El modelo inteligente
El descubrimiento de que humano y chimpancé comparten el 99% del ADN me satisface; me hace ver que la vida en el mundo es simpática, limitada y única, y me hace pensar que si esto avanza y me da tiempo una pequeña operación me podría hacer chimpancé y sacarme de esta angustia de lo humano, azotada por los filósofos y regañada por los teólogos, metidos en una sociedad demasiado estrecha -los modelos pasados se quedaron pequeños-, excitando con el viejo creced y multiplicaos, qué tontería con ninguna previsión del futuro. Tan molesto para la realidad es que el propio Bush -su cuerpo inclinado, su paso militaroide, su sonrisa de nada, recuerdan mucho al animal- está tratando de volver al creacionismo y abandonar el evolucionismo. Costó mucho trabajo obligar a las escuela a que veneraran a Darwin. Después aparecieron teólogos que conciliaban las dos teorías, como Teilhard de Chardin, angélico y bobote. Por ahí está apareciendo la calidad mental de Bush, adherido también al lema del nuevo Papa, contra el relativismo. Los chimpancés de Bush se han puesto a pensar en este tema político y han hallado lo que llaman "el modelo inteligente": Dios creó un modelo inteligente de ser vivo, al que echaba de menos en el reloj blando de la evolución -¿qué puede hacer un tirano sin adoradores?- y lanzó el "modelo inteligente", que es el de la vida general; y de la evolución del modelo, los añadidos y los excipientes, algo que se afina y algo que se atrofia, hasta llegar al reparto en una escala humana que va desde su despacho oval, donde tiene su guarida: aunque parece que no pueden procrear en cautividad, se dice que su antecesor se entregó ya a la masturbación con una hembra, lo cual supone un paso hacia la verdad y a la perfección del "modelo inteligente". Saldrían de este nuevo teólogo los "cristianos renacidos", que son notablemente conservadores, pero a los que liberados del peso de la evolución, podrían ya volver los principios lógicos: la lógica del creacionismo y de cómo este gran barullo de sementales y hembras atónitas se pudo hacer en seis días, puesto que el séptimo descansó y, dada su tendencia a considerarse a sí mismo como modelo, hizo descansar a todos los demás.
Supongo que en los colegios que abren su curso ahora habrá textos y vídeos para que los seres del mañana entren en la vida bien edificados.
