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La Bienal premia la arquitectura de autor

Una exposición reúne en Comillas los 34 mejores edificios realizados por españoles en los últimos dos años

La VIII Bienal de Arquitectura Española arrancó ayer con la inauguración en Comillas (Cantabria) de la exposición que reúne los mejores edificios de los últimos dos años y la entrega del Premio Manuel de la Dehesa al estudio barcelonés EMBT Arquitectes por el Parlamento de Escocia, en Edimburgo. La presidenta del certamen, Dolores Alonso, destacó que en este premio y en el Enric Miralles para arquitectos emergentes, otorgado a Eduardo Arroyo por el estadio de fútbol de Lasesarre (Barakaldo), el jurado ha valorado "la arquitectura de autor y la mirada personal" del proyectista. En el caso del accésit, la Planta Fotovoltaica de Barcelona, se ha premiado la aportación de materiales, como las placas solares, que antes preferían ocultarse.

Como ha sucedido desde que Ernest Lluch, que fue rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), asesinado por ETA en 2000, impulsara la creación de una Bienal de Arquitectura, la exposición con los 34 proyectos seleccionados comenzó su camino ayer en Comillas. El palacio de Sobrellano de esta localidad cántabra acogerá la muestra hasta principios de septiembre para después iniciar un viaje por diversas ciudades españolas.

La característica principal de la exposición es que ha sido diseñada para que pueda ser entendida por personas no expertas en arquitectura. Tiene un diseño vanguardista, formado por 15 formas ovoides de metacrilato. En su interior cuelgan las fotografías que resumen los proyectos. Hay un ovoide para cada uno de los ganadores y los proyectos finalistas se reparten en los 12 restantes. Del techo cuelgan los catálogos de la exposición, abiertos a modo de árboles.

La Bienal de Arquitectura Española es una iniciativa conjunta del Ministerio de Vivienda, el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, la Universidad de Alcalá y el Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria, entre otros organismos. Es la primera ocasión en la que el comité organizador elige a una mujer, Dolores Alonso (autora del Instituto Valenciano de la Infertilidad y de la Escuela Politécnica de Alicante), como directora. Alonso afirmó ayer que quiso elegir un jurado "variado, que pudiera aportar diferentes visiones", en el que destacan Victoria Acebo, José Morales, Andrés Perea y Joan Roig.

Lenguaje personal

El premio Manuel de la Dehesa ha recaído en los arquitectos Enric Miralles y Benedetta Tagliabue del estudio EMBT Arquitectes, por su proyecto del Parlamento de Escocia. A juicio de Alonso, el jurado ha premiado una "arquitectura de autor, un lenguaje personal y definido". En el proyecto "domina la complejidad material y formal", "responde a temas muy específicos del lugar" y, en resumen, "está muy bien resuelto".

Enric Miralles, que falleció en 2000, será reconocido doblemente en esta edición, no sólo por el Parlamento de Edimburgo, sino porque el premio para profesionales menores de 40 años de la Fundación Caja de Arquitectos lleva su nombre. Este galardón ha sido para el arquitecto bilbaíno Eduardo Arroyo, por su diseño del estadio de fútbol de Lasesarre, en Barakaldo. Según la directora, en este proyecto destaca "la mirada personal" del arquitecto que, dentro de un programa convencional, "aporta soluciones distintas e inesperadas". Alonso puso como ejemplo la cubierta de luz ligera que no se ha empleado con anterioridad en otros estadios. "Abre nuevos caminos de trabajo", destacó.

Eduardo Arroyo, junto con Federico Soriano, ha dirigido estos días el curso Talento y talante en la UIMP, que se engloba en las actividades de la Bienal. Entre clase y clase, comentó que ideó el estadio pensando que el fútbol debería dejar de ser una "religión, con espectadores y gladiadores". Por eso, diseñó un campo que sube por las gradas desdibujando los límites entre los aficionados y los jugadores. Arroyo considera que el edificio ha servido para "devolver la ilusión a una población torturada por el paro".

