Pioneros del 'blues'
JAVIER OCAÑA
Con Buena Vista Social Club, Wim Wenders revolucionó el panorama del documental musical al conseguir su exhibición en un buen número de salas comerciales de todo el mundo y dar pie a que las ventas del disco se dispararan de forma espectacular. Gracias a este éxito con pocos precedentes, el autor alemán dio la oportunidad a la industria cinematográfica de que el filón cundiera y, así, llegaron con más facilidad a los cines y a las tiendas de discos obras como Calle 54. En medio de esa ola, Martin Scorsese, melómano impenitente, produjo en 2003 una serie de documentos-homenaje a la música blues de la que forma parte The soul of a man, dirigida por el difusor Wenders, con la que se recuerda, principalmente, la figura de dos pioneros de las décadas de los años veinte y los treinta: Blind Willie Johnson y Skip James, músicos cuyas canciones han ilustrado películas como The Ladykillers, de los hermanos Coen, o Ghost World, de Terry Zwigoff. Un proyecto el de Scorsese que engloba otros seis filmes dirigidos por, respectivamente, Clint Eastwood (The piano blues), Mike Figgis (Red, white & blues), Marc Levin (Godfathers and sons), Richard Pierce (The road to Memphis), Charles Burnett (Warning by the devil's fire) y el propio Scorsese (Feel like going home).
THE SOUL OF A MAN
Dirección: Wim Wenders. Narrador: Laurence Fishburne. Intervienen: Eagle Eye Cherry, Beck, Lou Reed, Nick Cave. Género: documental musical. EE UU, 2003. Duración: 103 minutos.
Tono onírico
Wenders, como ya ocurría en Buena Vista Social Club, huye del prototipo de documental que mezcla las actuaciones y las entrevistas para ofrecer mucho más. Así, monta una excelente historia de aire onírico en la que se unen grabaciones musicales de la época, imágenes documentales, actuaciones-homenaje rodadas para la ocasión, alguna entrevista (lo más cansino del filme) y reconstrucciones propias de diversos episodios de la vida de Johnson, James y J. B. Lenoir, rodadas en blanco y negro, alteradas por la velocidad típica del cine mudo y disfrazadas con los costurones habituales provocados por la antigüedad del celuloide. Unas preciosas ficciones, acompañadas de grabaciones en vinilo con las voces reales de sus protagonistas, que representan la parte más lograda de The soul of a man. Todo ello sobre una ensoñadora base con la cual comienza la película: unas imágenes de la NASA mandando una nave al espacio con el objetivo de contactar con otras vidas extraterrestres y un disco de Blind Willie Johnson entre su equipaje técnico.
Ambientada básicamente en dos épocas de oscuridad en la historia de Estados Unidos, la Gran Depresión y la guerra de Vietnam, la película muestra también un hecho que se suele repetir en los discos homenaje: que no hay color entre las versiones originales, cargadas de sentimiento y de pasión, y las, en ocasiones, ofensas artísticas llevadas a cabo por supuestos fieles seguidores.
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