_
_
_
_
_
Reportaje:

Bodegas Arlanza recupera los viejos majuelos castellanos

La cooperativa se erige en valladar contra la eliminación del viñedo

Cuentan los viejos del lugar que, en el pasado, las tierras del Arlanza, donde se ubican los orígenes de Castilla, eran un inmenso campo dominado por los viñedos para el consumo propio y las bodegas familiares. Con el pasar de los años, con la caída de la demanda y la desertización de los pueblos, los cereales se fueron comiendo las superficies de majuelos hasta reducirlos a la mínima expresión.

Esta situación de abandono y arranque de las superficies de viñedos en la ribera del Arlanza, desde el Monasterio de Silos en Burgos hasta las tierras de Palencia, se ha transformado sin embargo en los últimos años gracias al trabajo y, sobre todo, al empeño de un reducido grupo de viticultores en el seno de la cooperativa Arlanza, en Lerma. El primer paso fue la constitución de la Bodega Arlanza, para seguir con un proceso aún por concluir para conseguir la Denominación de Origen para sus vinos. "Hoy", señala el presidente de la cooperativa, Jesús María Hontoria, "se han paralizado los arranques, se están poniendo nuevas plantaciones, se ha acometido un gran proceso de reestructuración y, sobre todo, se está volviendo lentamente a fijar la población en los pueblos gracias al viñedo".

La superficie por socio es de dos hectáreas con un rendimiento medio de unos 3.500 kilos por hectárea, lo que hace posible un gran control de la uva
Con una producción de 600.000 botellas, la bodega castellana pretende seguir una política de oferta limitada basada en la calidad

Los vinos de la Ribera del Arlanza iniciaron su presencia en el mercado bajo el seguimiento y control de la Asociación de Vinos de la Tierra. Ahora han pasado a la denominación de Vinos de Calidad, y para la próxima campaña se espera que esas superficies tengan la Denominación de Origen.

En los últimos cinco años, la zona ha pasado de ser una entelequia en el vino a contar ya con una docena de bodegas sobre una superficie de unas 400 hectáreas de viñedos, donde dominan las cepas viejas, con las variedades de tempranillo, garnacha y mencía, y una parte muy reducida de cavernet, con unas producciones máximas para calificar de 7.000 kilos por hectárea en tintos y hasta 10.000 kilos en blancos de la variedad albillo.

Bodega Arlanza es la bodega más grande de la zona, y además la única entidad cooperativa y motor en el desarrollo del sector del vino en la ribera. Actualmente cuenta con medio centenar de socios viticultores, con una superficie de 90 hectáreas de viñedos viejos, a las que se suma otra veintena de hectáreas de viñedos jóvenes tras un importante proceso de reestructuración acometido en los últimos años.

La superficie media por socio es sólo de entre dos y tres hectáreas, lo que permite un riguroso control desde la viña a la bodega. Dadas las características de esas cepas, la producción media es sólo de unos 3.500 kilos de uva para una producción de sólo 600.000 botellas que ya, antes de contar con una Denominación de Origen, ha logrado premios como el Manojo de oro en la comunidad autónoma por un crianza 2002 y medalla de oro en Bruselas por un crianza 2001 con su marca insignia Dominio de Manciles.

La gama de oferta va ya del joven a los reservas, con ventas en España y en mercado incipientes como México, Alemania y Estados Unidos. La apuesta pasa por la calidad y producción limitadas.

Jesús María Hontoria.
Jesús María Hontoria.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_