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SINIESTRO DEL EJÉRCITO ESPAÑOL EN AFGANISTÁN

Defensa investigará el fallo de motores del segundo helicóptero

El Cougar no tiene alternativa, debido a la falta de 'papeles' de las aeronaves del Ejército

Miguel González

El Ministerio de Defensa no sólo ha abierto una investigación sobre el siniestro del Cougar que se estrelló el pasado martes en Herat (Afganistán), con un saldo de 17 muertos, sino también sobre el aterrizaje de emergencia de un segundo helicóptero, que quedó encajonado entre dos colinas a unos 300 metros del primero. Este segundo aparato no podrá volver a volar y fuentes militares consideran un " milagro" que no se mataran también sus ocupantes.

El aparato siniestrado se golpeó dos veces contra el suelo antes de estrellarse y arder

El 16 de agosto fue un día dramático para las Fuerzas Armadas españolas. Pero pudo ser peor. Aunque se perdieron 17 vidas y dos helicópteros, pudieron perderse 34. Sólo la habilidad del piloto y la suerte permitieron que el aterrizaje forzoso se saldara con cuatro heridos leves, de los que uno fue dado de alta ayer.

El teniente Navarro, comandante de este segundo Cougar, ha declarado que, cuando giró bruscamente a la izquierda para evitar pasar por la zona donde se había estrellado el otro aparato, ante el temor de que hubiera sufrido un ataque, tuvo un "problema de potencia" que le llevó a aterrizar abruptamente.

A diferencia del Cougar siniestrado (matrícula ET654), el segundo (matrícula ET659) no se ha destruido totalmente y será posible investigar la causa de este problema. El fallo se produjo durante una maniobra crítica, extremadamente forzada, pero es precisamente en estas situaciones, en las que está en juego la vida de los soldados, cuando se pone a prueba la fiabilidad de un equipo.

Mandos militares aseguran que el problema se circunscribe, en todo caso, a este helicóptero concreto, ya que el Cougar es un helicóptero de última generación sobradamente probado.

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Otras fuentes, sin embargo, afirman, sin cuestionar la calidad del Cougar, que éste no está preparado para operar en las condiciones en que lo utilizan los militares españoles en Afganistán.

Los helicópteros operan allí a gran altitud (más de 1.000 metros) y con temperaturas muy altas (superiores a 40º), lo que reduce la densidad del aire y, en consecuencia, su capacidad de sustentación y la potencia de los motores. Además, en este tipo de operaciones los Cougar apuran la carga: cinco tripulantes y doce pasajeros con su armamento, pertrechos y munición al completo.

El Cougar -antes fabricado por la firma francesa Aerospatiale y ahora por la europea Eurocopter- es un aparato civil adaptado a misiones militares. El Ministerio de Defensa le ha hecho una serie de modificaciones, entre las que destacan la instalación de dos ametralladoras, un dispensador de bengalas -para despistar posibles misiles antiaéreos- y un blindaje flexible, tipo kevlar, que recubre interiormente la zona de pasajeros.

Las fuentes consultadas aseguran que, aún con estas incorporaciones, el peso al despegue está aproximadamente un 20% por debajo de los 9.000 kilos previstos por el fabricante. El problema es si ese margen es suficiente para que respondan los motores en una situación crítica.

En cualquier caso, el Ministerio de Defensa no tiene alternativa. Los Cougar son los únicos helicópteros del Ejército de Tierra que disponen de certificado de aeronavegabilidad y, por tanto, los únicos que pueden volar. En noviembre del año pasado, el ministro de Defensa, José Bono, decidió paralizar el resto de la flota hasta que se resuelva este problema y tras comprobar las múltiples irregularidades cometidas en el caso del Yak-42.

En este momento se está preparando ya el envío de dos nuevos Cougar a Herat, para sustituir a los siniestrados. Procederán, con toda probabilidad, de la base de helicópteros de Bétera (Valencia) y serán trasladados por vía aérea. Si no hay cambios, saldrán también el lunes hacia Afganistán los soldados que han de relevar a sus compañeros muertos. Dos tripulaciones de helicópteros (10 efectivos en total) de la base de El Copero (Sevilla) y una sección (12) de la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable (Brilat), con base en Figueirido (Pontevedra) y Siero (Asturias).

Sobre la causa del siniestro del primer Cougar, todos los indicios apuntan a que fue un accidente, aunque el Ministerio de Defensa no quiere descartar totalmente la hipótesis del ataque exterior.

A estas alturas se sabe que el aparato golpeó dos veces con el suelo antes de estrellarse. En la primera ocasión lo hizo con el llamado patín que sobresale del extremo inferior de la cola. Su objetivo es, precisamente, proteger el rotor, una de las zonas más sensibles de la aeronave. Si el rotor resultó dañado con este roce, probablemente ya no tuvo ninguna posibilidad de recuperarse. Aunque no lo hiciera, es probable que perdiese el control.

El segundo golpetazo, de mayor virulencia por los restos encontrados, se lo dio con el tren de aterrizaje. A partir de este punto, el Cougar avanzó dando tumbos hasta estrellarse a unos 50 o 60 metros de distancia, lo que produjo la humareda negra que alarmó al segundo helicóptero español.

El Cougar que realizó un aterrizaje de emergencia el martes, fotografiado en febrero en Cuatro Vientos (Madrid).
El Cougar que realizó un aterrizaje de emergencia el martes, fotografiado en febrero en Cuatro Vientos (Madrid).JOSEP TOMÁS

Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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