La mala situación de la economía italiana y la polémica de las OPA debilitan la seguridad financiera del país
La gravedad de la crisis económica italiana ha sido registrada por la agencia de calificación de riesgo Standard & Poor's, que ha empeorado su calificación de las perspectivas del país. S&P mantiene en AA- la calificación del riesgo de la deuda pública (un grado por debajo de la alemana o la española), pero ha cambiado de "estable" a "negativa" la evolución prevista para el año próximo. La sociedad estadounidense, que junto a Moody's guía los movimientos de los grandes inversores internacionales, considera que las finanzas públicas italianas sufren una "debilidad estructural" que sólo puede empeorar en los meses previos a las elecciones generales previstas para mayo de 2006.
Otro factor que S&P ha tenido en cuenta al reducir las proyecciones de solvencia de la República Italiana ha sido el escándalo que envuelve al gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio, tras conocerse su complicidad con los banqueros italianos que, por el momento, han conseguido bloquear las OPA planteadas por el español BBVA sobre Banca Nazionale del Lavoro y por el holandés ABN Amro sobre Banca Antonveneta. El informe de S&P explica que "la pérdida de prestigio del Banco de Italia ha dañado a uno de los más autorizados guardianes de la ortodoxia económica".
La agencia de calificación considera que las cuentas públicas empeorarán "en un contexto de bajo crecimiento y de relajación de los criterios del pacto de estabilidad europeo" y estima que el déficit presupuestario "parece próximo a alcanzar el 5%" del producto interior bruto el año próximo (el objetivo del Gobierno es del 3,8%). En cuanto a la deuda nacional italiana, la tercera más alta del mundo, S&P prevé un rápido incremento hasta el 110% del PIB, frente a un objetivo oficial del 105%.
Para los analistas estadounidenses, el resultado de las próximas elecciones es indiferente. El informe de S&P admite que "la debilidad de la economía ha minado la popularidad del Gobierno de Silvio Berlusconi" y señala que el centroizquierda dirigido por Romano Prodi goza de ventaja en los sondeos, pero muestra un gran escepticismo ante los beneficios que podría comportar un cambio de administración.
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