen como zonas restringidas.

Gregory Hartl, portavoz de la OMS, opinó que el mensaje más importante es que "ya es hora de acabar con las especulaciones y abrir una nueva etapa para dar ánimos a la gente afectada, teniendo en cuenta que es poca la zona actualmente contaminada, y el resto ya se puede rehabilitar".

Un afectado por el accidente nuclear de Chernóbil, en 1996.
Un afectado por el accidente nuclear de Chernóbil, en 1996.SYGMA

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