Volver a Marruecos
Casi 140 barcos podrán volver a faenar en aguas marroquíes a partir del 1 de marzo próximo. El nuevo acuerdo pesquero suscrito ayer por Bruselas y Rabat equivale a una cuarta parte del anterior, pero tiene la virtud de simbolizar la recomposición de las relaciones bilaterales de Rabat con Bruselas y, sobre todo, de Rabat con Madrid. La ruptura de las negociaciones en 2001, tras casi un año largo de conversaciones a cara de perro para intentar prorrogar el acuerdo pesquero de 1995-1999, ensombreció las relaciones de Marruecos con la Comisión Europea y supuso un duro golpe para la flota española, la más beneficiada por el acuerdo más importante que Bruselas haya suscrito nunca con un país tercero.
La lucha antiterrorista y contra la inmigración ilegal, entre otros asuntos, ha facilitado el acercamiento de Rabat con Bruselas en los últimos años. Las relaciones con Madrid fueron, paralelamente, más tortuosas. El Gobierno de Aznar acrecentó paulatinamente sus diferencias con Rabat en una política de distanciamiento que culminó con el enfrentamiento de la toma de Perejil en 2002. Sólo la llegada del Gobierno socialista fue capaz de desbloquear una situación que ha permitido retomar las cruciales negociaciones pesqueras.
La pesca artesanal española se verá muy beneficiada. Madrid lo considera satisfactorio, una vez reestructurada la flota y dado que muchos de los buques han constituido sociedades mixtas con el país vecino, de modo que pueden ya faenar en aguas marroquíes. Un centenar de barcos, sobre todo de Andalucía y de una población como Barbate (Cádiz), que sufrió especialmente el cierre del caladero marroquí, podrán volver a esas aguas en las que se proveían, fundamentalmente, de sardinas y boquerones. Será un balón de oxígeno para un sector con muchas dificultades; la peor, la ausencia de pesca por la sobreexplotación irresponsable del fondo marino.
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