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Reportaje:

Los riesgos de la desconexión

La crisis política desatada en Israel por la retirada de Gaza puede terminar contagiando su actual buena salud económica

Israel afronta el coste de la retirada de Gaza -7.500 millones de sheqalim, unos 1.400 millones de euros- con una coyuntura favorable: el PIB crece al 4,9%, la inflación se mantiene estable y el paro desciende. La desconexión, sin embargo, ha provocado una seria crisis política que puede contagiar a la economía, ahora en manos de dos recién llegados: Ehud Olmert, en el Ministerio de Finanzas, y Stanley Fischer, en el Banco de Israel.

El Ministerio de Finanzas prevé cerrar este año con un crecimiento económico del 3,9%, una cifra que el Banco de Israel eleva al 4,1%

Beni Fefferman, director de Planificación del Ministerio de Industria, "espera que un número significativo de los evacuados de Gaza en edad laboral (3.750) tenga dificultades para reintegrarse en el mercado laboral después de la desconexión". Shimon Peres, el viceprimer ministro, es más optimista: "Una vez que el país deje de invertir enormes sumas en la defensa de los colonos, podrán destinarse sumas mayores al desarrollo del Néguev y Galilea". La consecuencia inmediata, según Peres, será la creación de más empleos en dos de las regiones con los mayores índices de paro, que en algunos sitios superan el 20%.

Afortunadamente, las cifras macroeconómicas israelíes son positivas, favorecidas por el fracaso de la Intifada. El producto interior bruto (PIB) creció un 4,3% en 2004, un porcentaje que se ha elevado al 4,9% en tasa interanual en la primera mitad de 2005, gracias al aumento del gasto público en un 13,6%, después de 18 meses de descensos, y a un incremento del 5,3% en el consumo privado. Las perspectivas son halagüeñas: el Ministerio de Finanzas prevé cerrar el año con un crecimiento económico del 3,9%, una cifra que el Banco de Israel eleva al 4,1%.

La inflación, por su parte, se mantiene bajo control: en los seis primeros meses de este año los precios de consumo se han elevado sólo un 0,5% y los expertos no temen un cambio de tendencia. Leonard Leiderman, jefe del servicio de estudios del Banco Hapoalim, calcula que el IPC termine el año con una subida del 2%. Además, un estudio del Ministerio de Industria refleja que los puestos de trabajo han crecido un 6,1% en el segundo trimestre, frente al anterior, y un 30,6% respecto a igual trimestre de 2004. En ese año, el paro afectaba al 9,4% de la población activa, algo por debajo del 10,7% registrado en 2003.

Fortaleza turística

El turismo, uno de los rubros más importantes de la economía israelí, también da muestras de fortaleza. En los cinco primeros meses del año llegaron al país 707.345 visitantes, un 27% más que en igual periodo de 2004, lo que ha permitido, según Abraham Hirshon, ministro de Turismo, la creación de 6.000 puestos de trabajo. Las previsiones oficiales hablan de que este año se alcanzará la cifra de 1,9 millones de turistas, frente a los 1,5 millones del año 2004.

Y la retirada de Gaza, según los analistas, impulsará la política de "cielos abiertos", esto es, las limitaciones impuestas al tráfico aéreo por razones de seguridad y que, según un estudio del Ministerio de Turismo, suponen que cada año renuncien a venir a Israel al menos unos 60.000 escandinavos, 42.000 alemanes y 30.000 norteamericanos.

Pero todas estas buenas cifras no deben de impedir ver las nubes en el horizonte. Y es que el momento económico de Israel es casi tan complicado como su momento político. El banco central está dirigido por un recién llegado, Stanley Fischer, y lo mismo ocurre con el Ministerio de Finanzas, donde Ehud Olmert ha tenido que sustituir deprisa y corriendo al dimitido Biniamín Netaniahu.

Nadie duda de la capacidad de Fischer para encabezar la política monetaria israelí. Pero este antiguo vicepresidente del Fondo Monetario Internacional y del Citigroup lleva sólo desde principios de mayo al frente del Banco de Israel y tendrá que sortear muchas trampas, propias de un momento político muy complejo, en el que el partido mayoritario, el derechista Likud, corre el riesgo de dividirse en dos a causa de la huida del hasta hora responsable de la política económica, Netaniahu, opuesto a la retirada de Gaza propiciada por el primer ministro, Ariel Sharón. Claro, que la situación del partido laborista, el Avodá, no es mejor, con graves enfrentamientos entre sus distintas facciones.

