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Reportaje:ATENTADOS DE LONDRES

El sueño de una casa en el pueblo

La madre de Jean Charles de Menezes: "No consigo perdonar al policía que le mató"

Juan Arias

Brasil, un país pacífico y resignado, ha reaccionado más con dolor que con rabia a la muerte del joven Jean Charles de Menezes, de 27 años, alcanzado por siete disparos a la cabeza en el metro de Londres. Los padres de Jean Charles, gente pobre y humilde de la pequeña localidad de Gonzaga, en el interior del Estado de Minas Gerais (lindante con Río de Janeiro) sólo piden ver los restos mortales de su hijo y darles sepultura en el cementerio del pueblo que lo vio nacer. "Ver su cuerpo ya nos va a consolar un poco", dijo ayer el padre del joven, Matosinho Otoni da Silva albañil de 66 años.

La familia, que como único gesto de protesta hizo escribir en la pared de su casa, "Inglaterra es el terror. Jean es un ejemplo de honradez desde su cuna", podría tener ahora una razón de consuelo. Una de las abogadas más involucradas en la defensa de los derechos humanos, Gareth Peirce, quien visitó el hotel donde se hospedan los primos de Menezes, podría encargarse del caso del joven brasileño.

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Jean Charles tenía desde niño el sueño de ser un buen electricista. María Gomes de Oliveira, su maestra, cuenta que fue siempre un niño inteligente y curioso. Su gran ilusión era reparar radios y vivía inventando cosas. Para poder ser electricista hizo un curso por correspondencia. Sin posibilidades de trabajo, como la mayoría de los jóvenes de su pueblo, Menezes quiso probar fortuna en el extranjero. "Nuestra vida va a cambiar", le dijo a su madre tras un abrazo antes de irse a Londres.

En la capital británica trabajaba como electricista, tenía visado y en los tres últimos años de vez en cuando volvía a su pueblo cargado de regalos para familiares y amigos. En Londres, últimamente, quería comprarse una moto para no tener que ir a trabajar en metro. Todos, en su pueblo, desde sus profesores hasta sus amigos, describen a Jean Charles como un muchacho alegre, simpático, con voluntad de triunfar y de probar fortuna en el extranjero para huir de la pobreza.

Quien más ha demostrado su intención de no dejar pasar la muerte de Jean como una simple fatalidad es por otro lado su primo Alex Pereira. Vivían juntos en Londres y fue él quien reconoció el cadáver. La madre de Jean Charles, María Otoni de Menezes, de 60 años, mujer pobre de aldea y ahora sin consuelo, ha sido firme en la condena de quién mató a su hijo inocente: "Espero que el policía sea castigado como se merece", dijo ayer. Y añadió, con dignidad de madre: "Para mí ese policía fue un cobarde. No actuó con honradez. Actuó como un mal policía. Arrancó la vida de un inocente. Acabó con la vida de Jean, con la mía y con la de mi marido. No consigo perdonarle".

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Jean Charles había estado en su pueblo para abrazar a sus padres y amigos el 7 de enero pasado con ocasión de su cumpleaños. Permaneció tres meses, pero viendo que le era difícil ganar dinero volvió a Londres para juntar una pequeña suma y cumplir su sueño: comprar una casa en el pueblo y ayudar a sus padres a "ser menos pobres".

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