"El 'blues' tiene poderes curativos"
Cuando el realizador alemán Wim Wenders (Düsseldorf, 1945) realizó esta entrevista, tras la presentación de su última película, Don't come knocking, en el festival suizo de Locarno, no estaba en su mejor día. Se acababa de conocer la muerte de Ibrahim Ferrer, su socio en la película Buena Vista Social Club. El director no ocultaba su pena, pero accedió a la charla con entusiasmo.
Pregunta. Acabamos de enterarnos de la muerte de Ibrahim Ferrer...
Respuesta. En este momento estoy tan dolido que aún no he podido digerir la información. Era un hombre de voz de terciopelo y uno de los seres humanos más dulces y sensibles que jamás he encontrado.
P. De hecho, su relación con la música y los músicos es de las más particulares del cine.
"Ya he dicho todo lo que tenía que decir sobre EE UU. Vuelvo a rodar en Alemania, pero será un proceso largo"
"Los cantantes Skip James, Blind Willie Johnson y J. B. Lenoir describieron su tiempo con dignidad, nobleza y precisión"
R. Pienso que no estaría haciendo películas de no haber sido por el blues y el rock. Dado que no estaba dotado para la música, opté por la escritura y la fotografía, pero aún hoy lo primero que meto en mi maleta son los CD, aun antes que el cepillo de dientes (risas).
P. ¿Podría comentar algo sobre músicos que han marcado su carrera? Comencemos con Ry Cooder.
R. Descubrí la música de Ry mientras realizaba Alicia en las ciudades, en 1972. Cuando en los años ochenta comencé mi primera película americana, Hammett, quise que él fuera el compositor, pero los ejecutivos de los estudios se negaron pues, en esa época, él aún no había compuesto para cine. Decidimos esperar el momento en que nadie pudiera entrometerse. O sea, hasta Paris, Texas.
P. Nick Cave.
R. Él era un auténtico icono del underground berlinés en los años ochenta. Él era grunge antes de que se inventara el término, y lo vi con su banda en numerosas ocasiones. Cuando comencé El cielo sobre Berlín supe que tenía que ponerle su música, y él estuvo de acuerdo también en actuar en ella. Nick escribió canciones para otras tres películas mías y aparece en The soul of a man.
P. Así llegamos al blues y a The soul of a man. ¿Cuál es su relación con esta música?
R. Descubrí el blues a los 14 años gracias a la radio del Ejército americano. El blues tiene poderes curativos. No hay música mejor cuando estás mal. Muestra la otra cara del "sueño americano", la más gris y triste, pero también la más verdadera.
P. ¿Cómo presentaría The soul of a man?
R. Narra la vida de tres cantantes de blues: Skip James, Blind Willie Johnson y J. B. Lenoir. Representan a tres generaciones distintas que grabaron sus discos entre los años veinte y sesenta. Vivieron breves momentos de reconocimiento, pero murieron pobres y olvidados.
P. ¿Podría esbozar un retrato de cada uno de ellos?
R. Los tres fueron grandes cantantes y guitarristas. Eric Clapton dijo una vez que la forma de tocar guitarra slide de Blind Willie sigue siendo insuperable, pero murió tan pobre que ni siquiera lo admitieron en el hospital, aunque sufría de neumonía. Skip James realizó sus discos en 1931 pero, por culpa de la Gran Depresión, ninguno de sus discos fue bien distribuido. Abandonó la música durante 30 años y, cuando fue redescubierto, tenía cáncer. J. B. Lenoir fue el primer cantante en tratar temas como las guerras de Vietnam o Corea. Sus discos sólo fueron editados en Europa y terminó muriendo desangrado tras un accidente de coche. Describieron su tiempo con dignidad, nobleza y precisión, y el hecho de que desaparecieran en la nada era asqueroso. He hecho The soul of a man para asegurarles el lugar en la historia que se merecen.
P. Usted está en Locarno para presentar Don't come knocking. ¿Cómo ha sido esta nueva colaboración con Sam Sheppard tras Paris, Texas?
R. Pedí de rodillas a Sam Sheppard que actuara en Paris, Texas, pero no quiso. No cometí el mismo error esta vez y me dediqué a buscar actores alternativos. Mi idea era Jack Nicholson. Cuando lo comenté a Sam, me dijo: "Es demasiado viejo para ser creíble como un cowboy". Acto seguido me preguntó: "¿Y qué tal si actúo yo?". El truco dio, felizmente, resultado (risas).
P. Sus fotogramas hacen pensar en la obra del pintor americano Edward Hopper.
R. Esa imagen hopperiana es buscada conscientemente. Amo de ese pintor la ausencia de detalles; ese ir a lo mínimo indispensable. Hay sitios de los Estados Unidos donde pones la cámara y te sale un cuadro de Hopper.
P. ¿Cuáles son sus proyectos actuales?
R. He cerrado un ciclo con Don't come knocking. Ya he dicho todo lo que tenía que decir sobre los EE UU. Vuelvo a rodar en Alemania, pero será un largo proceso. Debo reconocer mi propio país, mi propia cultura. Hoy conozco y entiendo mucho mejor Montana o Idaho que Sajonia o Renania.
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