Y ya se sabe que el dinero es temeroso. No pocos inversores están vendiendo sus valores denominados en sheqalim para pasarse a los más seguros dólares estadounidenses. En los primeros cinco meses de este año, los israelíes invirtieron 1.600 millones de dólares en el extranjero, frente a los 1.400 millones de todo el año 2004. Los depósitos bancarios en el exterior se dispararon en ese mismo periodo hasta casi 5.000 millones de dólares, frente a los 4.800 millones de todo 2004. La compra de acciones y obligaciones extranjeras aumentó a 560 y 1.400 millones de dólares, respectivamente, impulsadas además porque ahora se aplica la misma tributación a las ganancias obtenidas en el extranjero que a las domésticas.

Así que el banco británico HSBC asegura que la desconexión, unida a los actuales tipos oficiales de interés (3,5%) harán que la moneda israelí siga depreciándose hasta el entorno de las 4,75 unidades por dólar. "El periodo de estabilidad ha terminado", afirma el banco, "principalmente por la precipitación política de la desconexión de Israel de Gaza".

"No había otra salida", afirma el profesor Daniel Tzidón, responsable del Instituto Israelí para la Democracia. "Si la desconexión no se llega a concretar, la economía de nuestro país sería la primera en sentirlo: el crecimiento se detendría, la desocupación crecería, el turismo cesaría e Israel volvería a caer casi inmediatamente en la recesión de la que aparentemente acaba de salir".

Otro enfrentamiento

El Gobierno aprobó el martes pasado los Presupuestos para 2006. Pero esas cuentas públicas -que contemplan un recorte de los gastos de defensa de 850 millones de sheqalim (unos 150 millones de euros)- ha generado otro elemento de incertidumbre: los ministros laboristas votaron en contra, habida cuenta del veto de Sharón a otro recorte adicional para defensa, de 2.500 millones de sheqalim, y a la continuación de la política de bajada de impuestos. Así que podríamos estar ante la ruptura del gobierno de coalición Likud-Avodá en un futuro no muy lejano, en torno a marzo de 2006, cuando la Knéset (el Parlamento) discuta los Presupuestos.

El capítulo militar sigue siendo una de las grandes hipotecas de las finanzas israelíes. El Estado dedica cada año unos 9.100 millones de dólares a defensa, el 8,7% del PIB, mientras que Estados Unidos se gasta en ese capítulo el 3,9% de su PIB o España el 1,2%. "Creo que habrá pocos israelíes que critiquen ese altísimo gasto para mantener a Tzáhal [el Ejército de Defensa de Israel] en las mejores condiciones posibles", afirma Moshé Mazal, antiguo corresponsal de los diarios Zo-Hadereh y Al-Ittihad. "La discusión no está ahí. Hemos tenido que luchar por nuestra supervivencia desde 1948 y hemos comprobado cómo el bajar la guardia ha supuesto una nueva agresión árabe. La única solución está en crear las condiciones para que cese el riesgo de nuevos enfrentamientos. Algo que pasa por la constitución de un Estado palestino democrático, lo que no será fácil mientras que los terroristas no abandonen la idea de destruir el Estado de Israel".

Un colono israelí, delante de su casa en la Franja de Gaza.
Un colono israelí, delante de su casa en la Franja de Gaza.ASSOCIATED PRESS

La herencia de Netaniahu

"Este es un Estado cruel, que se ensaña con los débiles,", afirmaba Iosi Sarid, diputado del movimiento pacifista Meretz-Iajad (Juntos), en el pasado mes de marzo, durante la discusión del Presupuesto para 2005, que volvía a recortar ayudas sociales al tiempo que suavizaba los impuestos para los contribuyentes más ricos. "¿En qué es judío este Estado? Siempre se menciona en este contexto el corazón judío. ¿Y dónde está ese corazón judío? Parece que ya hace tiempo que se ha cubierto con una capa de grasa, yo diría que con grasa de cerdo".

El último informe de la Seguridad Social de Israel ha reafirmado las opiniones de Sarid. En 2004 había 1,53 millones de ciudadanos por debajo de la denominada "línea de pobreza", el 23,6% de la población total. Es decir, casi uno de cada cuatro israelíes es pobre y, lo que es todavía más dramático, la pobreza afecta a uno de cada tres niños.

La infancia israelí está sufriendo como nadie el resultado de la política neo-liberal acometida por Netaniahu en sus dos años y medio al mando de la economía del país. El año pasado, el número de niños pobres aumentó en 61.000, hasta los 714.000, el 33,2% del total, frente al 30,8% registrado en 2003.

El doctor Igal Ben Shalom, director de la Seguridad Social, denuncia que este porcentaje es el mayor de todos los países desarrollados y que ha roto el triste récord que mantenía Estados Unidos. "El perjuicio que se ocasiona a los niños es un perjuicio al futuro económico del Estado de Israel", previene Ben Shalom.

Iosi Sarid, tras conocer estos datos, señala: "Todos los candidatos a primer ministro de todos los partidos deberían unirse para impedir el retorno de Netaniahu al Ministerio de Finanzas. Nadie como él ha provocado tanto sufrimiento a tanta gente".

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