En la noche todos los gatos son pardos

"Es verdad que por parte del Grupo Socialista no tenemos ningún inconveniente en mantener este debate [Afganistán] cuantas veces se quiera. Nos parece que es legítimo que los grupos parlamentarios lo quieran plantear", dijo el portavoz Alfredo Pérez Rubalcaba en la Comisión de Defensa, el pasado miércoles, día 24. Sin embargo, los socialistas y las demás fuerzas políticas (mayoría) votaron contra la propuesta del Partido Popular para que comparezca el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el Congreso a fin de celebrar ese debate.

Los socialistas estimaron, según fuentes solventes, que en el contexto del accidente del Cougar, el PP sólo buscaba con la comparecencia de Zapatero un golpe de teatro, cuya intención era confundir y desgastar al presidente.

Sin embargo, más allá de esa intención, ese debate debe celebrarse. Quizá Pérez Rubalcaba podía haber dado un paso más adelante al considerar "legítima" esa propuesta de debate por parte de varios grupos políticos y anticipar que una vez abordado el tema del siniestro del Cougar, Zapatero comparecerá ante el Pleno para debatir sobre las misiones militares en el exterior y el papel de España en el mundo.

¿Por qué no? Hay una cosa que el líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, dijo en la diputación permanente que tiene sentido: Zapatero puede culminar en ese Pleno la faena iniciada con la eficaz gestión del siniestro.

Si el debate en la Comisión de Defensa y en la Diputación Permanente ha puesto el listón de lo que va a ser el nuevo curso político, será apasionante. Pocas escenas de esgrima parlamentaria -personajes, forma y contenido- se han visto como la doble confrontación del miércoles pasado.

Eduardo Zaplana vino a decir que el Gobierno de Zapatero está haciendo en Afganistán lo mismo que José María Aznar había ordenado hacer en Afganistán e Irak. En otros términos, que Zapatero ha engañado a los españoles. No creyó necesario ni ilustrar su acusación. En el medio de la noche, todos los gatos son pardos.

Pérez Rubalcaba sí intentó entrar en el fondo. "Ya sé que a ustedes esto de las Naciones Unidas, de su terminología y de sus resoluciones [misiones de paz, de reconstrucción de paz, misiones humanitarias] no les gusta mucho, pero yo les aconsejo vivamente que se lo lean", dijo el portavoz socialista.

La idea de que la génesis de la intervención militar en Afganistán es igual o parecida a la de Irak no resiste la más elemental cronología. Aquellos países que bloquearon la pretensión de la Administración de Bush de desencadenar la guerra de Irak a través del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas son las que previamente apoyaron la intervención en Afganistán, tras los atentados del 11-S.

"Es verdad que está encargada a la OTAN [la misión de la ONUe usted por favor -le dijo Rubalcaba a Zaplana- el escudo que llevan nuestros soldados, mírelo: es el escudo de la ONU. No trate de confundir en este caso".