Nuevo material

La mención especial del jurado al proyecto Explanada Fórum 2004 y Planta Fotovoltaica de Barcelona, de José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres, plantea una línea arquitectónica diferente. Lo que se ha premiado, a juicio de la directora, es que aporta "un material nuevo, la estación fotovoltaica, que antes era de segundo orden y se trataba de esconder, lo que abre caminos nuevos de trabajo".

Es la Bienal, después de la sexta edición, a la que más trabajos se han presentado, 392. Además, se han seleccionado más obras que en ediciones anteriores, 34. Ha sido una decisión más "democrática", a juicio de Alonso, porque se han escogido algunos proyectos de jóvenes arquitectos "no del todo consistentes, pero sí muy interesantes porque contienen miradas nuevas". También es la primera vez que se exponen los nueve mejores proyectos de fin de carrera, dando una oportunidad a los recién licenciados de dar a conocer su trabajo.

Entre los finalistas -es obligatorio que sean españoles que hayan realizado obras dentro o fuera de España o extranjeros con obras en España- destacan proyectos tan diversos como el Museo de Arte Contemporáneo de León (Musac), un centro de atención primaria en Girona, una piscina flotante sobre el río Spree en Alemania, una vivienda en Sanxenxo (Pontevedra) y la casa sacerdotal de Plasencia. A juicio de la directora, la arquitectura española destaca por "una variedad de actitudes y pensamientos, que no van en una única dirección" y que sobresalen por tener un nivel "muy alto" reconocido tanto en España como en el exterior.

Imagen del proyecto de Eduardo Arroyo para el estadio de Lasesarre en Barakaldo.
Imagen del proyecto de Eduardo Arroyo para el estadio de Lasesarre en Barakaldo.
Vista del conjunto del Parlamento de Escocia, realizado por el estudio barcelonés EMBT.
Vista del conjunto del Parlamento de Escocia, realizado por el estudio barcelonés EMBT.

Joven pero con mucha experiencia

Eduardo Arroyo recibió ayer el Premio Enric Miralles que el jurado de la Bienal de Arquitectura otorga a los arquitectos menores de 40 años. Este galardón significa para él "un reconocimiento a una labor de muchos años de lucha en una dirección comprometida de servicio a la sociedad". Pero, aunque se siente "agradecido" con el premio, considera que debería repensarse que se considere joven a un arquitecto sólo por la edad: "Es sospechoso que le den un premio de joven arquitecto a una persona que lleva 20 años en la profesión".

Reconocimientos no le faltan al arquitecto bilbaíno, acreditado por obras como la Plaza del Desierto, en Barakaldo, y que concibe la arquitectura como una forma de "ayudar a que la gente viva mejor". "Un arquitecto no es un mero creador estético, tiene que encontrar soluciones", añade. Pero esta filosofía, en su opinión, no la comparten muchos de los arquitectos españoles. Se siente "como en una isla" entre una generación de profesionales ligados al movimiento moderno y un grupo de jóvenes preocupados por la arquitectura en su relación con el medio ambiente. Incluso cree que "la arquitectura española entendida en el sentido tradicional ha llegado a un tope". Por eso le genera "cierta alegría" que en los presentes galardones se haya seleccionado un tipo de proyecto que "no estaba presente en selecciones pasadas". "Es como abrir una puerta a la gente que está investigando y proponiendo nuevos caminos", afirmó.

Arroyo considera que la profesión se está desvirtuando debido a los arquitectos, "técnicos domesticados", que se pliegan a los intereses de los promotores. En referencia al título de un curso que imparte, considera que el talento y el talante de los promotores españoles "son muy bajos". A las administraciones públicas "se les nota mejor talante", dijo, ya que construyen promociones "mucho más interesantes que las privadas, que no tienen casi ningún valor excepto el económico".

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