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Constructoras españolas se preparan para pujar por las autopistas francesas

París inicia la mayor privatización de carreteras de peaje, por las que pide 13.000 millones

Grandes constructoras y concesionarias españolas se preparan para sacar tajada de la mayor privatización de autopistas de Europa. Abertis, Ferrovial, Sacyr y FCC estudian acudir al concurso abierto por el Estado francés para vender su participación mayoritaria en tres empresas propietarias de dos tercios de la red de peaje del país. París pide hasta 13.000 millones de euros. Las empresas candidatas, que tienen 11 días para presentar ofertas, no descartan alianzas con otras compañías para afrontar la operación. El Gobierno español confía en que no habrá veto político a las firmas extranjeras.

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El proceso de venta de 7.100 kilómetros de red desencadena un intenso debate político

"Este año, pocas vacaciones", comentan en un grupo constructor español. Las grandes empresas de infraestructuras tienen este agosto trabajando a destajo a sus equipos, que echan cuentas para acudir a la multimillonaria privatización de autopistas en Francia. Las compañías exploran hasta dónde pueden pujar para competir con las grandes del sector en Francia, como Vinci y Eiffage (Bouygues se ha retirado). París saca a la venta su participación en Sanef (75%), Autoroutes du Sud de la France (50%) y Autoroutes Paris-Rhin-Rhône (70%), un paquete por el que pide hasta 13.000 millones de euros.

Hasta el momento, cuatro grandes grupos españoles se han mostrado interesados y estudian su participación: el grupo de infraestructuras Abertis (participado en un 20,1% por la constructora ACS, la primera del sector en España, y La Caixa, con un 23,9%), Cintra (concesionaria de autopistas de Ferrovial, la segunda constructora española), FCC (tercera constructora española) e Itínere (brazo concesional de Sacyr Vallehermoso, quinta constructora española).

Las candidatas deben presentar una propuesta no vinculante el 22 de agosto, pero la resolución del proceso puede llevar meses. Fuentes de las empresas muestran interés, pero puntualizan que no es probable que la decisión de presentar una oferta -por una o más sociedades- se produzca hasta el último momento y destacan la complejidad financiera de la operación.

Más allá del aspecto económico, la venta de estas participaciones ha levantado polvareda política en Francia, un país reticente a las privatizaciones. También existe inquietud social, y el cuaderno de venta exige un pronunciamiento de los candidatos sobre el futuro de los empleados y de las acciones en sus manos (los trabajadores tienen un 1,87% de los títulos de Autoroutes du Sud de France,ASF, y un 0,9% en el caso de las otras dos sociedades).

El Gobierno de Madrid confía en que no haya veto político a las empresas españolas en el tradicionalmente cerrado mercado francés, sobre todo tras el precedente de la compra de Amena por parte de France Télécom, controlada en un 34,9% por el Estado francés. Tres días después de que París reactivara el proyecto de la privatización de autopistas, a mediados de julio, el gigante francés de las telecomunicaciones alcanzó un acuerdo con los accionistas de referencia de Auna para la compra de su negocio de telefonía móvil por unos 10.500 millones.Un alto responsable de France Télécom había tanteado previamente y en persona sobre ta1 cuestión al Gobierno español, que no puso objeción a que una empresa extranjera y parcialmente pública compitiera con Telefónica Móviles y Vodafone.

El vicepresidente Pedro Solbes afirmó hace pocos días que le gustaría que "Francia jugara con condiciones de apertura parecidas" a las de España. Y también desde Industria se confía ahora en que exista cierta "reciprocidad" y no haya barreras para los grupos españoles en otros sectores, como las autopistas.

Veto a grupos extranjeros

En algunos de los análisis de la prensa francesa de estos días se destacan las escasas probabilidades de que los grupos extranjeros puedan obtener por sí solos contratos en la red de peaje en venta.

Las empresas españolas interesadas son conscientes de la enorme complejidad de la privatización. Diversas fuentes del sector apuntan la posibilidad de desactivar las inquietudes políticas, y a la vez hacer frente con mayor facilidad a la operación desde un punto de vista financiero, mediante la participación en un consorcio liderado por franceses.

Abertis, que estudia entrar en las tres sociedades en juego (aunque ASF parecería la más apetecible porque su red conecta con la AP-7), es aliada puntual y accionista, con un 6,7%, de Autostrade. Además, su accionista ACS se ha hecho con la línea ferroviaria de alta velocidad Perpiñán-Figueres junto con Eiffage, que controla un 4% de Sanef. Otras fuentes no descartan una alianza española.

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