Buteflika asienta su poder con más cambios en el Ejército argelino
Agosto debe de ser un buen mes para hacer cambios en la cúpula militar argelina. El presidente Abdelaziz Buteflika nombró a mediados de semana a un nuevo jefe de la Guardia Republicana, un cuerpo de élite que dirigirá el general Lyachi Grid, y colocó al frente de la Marina al general Malek Necib.
Buteflika, que es también ministro de Defensa y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, asienta así poco a poco su autoridad sobre un Ejército que le aupó al poder en 1999 pero que no veía con buenos ojos su reelección en 2004.
En agosto del año pasado, cuatro meses después de su reelección, Buteflika empezó la remodelación de la cúpula castrense colocando a varios hombres de su confianza.
Fue entonces cuando obtuvo la dimisión, oficialmente por razones de salud, del general Mohamed Lamari, jefe de Estado Mayor del Ejército y uno de los protagonistas del golpe de enero de 1992 que impidió la victoria electoral islamista. Le sustituyó el general Salah Ahmed Gaid. Más tarde, en mayo pasado, el presidente cambió a media docena de comandantes regionales.
Para acabar de moldear unas Fuerzas Armadas a su medida, a Buteflika le queda un hueso duro de roer: el binomio compuesto por los generales Mohamed Mediene, jefe de la Seguridad Militar, y Smail Lamari, jefe del Servicio de Contraespionaje, que llevan tres lustros en sus respectivos cargos.
En sus intervenciones, como laque hizo en julio en la Academia Militar de Cherchell, el presidente argelino hace hincapié en la modernización de las Fuerzas Armadas, con la incorporación de nuevas tecnologías que la elevada renta petrolera le permite ahora adquirir.
Prácticas con la OTAN
Buteflika ha alentado además a la Marina a participar en maniobras de la OTAN en el Mediterráneo, al tiempo que el Ejército de Tierra ha iniciado una estrecha colaboración con el Pentágono estadounidense, centrada en la lucha antiterrorista.
En junio, Argelia participó junto con tropas de operaciones especiales de EE UU en el ejercicio Fintlock 2005 para mejorar la capacidad de respuesta de los endebles ejércitos del Sahel (Mauritania, Mali, Níger y Chad) ante posibles ataques de islamistas radicales.
Desde la independencia de Francia en 1963, los militares argelinos han ejercido una gran influencia política que se acrecentó aún más en los noventa cuando recayó sobre ellos la lucha contra las guerrillas islamistas, auténtica guerra civil larvada.
Los cambios efectuados por Buteflika en la cúpula castrense y la dedicación de las Fuerzas Armadas a tareas externas, como la cooperación con la OTAN y EE UU, están haciendo perder peso a los generales argelinos, en beneficio de los civiles, en la política interior.
"Para lograr una mayor normalización sería necesario que el presidente nombre a un ministro de Defensa y que acabe con el estado de excepción que prevalece en el país desde 1992", afirma un diplomático acreditado en Argel.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.