Blair lamenta la muerte del ciudadano brasileño, pero defiende a la policía
Scotland Yard admite que la víctima murió de siete disparos en la cabeza y uno en el hombro
Tony Blair se declaró ayer "desesperadamente afligido" por la muerte del brasileño Jean Charles de Menezes, de 27 años, que recibió siete tiros en la cabeza y uno en el hombro al confundirlo la policía con un presunto suicida. Pero el primer ministro, que compareció en Downing Street junto a su homólogo francés, Dominique de Villepin, defendió sin ambages a las fuerzas de seguridad y les ofreció todo su apoyo. Blair y De Villepin acordaron impulsar cuatro medidas conjuntas de apoyo mutuo contra el terrorismo, que esperan compartir con Alemania, Italia y España.
La trágica muerte de Jean Charles de Menezes, el viernes pasado en el metro de Stockwell, sólo ha levantado una polémica a media voz en el Reino Unido. La serie encadenada de disculpas, desde la policía al primer ministro, pasando por los titulares de Interior y Exteriores, ha ido siempre acompañada de palabras de apoyo a la policía. Incluso Liberty, la activa asociación de defensa de las libertades individuales, ha aceptado que la policía trabaja en condiciones particularmente difíciles estos días y no son muchas las voces que se alzan contra las directrices de disparar a matar que han recibido las fuerzas de seguridad.
Sólo las asociaciones musulmanas han puesto el grito en el cielo denunciando que cualquier sospechoso que corra a coger el metro o que porte una bolsa o una mochila está en peligro de muerte. Los musulmanes se están desmarcando de Blair: según una encuesta que hoy publica The Guardian, el 80% de los musulmanes británicos considera que la guerra de Irak es una de las razones de los atentados en Londres, una hipótesis que el primer ministro rechaza tajantemente.
También protesta la familia de Menezes, que va a denunciar a la policía y sigue sin recibir respuesta pública a la gran pregunta: ¿por qué, si la policía sospechaba de Jean Charles de Menezes, no le detuvieron antes de que entrara en el metro y, sobre todo, por qué le dejaron subir a un autobús si pensaban que llevaba una bomba? El jefe de la diplomacia británica, Jack Straw, que recibió ayer a su homólogo brasileño, Celso Amorim, prometió una indemnización para la familia del joven.
Blair se declaró "desesperadamente afligido por la muerte de una persona inocente". Pero añadió a renglón seguido: "Tenemos que entender que la policía está haciendo su trabajo en circunstancias muy, muy difíciles, y es importante que les demos todo nuestro apoyo y que entendamos que, si las circunstancias hubieran sido diferentes y, por ejemplo, hubiera resultado que se trataba de un terrorista y no hubieran entrado en acción, habrían sido criticados en sentido contrario". "Creo que, al mismo tiempo que expresamos nuestro pesar por la muerte que ha ocurrido, es importante que apoyemos a la policía y le permitamos hacer su trabajo de proteger a la gente".
Las palabras de Blair, por secas que parezcan, reflejan un sentimiento bastante extendido en el país, en el que parece aceptarse el principio de que la policía ha de disparar a matar si cree que tiene enfrente a un potencial suicida a punto de accionar una bomba. El problema es que De Menezes no era un suicida, no llevaba bomba alguna y podía haber sido detenido mucho antes.
Blair hizo esta defensa de las fuerzas de seguridad tras almorzar con el primer ministro francés, Dominique de Villepin, en el marco de los contactos que va a mantener con el conjunto de los jefes de Gobierno de la Unión Europea, que el Reino Unido preside hasta final de año. En la agenda hubo cuestiones europeas, pero la lucha contra el terrorismo ocupó un papel preeminente.
De Villepin garantizó "la solidaridad y la amistad del pueblo de Francia en estos momentos difíciles". "Como europeos, sabemos cuál es la solución: acción y más cooperación, y eso es exactamente lo que pretendemos hacer en las próximas semanas y meses". Y detalló luego los términos de esa cooperación, que en buena medida ya se está negociando a nivel comunitario o en el llamado G-5, el grupo informal que forman Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España. "Ante todo, mejores intercambios de información sensible sobre yihadistas". Segundo, mantener "durante varios años" los datos de telecomunicaciones para investigar los posibles contactos entre grupos en el pasado. Tercero, estudiar "cómo proteger los lugares más vulnerables y especialmente el transporte público". Y, cuarto, luchar contra "el islamismo radical que se está erigiendo en nuestros países dirigido a los más jóvenes y los más débiles".
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