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Reportaje:

Una fusión con vocación industrial

Las tres cajas de ahorros vascas quieren unirse para elevar sus participaciones empresariales

Las tres cajas vascas enfocan su intento de fusión como un camino para expandir su red de oficinas fuera de Euskadi y, al tiempo, aumentar su balance con el fin de diluir los riesgos industriales, que no son pocos. Iberdrola, CAF, Euskaltel, Europistas y Petronor son las principales apuestas, siguiendo un modelo similar a La Caixa.

La futura 'kutxa' quiere tener más tamaño para ser accionista y financiador de las grandes empresas de servicios afincadas en el País Vasco

Las cajas de ahorros se han convertido en las principales inversoras en la industria española en la última década y las tres entidades del País Vasco no son una excepción. Aunque sea de reojo, el presidente de la BBK, Xabier de Irala, el de la Kutxa, Carlos Etxepare, y el de Caja Vital, Gregorio Rojo, miran con envidia el modelo industrial de La Caixa. Los tres son conscientes de que sólo un gran tamaño y fortaleza en sus balances puede permitirles tomar posiciones relevantes en las grandes empresas de servicios del País Vasco. La fusión de las tres lograría este cometido, pero todavía cuentan con escollos políticos (oposición de los extremos, el Partido Popular y Batasuna) para que esta historia acabe con final feliz.

Los máximos responsables de las tres cajas vascas están convencidos de la necesidad de elevar su dimensión ante la continua caída de los márgenes del negocio. Es decir, hay que prestar más dinero y captar más depósitos porque cada vez se obtiene menos beneficio con ellos. La fórmula es abrir más oficinas. En concreto, si se hace la fusión, abrirán unas 250 sucursales fuera del País Vasco, que se sumarán a las 225 actuales. Además de en el resto de España, no descartan hacerlo también en Europa. En total, calculan que podrían contar con unas mil oficinas.

Con esta nueva red acrecentarían el tamaño del balance y, en consecuencia, el de sus recursos propios. Ahora, entre las tres suman 3.900 millones de euros de capital y reservas. Son las más solventes de España debido a que en los últimos años han sido conservadoras y han crecido menos que sus competidoras. Con este músculo y el que podrían aumentar captando recursos del mercado, la futura caja podría tener un balance de 68.000 millones. Con él quiere reorganizar e incrementar su cartera industrial para centrarse en algunas compañías que consideran estratégicas. Entre ellas están Iberdrola, CAF, Euskaltel, Petronor y el Banco Guipuzcoano, en las que llegarían a tener posiciones muy relevantes. Sin embargo, desean invertir más, pero no pueden hacerlo porque se lo impide el Banco de España. La razón es que podrían incurrir en excesiva concentración de riesgos.

Sin embargo, las cajas creen que su futuro requiere estar en las empresas y ocupar el lugar (como socios y como financiadores) que dejan los grandes bancos, entre los que se encuentran el BBVA y el Santander. Las empresas elegidas tienen en común que facilitan servicios a los ciudadanos, están radicadas en el País Vasco y necesitan apoyo económico para su crecimiento. Fuentes de las tres entidades coinciden en señalar que, con más tamaño, podrían ayudar más a las empresas de desarrollo regional y piden que los políticos lo tengan en cuenta, sobre todo los que se oponen a la operación.

El esquema de las cajas vascas tiene similitudes -con evidentes diferencias de dimensión- con el de La Caixa, el mayor grupo industrial, con inversiones superiores a los 10.000 millones y plusvalías latentes de 6.500 millones.

Hasta ahora, las cuentas de las inversiones realizadas por las cajas vascas son buenas. La BBK cuenta con unas plusvalías latentes superiores a los 800 millones de euros en su cartera industrial, mientras que la guipuzcoana Kutxa calcula que podría atesorar unos 850 millones.

Además, en las tres cajas son conscientes de que, después de la implantación de las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC), en 2007 llegarán las reglas de capital de Basilea II. Estas nuevas obligaciones someterán a mayor volatilidad a las cuentas de resultados (habrá que valorar las participaciones según el precio de mercado) y consumirán más recursos propios. Para defenderse de ambas exigencias, las cajas vascas necesitarán más recursos propios.

Formar una entidad más fuerte también arreglaría a las entidades de ahorro otro asunto importante: diluir la fuerte concentración en empresas inmobiliarias, donde destaca la posición de la Kutxa, con 87 sociedades en el sector.

Los responsables de estas cajas plantean su fusión en un escenario en el que habrá más: en Castilla-León, en Andalucía y en la Comunidad Valenciana. El documento de trabajo refleja queda mucho recorrido: mientras que los dos principales bancos tienen el 70% de los activos, las dos grandes cajas apenas llegan al 33%.

Por último, que la posición de la nueva caja sería privilegiada al convertirse en la sexta entidad por beneficios y la quinta en recursos propios. Desde esta situación, los competidores directos a batir, aseguran, serían Caja Madrid y el Banco Popular.

Carlos Etxepare, presidente de la Kutxa; Gregorio Rojo, de Caja Vital  y Xabier de Irala, de BBK.
Carlos Etxepare, presidente de la Kutxa; Gregorio Rojo, de Caja Vital y Xabier de Irala, de BBK.TXETXU BERRUEZO

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