_
_
_
_
_

Una barrera impedirá que entre agua salada al delta del Llobregat

El sistema se ha utilizado en California para evitar la penetración del mar en acuíferos

El delta del Llobregat contará con un innovador sistema que evitará la progresiva penetración tierra adentro del agua salada del mar. A mediados de este mes empezarán las obras de la barrera de intrusión salina, un proyecto que tan sólo se ha aplicado en el Estado norteamericano de California y que costará 24 millones de euros. La entrada de agua salada amenaza el acuífero del Llobregat.

Los impulsores de esta actuación medioambiental, la empresa Depurbaix, participada por el Ministerio de Medio Ambiente y la Agencia Catalana del Agua, la califican como una de las más complejas y necesarias para garantizar uno de los recursos hídricos más importantes del área metropolitana: el acuífero del delta del Llobregat.

El acuífero es un embalse subterráneo natural que alcanza 100 hectómetros cúbicos. De él se abastecen numerosos municipios y empresas, como Aguas de Barcelona y Aigües del Prat. "Su capacidad es similar a la presa de La Baells, una de las mayores de Cataluña", destaca el director técnico de Depurbaix, Tomás Cazurra. Sin embargo, desde los años setenta sufre los efectos del avance del mar. "Hace años se extraía demasiada agua, unos 130 hectómetros cúbicos anuales, y el nivel descendió hasta situarse por debajo del mar", explica Cazurra. Como con los vasos comunicantes, el agua salada ejerce mayor presión y penetra hasta mezclarse con la dulce del acuífero. La construcción de numerosas infraestructuras, cuyas excavaciones han alterado el terreno y el proceso de filtración natural de las aguas, ha hecho el resto. Pese a que se han establecido unos límites de explotación de los recursos hídricos disponibles, el agua marina ha continuado avanzando hasta inutilizar los más cercanos a la costa. La barrera que se construirá en breve tiene la misión de frenarla y recuperar toda la potencialidad del embalse aumentando su nivel de agua, de modo que vuelva a ser superior al del mar e impida su intromisión. El procedimiento se basa en la inyección de agua dulce en el acuífero.

Al igual que no es perceptible al ojo la incesante entrada de la cuña salina, en el futuro tampoco será visible la acción de la barrera de intrusión salina ni la gran infraestructura que requerirá. Todo ocurre en el subsuelo.

En una primera fase, con un presupuesto de seis millones de euros, se construirán cuatro pozos a una profundidad de 60 metros en una línea de un kilómetro de extensión próxima a la costa, entre la nueva y la antigua desembocadura del Llobregat. Desde estos pozos se inyectará agua regenerada procedente de la depuradora de El Prat, que después se someterá a un tratamiento adicional que entrará en servicio el próximo año. Más de 2.500 metros de tuberías transportarán de la planta a los pozos unos 5.000 metros cúbicos de agua que se inyectarán a presión todos los días del año. El proyecto sigue el modelo adoptado por primera vez en 1975 en el condado de Orange de California, que ha aplicado el mismo sistema en otros dos acuíferos del Estado.

La unión temporal de empresas formada por Copcisa Industrial e Infilco se encargará de las obras. Depurbaix calcula que el sistema podrá empezar a funcionar a principios de 2007. De acuerdo con las previsiones, durante el primer año y medio se analizará su funcionamiento. Luego se pondrá en marcha la ampliación de la barrera de intrusión salina con la construcción de 12 pozos más hasta alcanzar una franja costera de tres kilómetros, desde El Prat hasta la Zona Franca.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Agua 'contaminada'

Los payeses de la zona del delta hablan de "contaminación del agua" para referirse a la entrada del mar en el acuífero y el aumento progresivo de salinidad. Muestra de ello es que el delta ha sufrido una transformación de sus cultivos como consecuencia de estos efectos. La judía verde, por ejemplo, "no acepta el agua salada y ha abandonado los terrenos agrícolas" próximos al Mediterráneo, según comenta el responsable de Unió de Pagesos en el Baix Llobregat, Miquel Reverter.

Por otra parte, los agricultores han expresado su descontento por tener que usar agua de depuradora para el riego de los campos, una medida que incluye el decreto de sequía que ha aprobado el Gobierno catalán. Este agua tratada tiene un alto contenido en nitratos y fosfatos. La planta de El Prat depura el agua en un 92%; pero para su reutilización en el regadío se requiere una mayor depuración. El año próximo Depurbaix espera finalizar la construcción de las instalaciones que realizarán el tratamiento necesario para obtener un agua de máxima calidad. Es el llamado tratamiento terciario, que incluye un proceso de ósmosis inversa que consiste en someter el agua a una presión de hasta 10 atmósferas para hacerla pasar por un filtro microscópico, del que se obtiene la molécula del agua pura. Este recurso depurado al máximo será el que se destinará tanto para el riego como para la alimentación de los pozos de agua que formarán la barrera de intrusión salina.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_